Voy a empezar extrayendo de los
textos de este domingo unas frases que me parecen
fundamentales y luego trataré de estructurar con ellas mi reflexión.
En la Lectura de Isaías 55, 10-11 se
dice:
“ Así será mi palabra,
que sale de mi boca, no volverá a mí vacía…”
De la carta de Pablo a los Romanos 8,
18-23 subrayo:
“hasta
hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto”
Y en el Evangelio de Mateo 13, 1-23,
la parábola del sembrador termina diciendo:
“El que tenga oídos que
oiga”
Pues bueno, empezaré por el final.
El que tenga oídos que oiga.
Es decir, los oídos, incluyendo las
orejas, no las tenemos para sujetar las mascarillas o las gafas., sino para
oír. Y oír no es por aquí entra y por el otro sale. Oír es que entre en
nosotros y sea procesado lo que hemos oído. No vale, ya lo dice la parábola del sembrador, con la buena voluntad y no más,
construida sin cimientos y arrastrada por el aire y el agua.
Oídos para oír. Para que, procesada
la Palabra en nuestro cerebro dinamice el desarrollo de nuestro actuar.
No es por tanto una teoría. Nos
equivocamos cuando hablamos de “doctrina cristiana”. No es una doctrina. Cristo
nos liberó de la rigidez de las normas que matan el espíritu y están muertas.
No es una doctrina seguir a Cristo.
No es saberse una doctrina para declararse cristiano. Es apostar, decidirse,
por el Reino de Dios que propone Jesús. No impone, propone. Por tanto, al no ser impuesto, no hay que
engañar sabiéndose la lección de memoria.
Si tenemos oídos y oímos, no nos
engañemos ni engañemos a nadie con el “lo que buenamente se pueda”. Si tenemos
oídos y oímos su Palabra, ésta no se perderá en el aire, no se esfumará, debe
volver a él como el agua de la lluvia que, después de regar la tierra, vuelve
evaporada a la nube para proseguir con el ciclo fecundativo.
Por último, del oír su Palabra
teniendo oídos, y por eso oímos, se hace
una concreción clara en la segunda lectura.: Ahí está el mundo gimiendo con
dolores de parto. Vivimos este tiempo pandémico que nos ha puesto al
descubierto muchas cosas, aspectos, motivaciones, comportamientos que no
sirven, y está expectante para un tiempo nuevo. Arriesguémonos. Tengamos fe.
Construyamos “otra vida posible” que dice Francisco, el Papa. Tengamos oídos para y coherencia para recibir esa Palabra que se
haga semilla de un mundo distinto, mejor, nuevo. Demos gracias a Dios que él
nos da su fuerza.
José Luis Molina
12 julio 2020
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