La reflexión de hoy requiere, de una
manera especial, conocer los textos
previamente, con ciertos detalles, no de pasada.
Por eso, una vez más, pienso debemos
comenzar leyéndolos de entrada. Por eso lean el texto y después el comentario y
a continuación haga lo mismo con los siguientes.
La primera lectura, 2º Crónicas
36, 14-16.19-23, nos habla de la situación de los israelitas en el
destierro de Babilonia y emplea los términos desolación y 70 años (caigan
en la cuenta: el 7, la semana completa,
70 , veces,,, 7 = perdonar). En la segunda parte narra el edicto de Ciro, rey
de Persia por el que el pueblo de Israel recobra la libertad y puede volver a
su tierra, reintentar el empeño de conseguir su identidad.
El Salmo 137trata de las desdichas, la desolación, la angustia del pueblo de
Israel viviendo en cautiverio, en los canales de Babilonia, donde la vida es de
angustia y exclaman estar lejos de la paz, lejos de la tierra que les había
sido prometida. Les había cambiado la vida. Os invito a que escuchéis los siguientes cantos.
La segunda lectura de Efesios 2,
4-10, es una nueva forma de presentar el Edicto de Ciro: Por pura gratuidad
de Dios, estamos salvados: Porque estáis salvados se os ha dado la salvación
por la fe .
Y llegamos por fin al Evangelio
Jn. 3, 14-21. El pueblo de Israel tuvo que emprender el retorno, un nuevo
éxodo, y acometer la reconstrucción. El
Evangelio nos dice que esta reconstrucción se ha de realizar transitando por el crucificado para
llegar a la resurrección. No porque Dios ame el sufrimiento sino porque es
necesario romper con los poderes que engendran muerte (aunque a mi me pueda
proporcionar placer y venir bien), muerte en mi y en los otros, muerte en la
realidad colectiva y en la realidad social.
Estamos ahora viviendo en una especie
de destierro. El destierro significa, teológicamente, el kairós, tiempo de Dios para la conversión.
Ahora decimos muchas veces que la
pandemia nos ha cambiado la vida. ¿Seguro?.
¿Nos ha cambiado para hacer lo mismo?
¿Nos ha cambiado para desbocarnos más en sálvese quien pueda?
Situémonos en nuestro momento
histórico no como época de fatalismo apocalíptico y castigo de Dios sino, desde
ese cambiarnos la vida, llorando junto a los canales de Babilonia para comprometernos
con un retorno que humanice y , nos humanice más, que ponga al ser humano en el
centro de la historia, de mi historia, y no en que intente que la historia gire
en torno a mi. Que desnudos en las UCI y en la temerosa espera frente a un
mañana incierto que se nos está yendo, sepamos tomar conciencia, hoy, para un
mañana hasta donde nos llegue a cada uno, ligeros de cosas y vestidos de
transparencias de lo que somos y de la vida por la que luchar.
Un abrazo
José Luis
Molina
13 de marzo 2021
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