Son muchos los motivos y las razones
por las que los cristianos tendríamos que tomarnos en serio el imperativo de la
formación, la claridad de nuestros fundamentos de fe y la transparencia y la
honestidad de nuestros posicionamientos en coherencia con la fe ante los
distintos momentos quela vida nos va presentando. Esto es una responsabilidad
de todos, cada uno desde su especificidad; pastores, catequistas, bautizados ,padres
que asumen con responsabilidad el bautismo en sus hijos, etc.
Y es que resulta que por falta de
conocimiento, de formación, muchas cosas las hemos ido liando y todo vale o
todo da lo mismo.
Hoy quiero referirme muy
concretamente a algo en lo que hemos pecado con mucha frecuencia, con mucha
insistencia y que aún persiste, aunque con una intensidad menor y diferente. Y
es algo a lo que recurrimos no para ofrecer nuestra fe (evangelizar), sino para
mantener nuestras costumbres y tradiciones religiosas y folklóricas. Por ahí
vienen las confusiones.
Se trata del proselitismo.
Proselitismo era actuar con mucho ardor,
con mucho entusiasmo, con mucho celo, en la tarea de la evangelización. Y por
aquí también se cuela la confusión.
Evangelizar es dar a conocer y,
concomitantemente, ofrecer la buena
noticia de Jesús de Nazaret. Pero eso si, con respeto, sin imposiciones. No
vendiéndose al poder para que ejerza de poder coercitivo que obligue a acatar
(nacional catolicismo) pero con ausencia de opciones y cimientos fundamentales
sino sostenidos con unos puntales que lo convierten en tradición, en costumbres
y muy escasamente en aceptación y opciones. Tampoco con en manipulaciones
sesgadas por el interés y afán para acaparar y aferrarse a unas plataformas de
implantación de poder o influencia que
sostenga su supervivencia (primeras comuniones y demás sacramentos
sociales, presencia, como poder, en acontecimientos de élites con misas
solemnes incorporadas, etc).
No os canso más Proselitismo es hacer
lo que llamamos evangelización con estos ingredientes que condeno, que elimino,
que desvalorizo.
Para que entendáis por qué os
propongo mi reflexión desde este lado, leed los textos de hoy y lo
comprenderéis fácilmente.
Jesús nos envía de dos en dos, es
decir, es una tarea colectiva, de grupo, es nuestra tarea. Nos envía a
evangelizar para que vayamos pobres como pobres, indefensos y al mismo nivel de
todo el mundo. Y así, dar a conocer y ofrecer, pero con claridad, sin astucia,
sin intereses ocultos y mucho menos puestos donde no se debe: en el TENER en
vez del SER.
Pero si no os aceptan, es que no. No
es no. No andéis con trampas para que se pueda camuflar el sí. Si es no, no.
Nosotros a otro sitio con signos claros: sacudíos las sandalias. Ofrecer el
Reino, construir el Reino, luchar contra las realidades de dolor, muerte,
opresión: curad, sanad, liberad. Su intención no va por el lado de largas de
ausentes inscripciones que no asumen el pan compartido.
Un abrazo
José Luis Molina
14 de julio del 2024
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