“Nadie es profeta en su tierra”,
escuchábamos el pasado domingo en la lectura del evangelio.
“Nadie es profeta en su tierra”.
Hay frases que se hacen famosas. Todo
el mundo las repite.
“Nadie es profeta en su tierra”.
Se recurre a ellas con frecuencia.
“Nadie es profeta en su tierra”.
Se les da un significado general,
simbólico, no demasiado estricto para que no constriña.
“Nadie es profeta en su tierra”.
Se dicen mecánicamente, casi sin
pensar. Se dicen porque salen espontáneas, sin haber pensado mucho en su
significado.
“Nadie es profeta en su tierra.”
Al final terminan como los aerosoles
gastados. Se les aprieta, emiten un leve
sonido, un ligero aroma, pero no tienen efecto.
“Nadie es profeta en su tierra”.
Hay muchas frases de las Escrituras
que han caído en este desempeño. Se las
usa como a las servilletas de papel, se las usa y se las tira.
“Nadie es profeta en su tierra”.
“ Poner la otra mejilla”.
“Setenta veces siete”.
“Sepulcros blanqueados”
“Más difícil que pasar un camello por
el ojo de una aguja…”.
“Ver la mota en el ojo ajeno…”.
Podrían ser muchas más.
Hoy me ha pasado eso al final del evangelio.
“Ser pescador de hombres”
¿Cuántas veces lo he dicho?,
¿Cuántas veces, mecánicamente, me lo
han aplicado , o lo he dicho yo mismo, por mi condición de sacerdote?
¿Cuántas veces lo he concebido como
el accionar que da sentido y fundamento
a la captación de prosélitos?
¿Cuántas, otras veces, habré considerado, esa frese, dicha
para otros sin que a mi me llegara?
Hoy me he puesto a pensar sobre ella.
Para empezar he tomado conciencia de
que los Evangelios no son biografía de Jesús en la que los protagonistas son,
únicamente, los que en ella se mencionan. NO. Los Evangelios son un género
literario que, en forma de historia (relatos) nos presentan la propuesta de
Jesús como presencia del Padre.. Por tanto, protagonistas somos todos los que
los escuchamos en actitud receptiva. En esta frase también. Por consiguiente,
no solo Pedro. Seguir a Jesús conlleva dejar de ser pescadores no más para ser
PESCADORES DE HOMBRES.
Pero tampoco se trata de capturarlos
para apropiarnos de ellos
(proselitismo), manipularlos (sectarismo), etc. Eso, a lo máximo, nos dejaría en ser
pescadores, no más.
Creo que el asunto va por otro lado,
en otra dirección.
Ser pescador, efectivamente, es un
trabajo, una faena, una tarea que da sentido y contenido al que lo practica.
Pedro lo era. Y en la frase de Jesús se aprovecha esta circunstancia. Pero lo
mismo podría haber sido alfarero , sembrador, … cualquier quehacer.
Hasta aquí vamos bien.
Pero, si le añadimos “de hombres”, de
seres humanos, de personas, se remodela el contenido.
Pescador de hombres es
· Trabajar con los hombres, no con máquinas.
· Es trabajar por los hombres, para que mi tarea los humanice, los haga
crecer
· Es trabajar para los hombres, para ayudarles a que sean libres, a que
alcancen en plenitud todas sus capacidades como ser humano.
La frase de Jesús introduce un cambio
radical. Anula el vivir de ser pescador, beneficiarse de ser pescador, por el
hacerlo para ser humanista, servidor del ser humano.
Y esta propuesta, personalizada en
“para Pedro” llega a todos los demás Pedros, es decir, nosotros.
Debe llegar.
Por eso dejaron de hacer el trabajo
de cualquier manera.
Dejaron las barcas y las redes y le
siguieron .
Feliz travesía. Un abrazo
José Luis Molina
6 de febrero 2022
No hay comentarios:
Publicar un comentario