domingo, 28 de agosto de 2022

¿DESCARADO O MALEDUCADO?



 

Me sigue sorprendiendo Jesús.

Es verdad que sabemos mucho de él pero, a veces, pienso que se queda en un conocimiento teórico. Porque, al menos yo, cuando me pongo frente a un Jesús real, de carne y huesos, no sublimado, metido en la realidad social de su tiempo, me sigue sorprendiendo y, una vez más de las miles de las miles que lo he hecho, me pregunto si realmente me pongo en actitud de asumir sus criterios y su actuar.

Me refiero, en primer lugar, a la forma y manera de comportarse y su libertad personal, si nos fijamos en el relato del evangelio (Lc14, 1.7-14).

Veamos:

Jesús acude a comer a casa de uno de los principales fariseos sabiendo que lo estaban espiando, observando, y que iban a mirar, con lupa, lo que hiciera y dijera.

Y tengamos en cuenta:  El ambiente donde se está metiendo es de gente que aspira a escalar puestos, ser importantes. Van vestido con el traje de fiesta de la apariencia y del  tener.

Ese ambiente, a poco que pensemos, sabemos no era muy conforme con Jesús.

Y, sin embargo, él va y no se le ve cortado, cohibido, o incluso molesto por el que dirán quienes le vean en semejante ambiente.

Pensemos un poco: ¿Qué haríamos nosotros en situación parecida?

Me parece que trataríamos de ser agradables, chistosos, seríamos correctos y no tocaríamos terreno resbaladizo y conflictivo. ¿No es cierto?.

Sin embargo Jesús no se calla. Como quien no quiere la cosa, no se calla. Y arremete dando su opinión e ilustrándola con una parábola. Y en esta arremetida ponía en entredicho a la distinguida sociedad convocada. Y al dueño, en vez de darle las gracias, le propone muy básica y llanamente, muy clarito, criterios de valor y actuación.

Y me da por pensar que ESTO ES EVANGELIZAR.

Si seguimos pensándonos en una situación parecida y, ahora,  no en el papel de Jesús sino como uno de los invitados, y recibiéramos de Jesús,   … o de Pepe, de Juana, de María, de Ángel, o de quien sea, un envite como el de Jesús, ¿cómo reaccionaríamos?.

 

Para terminar les propongo una dinámica.

A continuación, con relación al supuesto anterior de recibir  semejante envite, les propongo dos acciones:

 

1ª.- Marcar con una cruz  la que nos parezca se aproximaría a nuestro actuar.

2ª.- Subrayar la que consideramos sería la adecuada desde Jesús.

Las resoluciones sugeridas son:

·      Me callaría y bajaría la cabeza para pasar desapercibido y me quitaría del medio discretamente. (Vulgarmente “tierra trágame”)

·      Me enojaría, ofendidísimo, e incluso, sobre todo si me siento respaldado por los asistentes, no sería demasiado generoso con el interpelante. Lo tacharía de mi lista para que no repitiera nunca cuando dependiera de mi.

·      Ante el peso de las afirmaciones  y los criterios, manifestaría mi aquiescencia y me plantearía qué tendría que modificar en mi actuar, por coherencia.

Pues bien, saquemos cada uno nuestras propias conclusiones.

Un abrazo

José Luis Molina

28 de agosto del 2022


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