miércoles, 28 de julio de 2021

LA HISTORIA SIRVE, VALE, CUANDO EN EL PRESENTE HACE APUNTAR EL FUTURO CON COHERENCIA

 


 

 

Veintiún siglos llevamos de cristianismo.

Un cristianismo que comenzó en la clandestinidad. Estaba mal visto, era perseguido desde el principio mismo.

Y todo eso, ¿por qué?

En Israel  porque en Jesús aparecía la imagen de un Dios que no interesaba para el tinglado religioso. El Dios de Jesucristo, el Todopoderoso, se hace presente en el mudo, actuaba en el mundo, desde la sencillez, la humildad, la solidaridad, el servicio, la frontalidad, siendo contrario al dominio por el poder, por las influencias de los que se iban encaramando en pedestales. Se puede decir que el mayor enemigo del Dios de Jesucristo era la religión judía

Posteriormente sigue siendo perseguido por el Imperio Romano: Empezó a insertarse en los estratos más bajos, más humildes, más humillados de aquella sociedad, convirtiéndose en chivo expiatorio del poder político cuyos cimientos podían ser atacados, corroídos, por una concepción diferente de la humanidad. La oposición de Roma no era religiosa, sino política, económica y social. Pero, al mismo tiempo, el evangelio de hoy nos descubre que, a pesar de los pesares, a pesar del testimonio de Jesús , de la experiencia vital con él, entre los seguidores estaba también presente, como pecado, el afán de medrar, de utilizar la religión y a Jesús para labrarse un porvenir de poder, riqueza, dominio. Querían estar cerca de Dios para tener la sartén por el mango.

Y ese virus que andaba activo no fue abatido. Fue adquiriendo solidez y fuerza y asfixiando las energías de vida nueva del Reino.

De esta manera lo que empezó en la clandestinidad, en la exclusión, en la periferia, cruzó los siglos de la historia instalándose en el poder, haciendo maridaje y concubinato con el dominio y las desigualdades, poniéndose del lado de ls que ganaban y practicando y bendiciendo el tener más que el ser. Ocuparon el centro de las ciudades preocupados de conseguir beneficios acomodándose a las circunstancias de los tiempos, etc. De esta manera desapareció la confrontación y lo que tenía que ser reformado, modificó al reformador.




Y así los seguidores  de Jesús se quedaron sin pobres. Los pobres se fueron.

El Concilio Vaticano II levantó la voz y avisó proféticamente. Pero la que sigue optando por el poder a la derecha y a la izquierda, sigue persiguiendo. Y esta persecución legitima la profecía.

Bien, Y todo esto, ¿para qué?

¿Qué opinamos nosotros?

Les dejo unas preguntitas para la reflexión personal

·       ¿Educamos en las familias, en las catequesis, en los sacramentos, para ser “personas de bien que se labren un porvenir” a izquierda o derecha o para que entre nosotros no exista el dominio y la imposición del poder?

·       ¿Educamos (familia, catequesis, grupos de fe, etc) para hacer opciones vitales de servicio, no de instalación?

 

Si el bautismo se propusiera en una madurez objetiva y en la evangelización sobre el mismo presentáramos el evangelio de hoy, pero en serio, profundizándolo, ¿qué ocurriría?

Delante de nosotros está la historia. Ánimo, adelante, para que sea una historia de salvación.

José Luis Molina

22 de julio 2021

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