Tengo bastantes años y mi memoria,
sin presunción, creo que funciona
francamente bien.
Por eso aún recuerdo, y lo recuerdo
todos los años, en los tres días respectivos, el dicho aquél de “Hay tres jueves en e año que brillan más
que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión”.
Todo esto viene a cuento porque, en
esta semana, empecé a ponerme en
situación de oración y reflexión en torno al Corpus desde antes del jueves.
Además en Toledo, Sevilla y Granada
se sigue manteniendo en jueves como fiesta brillante, con declaración oficial de “Interés Turístico
Nacional”. También en Zahara de la Sierra y El Gastor está declarada de interés
turístico.
Pues bien, como ya he dicho, con
tiempo empecé a buscar elementos desde donde apoyar mi reflexión y hacer
oración.
Lógicamente, como de costumbre, en
primer lugar me fui a los textos. De ellos entresaco los fragmentos que siguen
a continuación.
Del Éxodo 24, 3-8: “… Moisés tomó el
documento de la alianza y se lo leyó en alta voz al pueblo, el cual respondió:
Haremos todo lo que manda el Señor y le obedeceremos.
Moisés tomó la sangre, roció al
pueblo diciendo: esta es la sangre de la alianza que hace el Señor con
vosotros”
Y de este texto subrayo, a continuación,
como datos importantes:
· Ofrecimiento de un proyecto por parte de Dios (su voluntad)
· Aceptación del pueblo.
· Alianza en la sangre.
(La alianza DE DIOS con la
humanidad siempre se ha
expresado con este esquema.
Y en el evangelio de Marcos 14, 12-16.22-26 se repite lo anterior pero
superándolo de manera radical y absoluta: “… Tomad, esto es mi cuerpo. Les dio
la copa, bebieron y dijo: Esta es mi sangre, sangre de la alianza derramada por
todos”
Es una alianza de
comunión porque además no es individual: El pueblo se define singularmente pero
la tarea “Haced esto…” es realidad colectiva de comunión.
Después de lo anterior
busqué rastro de todo esto en la realidad.
Me detuve en las
Primeras Comuniones (mayoritariamente también la última) y me da como que no.
Esto me evoca a fiesta, regalos, peso sociológico y cultural, pero no me huele
mucho a pan compartido y a mesa redonda donde quepan todos.
Seguidamente me fui a
publicaciones especializadas, focalizadas , precisamente, en el jueves grande
en Toledo, Sevilla, Granada.
La información, ya
conocida habla de mitras, cabildo, autoridades políticas y militares,
custodias (indudablemente obras de arte,
costosísimas – costaron sangre y vida de muchos nativos para obtener el oro y
la plata-), exposición en atrios solemnes (no solo van a ser alfombras rojas).
Todo ello hablaba a gritos, gritaba deseos y añoranzas de un pan eucarístico y
una sangre de alianza poderosa y con poderío que no tiene muchos nexos con la
de la columna, las piedras del enlosado, las de las calles de Jerusalén o la
que se derramó como unción desde el costado
Tampoco estos datos me proporcionaban un ESTAR DONDE DEBE SER… : Solemnidad,
primeras autoridades, ( A aquella cena de Jerusalén no asistió ni el Sanedrín,
ni Poncio Pilato, ni hubo guardias ni centinelas,…) Me supo a escaparate,
idolatría, ostentación de poder, etc.
Seguí buscando y encontré estas dos
canciones que adjunto también. Ya las conocía.
Las he oído varias veces. Con ellas
si he orado. Ellas si me muestran lo que Dios propone, me propone, nos propone.
Y sin olvidarme de mi historia, he mirado la que es presente y la que espera para serlo.
Toledo, Sevilla, Granada, bellas
ciudades de las que hoy paso de largo.
Vuelvo a oír las canciones teniendo
muy presente el domingo del Corpus, el primer día de la semana y, el lunes, es
muy buen día para la tarea.
Nos vemos. No se nos olvide el
despertador.
José Luis Molina
6 de junio 2021
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