Bonito evangelio el de este domingo.
Un precioso evangelio bautismal.
Este texto, todo él, es una magnífica
catequesis previa al bautismo Pascual.
Evangelio que, entendiéndolo, te
sitúa frente al sentido profundo del bautismo.
Por ello, vamos a irlo desgranando de
a poquito para que nosotros también, con sentido cuaresmal, podamos situarnos
de frente a nuestro bautismo.
Vamos a ello:
Jesús llegó a un pueblo de Samaría:
· Es curioso: Jesús vuelta otra vez con los samaritanos: Un pueblo
sospechoso de sus prácticas religiosas. Excluido. Apartado.
· Esta escena podría haber ocurrido en Judea. Pero, ¿no sería que, entre
los judíos, creyentes de toda la vida, muy seguro de sus prácticas religiosas,
no habría disposición para el cambio, para la conversión? Estaban muy aferrados
y seguros de sus tradiciones y rechazaban la novedad (vida nueva, diferente)
que ofrece Jesús.
Esto ya sería bastante para nuestra
reflexión, pero podemos avanzar un poco
más.
Llega una mujer. Y aquí ya se rebosa
el vaso, se derrama y lo empapa todo.
· Una mujer y samaritana: Malo.
· Jesús no tiende reparo en acudir a ella para pedirle agua: Peor.
· Además de hablar con ella en
público (siendo mujer) y siendo samaritana (peor), se muestra recurriendo a
ella, mostrándole cansancio, debilidad.; Esto va poniéndose intolerable.
· Pero, además, está marcada, señalada, no es de buenas costumbres … y
muchas cosas más.
Jesús no cierra los ojos al momento
presente. Sabe como es. No se engaña. Lo asume frontalmente y entra en un
encuentro en profundidad con la persona,
la persona humana que es lo que a Dios le importa y rompe todo lo que pueda ser
impedimento.
Oportuno el evangelio. Llega a tan
solo unos días del sonoro 8 de marzo.
Y esta postura de Jesús en su 8 de
marzo particular nos tiene también que interpelar en el terreno de la fe.
Interpelarnos cuando la institución
religiosa, nuestra Institución, mira con reservas, posturas condenatorias y
excluyentes a la mujer.¡¡
Relegadas continúan y se pueden
acercar al pozo pero no sacar agua y menos para dárnosla a los puritanos y
entendidos. Y cuando hay algunos que se atreven a quitar vallas al campo y
abrir las puertas de los cercados vuelve a surgir la extrañeza y la condena.
Como aquellos discípulos que vuelven y se asombran asustados de que esté
hablando en público con una mujer samaritana y pecadora.
Yo, José Luis Molina, tengo
experiencia de estos posicionamientos en nuestra Iglesia Diocesana, aunque, ciertamente,
hace algunos años. No sé como andará el asunto hoy pero no soy muy optimista al
respecto. Y ciertamente algún pasito, de
avance se ha dado en la Iglesia Universal, y bien están soportando, el Papa y
quienes lo secundan, las presiones e impedimentos, en contra, por parte de una curia, un episcopado, un clero y unos
piadosos ciegos que se quedan con el
agua estancada.
En fin, podíamos extendernos mucho
más pro, tal vez , fuera excesivo.
Solamente quiero, para terminar,
invitaros a poner el foco en algo que entronca este texto con la realidad
bautismal:
Todo esto, ¿para qué?. Está muy
claro. El sentido de este encuentro es ofrecer a la samaritana agua viva. Agua
viva que salta hasta la vida eterna.
Ella tenía agua: la del pozo. Y sabía
sacarla. Jesús le dice que él le ofrece otra.
Un AGUA VIVA, dinámica, que engendra vida, de donde renacen seres,
mujeres y hombres, nuevos.
No es agua para beber un traguito y
volver sentir sed.
No es agua para continuar en las
mismas. Es agua viva. Agua nueva. Vida viva. Vida nueva. Vida resucitada.
Bautismo que nos hace nacer como de un
manantial: el que nos propone Jesús, su evangelio.
Es la hora, ha llegado ya, del culto
en Espíritu y verdad.
Bueno, yo lo dejo aquí.
¿Tiene algo de conexión la praxi
general con todo esto? ¿Mucho, poco o regular?
Termino acompañando esta reflexión
con una canción. Es de hace algunos años ya. Pero lo mismo os gusta.
Un abrazo
José Luis Molina
12 de marzo del 2023.
No hay comentarios:
Publicar un comentario