Hoy, en el evangelio, tenemos un
personaje muy conocido que a mi, personalmente, me cae muy bien: ZAQUEO.
Por ello os invito a que centremos en
él nuestra reflexión. Creo que puede aportarnos mucho.
Primero vamos a ir destacando sus
rasgos personales:
· Publeicano , es decir, recaudador de impuestos y transacciones comerciales no muy
claras.
· Además de publicano era jefe de los publicanos,es decir tenía otros publicanos bajo sus disposiciones.
· Rico,es decir, le iba bien el negocio beneficiándose de los
impuestos.
· Los publicanos, mal vistos por los judíos, eran puestos importantes en la
administración romana.
· Quiere conocer a Jesús. Ha oído de él,
sabe de él pero quiere tener experiencia de él.
· Pequeño de estatura. A juzgar por el tono del evangelio, casi enano.
· No consigue ver a Jesús, acercarse a él. Los obstáculos son grandes,
importantes, verdaderos obstáculos.
· Corre para adelantarse y vencer los
obstáculos y, un sicomoro, no se le rersiste.
Se produce el
encuentro, la experiencia de hablar, escuchar y ponerse ante Jesús (oración)y estamos frente a un milagro que llamaremos conversión.
Vamos ahora a mirar deteniéndonos
en las notas destacadas y lo que suponen
en el Zaqueo del evangelio y, al mismo tiempo, en paralelo, nos fijaremos en
“otros Zaqueos” a los que no debemos parecernos.
El Zaqueo del evangelio
sabe de Jesús, pero no lo conoce, sabe que eso no es suficiente, que necesita
toparse con él, y lo busca con empeño.
“Otros Zaqueos” también
saben de Jesús, y creen ya tienen bastante: le rezan, tienen imágenes y así ha
sido siempre, así van tirando, pero desnudarse frente a Jesús es otro cantar y
nunca aparece el momento oportuno.
Zaque es pequeño,
los impedimientos son grandes, pero pone ñeque,
empeño y se apresta con todos los recursos que tiene para lograr el encuentro:
corre, se sube a un sicomoro, estudia por donde va a pasar.
“Los otros Zaqueos” no
niegan lo que hay que hacer pero … hay peros: estoy cansado, soy mayor, los
deberes familiares sociales, económicos, etc, lo impiden, ocupa mucho tiempo,
hay otras cosas (casi siempre prioritarias). Es más , no niegan mantener
relaciones de encuentro siempre que no alteren el programa establecido.
Zaque no oculta lo que
es y sabe que, una vez producido el encuentro, la cosa no puede seguir igual.
Se produce el cambio, la conversión, le da la vuelta a la tortilla, es otro
Zaqueo. Es un Zaqueo resucitado. En “su casa” ha entrado la salvación.
Los “otros Zaqueos” han
acomodado la casa a lo que se pueda, no necesitan cambiar nada. Como el de la
semana anterior dan limosnas, rezan y
acuden a actos religiosos. No hace falta hacer tanto revuelo. En “sus casas”
dicen que ha comido y bebido el Maestro. Pero, eso sí, hay algo que no les
gusta y les preocupa: Se junta con gente de mal vivir, de sus ideas lo mismo:
hay que tener cuidado y cuidarse, da mucho que hablar y mal,… Total que , a
pesar de “tantas comidas” no cambian nada ,no lo necesitan.
Pero el Hijo del Hombre
que se para debajo del sicomoro, ha venido a buscar y proponernos salvación
y transformar la realidad en vida resucitada.
Sigue pasando por la
placita del sicomoro. No lo olvidemos. Y no nos quedemos desde arriba mirando.
No tengamos miedo de bajarnos.
José Luis Molina
29 de octubre del 2022
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