sábado, 2 de julio de 2022

LO QUE CUENTA

 

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En la carta de Pablo a los Gálatas, en el fragmento que hoy se proclama, hay una frase de una rotundidad apabullante:

                         “Lo que cuenta no es la circuncisión o la incircuncisión,

                           sino  la criatura nueva”

Los judíos ponían el acento en la circuncisión, pero después nada: “Este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de mi. Su religión no es más que costumbre y lección aprendida (rutina) (Mt 15, 8 ; Is, 29, 13). Dios, hasta en la sopa estaba, pero no estaba en la vida. Y por ello, lo que aceptaron como señal de identidad de fe y de pueblo, no cuenta, se quedó en nada. Más que en nada. En nombre de este pacto se ajustició al propio proyecto de Dios.

Pablo, judío ferviente, lo retoma. Tuvo que hacer un duro recorrido (a caballo y caerse de él) para asumir que aquello carecía de valor.





 

Lo que sigue no es lo mismo, ciertamente. El sacramento es otra cosa cuando se dan las circunstancias y condiciones que lo autentifican. Pero los cristianos, en cierta manera, hemos hecho aplicable para nosotros la frase de Mateo e Isaías. Decimos “Echar el agua”, “Ya no es moro”, “Acristianar”, y ya está, no ha cambiado nada. Bueno, sí, decimos que un pecado de origen que había que precisar porque el sujeto no es responsable.

En mi pueblo, cuando yo era pequeño, las madres no solían ir a la iglesia al bautismo de sus hijos. Como se hacía pronto, estaba aún convalecientes. Los padrinos, al menos la madrina, cogían al niño y lo llevaban a la iglesia y se realizaba el rito. Cuando llegaban  a la casa de vuelta, se lo entregaban a la madre mientras le decían: “Me lo diste moro, te lo devuelvo cristiano”.

¿Qué había pasado?

Yo diría que nada8

No leíamos, entonces, mucho la Biblia. No habíamos leído Gálatas, 6,14-18. Tal vez, entonces, las frases que la madrina y la madre, padrinos y padres, y toda la comunidad que lo acepta, tendríamos que expresar formular, como oración, etc, un deseo, un compromiso: “Qué Dios nos ayude a ser testigos para este niño, para que descubra los caminos de la nueva humanidad y seamos fuerza y apoyo para que lo logre”.

Porque lo que cuenta es la criatura nueva. Y nosotros, padres creyentes, padrinos creyentes, creyentes simplemente, tenemos hoy, de frente, ese compromiso: Lo que importa es la criatura nueva.

Pasemos al texto del Evangelio y sigamos leyendo:

·      Poneos en camino: No vale la ociosidad o no ser practicante del

                                    Reino porque

·      La mies es mucha: Pidamos obreros, pero nosotros con las manos

                                   en el azadón.

Lo que importa es la nueva criatura. Por eso este trabajo es de pura gratuidad, pero sin rebajas. No es tarea reversible en beneficios. Estemos alertas pues los lobos son ladrones y, disfrazados de corderos intentarán comprarnos y es fácil caer en dejarnos vender.

·      No es impositivo el espíritu de la tarea. Es de anuncio, de oferta,

                                testimonial, y de implicarse en la sociedad. Los

                                que quieran otra cosa, tranquilos. Dejémoslos,

                                sacudámonos los pies, pero no claudiquemos.

Lo que importa es la criatura nueva.

·      El pago de la tarea es la tarea misma. En ella, sentirnos plenos.

·      A la caída de la tarde volveremos

 

O deseo que volvamos contentos. En la lista del Reino están nuestros nombres.

Un abrazo

José Luis Molina

3 de julio del 2022

 

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