lunes, 14 de junio de 2021

IR MÁS ALLA DE LAS PARÁBOLAS

 


Hoy me quedo, para esta reflexión, con el final del exto del evangelio.

“Les hablaba en parábolas.

Con los discípulos, luego, hablaba y les explicaba lo que había dicho”

Esto que os cito del evangelio pareciera que no encierra ninguna dificultad, pero, sin embargo, es de suma importancia.

Vamos a ir viendo:

Hablar en parábolas.

En el mundo oriental, la comunicación verbal tiene, entre otras muchas algunas características. Normalmente nunca se va al grano directamente. Se habla con rodeos, como si estuviéramos dando vueltas espirales de aproximación al tema.

La comunicación verbal es fluida, espontánea, callejera y puede improvisarse un auditorio en cualquier momento y en cualquier lugar: calle, plaza, zoco, y , por supuesto sin tener datos de quienes escuchaban.


En la comunicación verbal, sobre todo cuando el interlocutor gozaba de autoridad moral, tenía carácter proverbial: Se solía terminar con un final sentencioso, conclusivo y resolutivo. Por ejemplo, a la adúltera: Mujer, nadie te ha condenado. Yo tampoco te condeno. Vete y no peques más. O este otro: Mirad los lirios del campo, ni hilan ni tejen…



Y todo se vehiculaba con un relato, una historia, un ejemplo, normalmente inventado por el que narraba: Es decir, una parábola.

Así era,(¿y es?), la comunicación en la cultura oriental. De esta manera estaba al alcance de todos los oyentes pues además eran elementos comunes los de los ejemplos. Esto tenía una gran importancia: Quienes lo oyeran, si buscaban entender con buena intención, era fácil lograrlo. Si otros, por el contrario, podían estar prestos para la difamación, la denuncia, el ataque, era más fácil sortearlos.



Por eso es importante la otra parte de la referencia en la que me he fijado hoy:

Luego Jesús, a sus discípulos (sus amigos), interesados en lo que él es decía, se lo explicaba detenidamente.

¿Por qué le he dado importancia a este detalle para hacer mi reflexión de hoy?. Por una razón. Porque me parece que frecuentemente, cuando nos situamos frente a una parábola nos faltan elementos o pasos en e proceso. Por ejemplo, quien haya sido testigo de como florece el desierto con la lluvia (Sam 125) podrá entender el valor y la belleza de la vida, en apariencia insignificante, floreciendo cuando en ella vertemos nuestros esfuerzos como riego. Y así, podríamos ahondar en las bienaventuranzas.



Pero, sobre todo, creo que corremos el riesgo de quedarnos en blanco si nos llega el relato, le sacamos la moralina pero no lo convertimos en un traje nuestro. Y esto significa interpretar los elementos de la parábola aplicándolos a nuestra realidad personal y comunitaria.

Por eso , hoy, termino deseando escuchemos siempre las parábolas con nuestra dirección completa: nombre y apellidos, dirección, distrito postal , localidad,…

Recibamos el mensaje y personalicémoslo.

Un abrazo

                             José Luis Molina

                                       13 de junio 2021

 

 

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