Clamamos por un mundo más justo
CLAMAMOS POR UN MUNDO MÁS JUSTO
COMUNIDADES CRISTIANAS POPULARES, luisangel.aguilar@gmail.com (c.e. portavocía)
ESPAÑA.
ECLESALIA, 21/06/21.- Ya sabemos que el capitalismo lleva en su ADN la desigualdad y la injusticia, porque se basa en acaparar riqueza (unas pocas personas) a costa del empobrecimiento de otras muchas. Los paraísos de los países ricos se han construido sobre los infiernos de los países pobres.
Pero el actual neoliberalismo globalizado, financiero y especulativo, ha llevado la desigualdad a extremos insoportables: el 1% más rico acapara el 99% de la riqueza mundial: oligopolios de las grandes corporaciones aumentan exponencialmente sus beneficios y dejan en la cuneta a millones de ser humanos condenados a una vida y una muerte inhumanas.
La crisis de la actual pandemia del COVID-19 ha agravado aún más esa desigualdad: algunos millonarios se han hecho más ricos, y especialmente las grandes corporaciones farmacéuticas y los fondos de inversión que están detrás, se han beneficiado descaradamente con miles de millones… a costa de la salud de la población y con la complicidad de los países ricos (Europa y USA, especialmente) con el tema de las vacunas, acaparando el 75% y sobre todo no permitiendo la liberación de las patentes que haría posible que las vacunas llegasen a todo el mundo.
Las Comunidades Cristianas Populares del Estado español (CCP) denunciamos este sistema injusto que prioriza la economía sobre la vida y las personas. “Un sistema que mata” como dice el Papa Francisco. Un sistema incompatible con la vida (un “necro-poder”), incompatible también con el cuidado del Planeta como Casa Común y con los Derechos Humanos de toda la humanidad, en primer lugar el derecho a la vida, pero también a la salud, la tierra, a migrar…
Exigimos la liberación de las patentes de las vacunas del COVID-19, para que puedan ser fabricadas a precio de costo y distribuidas gratuitamente a toda la población mundial. O toda la población está a salvo o nadie estaremos a salvo. No solo por egoísmo sino por solidaridad y humanidad.
No nos olvidamos de las otras pandemias que azotan el mundo. Especialmente el hambre y la vida infrahumana de millones de personas. La violencia, especialmente en las guerras y los 72 conflictos armados activos actualmente. La violencia contra las mujeres, las violaciones y feminicidios y la discriminación de género.
Ante tanta desigualdad e injusticia, clamamos por un mundo más justo, humano y solidario. El mensaje papal de hermandad universal nos parece una exigencia ética más allá de connotaciones religiosas. Sólo soñando la utopía de otro mundo posible podemos transformar este.
Y ya se están dando realidades pequeñas pero esperanzadoras de cuidado del Planeta, de cuidados de la vida, de defensa de los Derechos Humanos… La igualdad se abre paso con el feminismo, con la solidaridad y el trabajo por un mundo más justo (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
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