Hoy he hablado del miedo, de que tengo miedo.
He hablado del miedo en medio de una asamblea sublimada y sublimante que,
muy a la ligera, decía en voz alta que no hay que tener miedo. Seres sacando
pecho para gritar: “!No hay que tener miedo!”.
Yo, humildemente lo digo, he sentido miedo de hablar. Pensaba que mis
palabras podían sonar, a pesar de nacer temerosas, a pretenciosas, podían resultar ofensivas, podían provocar
resentimiento. Por eso tenía miedo, pero hablé.
Me dan miedo la gente que dice no tener miedo. Me da miedo estar
entre gentes que dicen no tener miedo,
porque temo la insensatez a la que se puede llegar desde posturas presuntuosas
empeñadas en ocultar el miedo o la
hecatombe que puede provocar el pánico cuando ya no se le contiene ni se le
puede disimular.
Por eso tenia miedo de hablar, dudaba si hacerlo, pero también, por el
mismo motivo, no debía callarme.
Y entonces hablé, fui capaz de hablar y con cierta timidez, pero con
decisión, dije:
Yo si tengo miedo, he sentido miedo, me da miedo el miedo: No quiero
ocultarlo y no envidio a los que dicen no lo tienen. Porque lo verdaderamente
importante no es decir “No tengo miedo”. Lo verdaderamente importante es decir:
“A pesar del miedo…” y actuar en coherencia. Así, el miedo, te humaniza.
José Luis Molina
21 de junio 2020
2 comentarios:
Cómo dicen por ahí: Sos un crack!!!
Cómo dicen por ahí: Sos un crack!!!
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