jueves, 2 de julio de 2020

ENCONTRAR UNA PIEDRA





Me senté.
Me senté en una roca.
Me parecía cansado.
Me sentía cansado.
Comprendí,
creo que entendí
que sentirse cansado
no es estar cansado.
No es lo mismo.
Muchas veredas he andado hoy:
Estoy cansado.
Me pesan los giros del mundo.
Me pesa cada anochecida
que era amanecida esta mañana:
Me siento cansado.

Es buena esta piedra que encontré.
Me he quedado tranquilo.
Miro más allá
del allá donde miro.
Miro, y mi mirada
atraviesa el aire de la tarde
filtrando luz de despedida,
pero no veo el aire
que mi mirada cruza.
Esperaba escuchar
que sonaran las olas
de los mares surcados.
De  lado
vi la orilla que avanza y retrocede,
o es la ola
la que se pierde incierta
en su límite incierto.

Fue bueno
me encontrara esa roca.
Siempre,
o casi siempre,
o a menudo,
aparece una roca en la vereda.
Súbete a ella.
Siempre habrá camino,
no siempre habrá una roca
desde donde otear ese camino,
desde donde secar sudor
y regar lágrimas
que a sus pies harán que broten tréboles.
Seguro, seguro, alguno
será de cuatro hojas.
                         José Luis Molina
                                        1 de julio 2020

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