domingo, 11 de julio de 2021

OTRA DE PROFETAS

 




El año litúrgico, en este tiempo ordinario, nos sigue presentando la dimensión profética del creyente como algo esencial, básico e ineludible en su realidad como tal.

El domingo pasado, con uno de ustedes con los que comparto mi reflexión, aparecía que al profetismo, en ciertos momentos se le dotaba de características ambiguas, erróneas etc.

Por eso es interesante que los textos de hoy nos coloquen frente a él para definir, al menos, algunas de esas características. Y eso vamos a intentar hacer. Ahí va:

 

En primer lugar, y desde un sentido etimológico del hebreo, profeta es el que mira  a través de Dios, el vidente, no  adivino, sino que mirando la realidad a través de Dios interpreta y habla de parte suya.

No se nos olvide que todos los bautizados lo hemos sido con el vínculo profético. No valen discursos justificatorios de que no veo, etc. Para eso hay gafas. De que no sé  interpretar: para eso existe la formación, la oración y la comunidad. También a estos tres espacios los hemos cargado, muchas  veces, de lo que no es.

Sigamos: El profeta se sabe mandado, se siente que, en los planes de Dios,  en su proyecto, le toco “esto” o “aquello”. Casi nunca, nunca, va porque le gusta, por capricho, para ganarse la vida, para hacer carrera. Todo lo contrario. Tienen, en muchísimas ocasiones, que romper con ese “estatus quo” que uno se ha construido. Y eso le da libertad frente al miedo, la presión social, lo política o eclesialmente correcto,… (Vean Amós 7, 12-15).

No se trata de vivir del profetismo vendiendo profecías,  ganándose un puesto social o religioso.

También hay que ser clarividentes con uno mismo: Si la tenencia, el acumular, la casa, los afectos, te frenan u obstaculizan ir, suéltalos.

Mirar y vivir la vida con gratuidad y responder con generosidad, otra característica  profética

Pero recordemos lo de “hic Rhodus, hic salta”. No se trata de pregones sino de intervenir, implicarse en aquello que requiere del ejercicio del profeta.

Y es bueno el otro: los mandó de dos en dos: para apoyarse, para discernir buscando mayor objetividad, no aplausos de próximos.

Desde ahí, desde lo anterior, Pablo podrá decir lo que hemos escuchado: “vosotros, que habéis escuchado la palabra de la verdad, el Evangelio de vuestra salvación, habéis sido marcados por Cristo con el Espíritu Santo prometido para liberación de su propiedad..

Que todo esto nos anime.

Un abrazo

José Luis Molina

11 de julo del 2021

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