Tiene mi patio
las paredes muy blancas
por donde sube,
¡como se encarama!
la hiedra verde
como lagartijas poderosas.
Cuando el sol se pone
ya, por los tejados,
mi patio sigue blanco,
sigue siendo blanco
pero blanco dorado.
De noche, cuando hay luna,
blanqueando el blanco,
blanco sigue mi patio
en un blanco azulado
soñándose en las palabras
pero que, más que en decirlas,
en sentires que, sin sombras,
vagan por sus muros.
Cuando no hay luna
mi patio sigue blanco,
un blanco que le cubrió la oscuridad
que, atravesada, sigue deslumbrando.
Mi patio,
donde mi vida se pasea,
arranca hierbas
y espera que otras nazcan.
Mi patio,
que sabe de cansancios y de memorias,
de anhelos y de deseos no formulados.
Mi patio,
tan yo como yo mismo,
lo miro y sigue siendo blanco.
Un día, no sé de donde,
una gota de sangre
salpicará en mi patio,
se teñirá de rojo,
pero no será rosa,
seguirá siendo blanco.
Con libertad, pero hasta el llegar,
en eternidad estaré esperando.
José Luis Molina
8 de octubre del 2024
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