No nos engañemos.
Hay muchos perseguidos, acosados,
padeciendo violencia, etc, por causa de la fe en Jesucristo y su coherencia con
ella.
Y entre ellos, uno conocido de todos:
El Papa Francisco.
Por eso hoy, para este domingo, os propongo
reflexionemos sobre él y los criterios de valor con los que evangeliza.
El Papa ha defendido que según la
Doctrina Social de la Iglesia, el derecho a la propiedad privada no es
“absoluto” ni tampoco “intocable”, sino que tiene una función social, del mismo
modo que ha dejado claro que la justicia nunca podrá “cimentarse” en la
iniquidad que supone la concentración de las riquezas
Por tanto no podemos
decir, ni pensar, que yo, con mi dinero, puedo haíer lo que quiera y no tengo
que dar cuentas a nadie. Si a mi conciencia social y solidaria. Mi propiedad,
mi derecho sobre la propiedad de lo mío no puede ignorar ni ponerse de perfil
ante la realidad que conozco. Y es, desde el tenerla en cuenta, desde donde
concebir mis decisiones libres (opciones) sobre lo que poseo: ¿Cuánto?, ¿cómo?,
¿para qué? ¿cómo me permite ser concreto en la solidaridad? ¿Hasta donde lo
soy?.¿ Austero para poder tener una mayor cobertura para esta solidaridad? O,
¿austero para atesorar por tacañería o solo para “los míos” que sigue siendo
una forma de egoísmo?
El Papa ha recordado a los
empresarios que “su verdadera vocación” es “producir riquezas al servicio de
todos”. Con esta afirmación derrumba una
“dinámica elitista de constitución de nuevas élites a costa del descarte de
mucha gente y de muchos pueblos”. Alerta frente al peligro real de “olvidar
a los que han quedado atrás”. Esto
sería estar infestados de indiferencia egoísta. Es radical y concreto: “Una sociedad (creo
también se podría leer humanidad) no puede progresar descartando, no puede
progresar”.
Dice que desde el criterio de que la
vida es mejor (está mejor) si es mejor (está mejor) para mi, y que todo estará
bien si lo está para mí, se comienza y
se termina seleccionando a una persona
en lugar de otra, descartando a los pobres, sacrificando a los dejados
atrás en el llamado “altar del progreso”.
Afirma que el salario debe ser
suficiente para el sustento del obrero y su familia (vida digna) pero si
“obligado por la necesidad o acosado por el miedo de un mal mayor, acepta
condiciones más duras porque se lo impone el patrón o el empresario, es
soportar una violencia que clama justicia”
Por ello hay que luchar por los
avances sociales, laborales, de prestación y servicio público, pero no
conformarse y dejar de mirar con compromiso hacia donde no ha llegado pensando
que “ya les llegará” . Si no nos urge ocurrirá como con el tren de Extremadura:
Siempre llegará con retraso.
Estos criterios de Francisco y su
manera de desenmascarar estas situaciones contrarias al Dios que proclamamos,
solo serán aceptados sin peros ni rebajas
por aquellos pequeños del evangelio. Pequeños porque renunciaron al
dominio posesivo y exultante. Pequeño rebaño porque no serán muchos. Por tanto,
una iglesia multitudinaria que se sienta atacada por estas manifestaciones de
Francisco, no sirve porque no va a empequeñecerse para que los pobres crezcan y
haya nivelación.
Espero os sirva.
Un abrazo
José Luis Molina
7 de agosto del 2022
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