sábado, 23 de julio de 2022

MOSAICOS

 


Tal vez os parezca raro que la reflexión del domingo la acompañe con esas fotos de mosaicos romanos.

 

Pero las incluyo porque creo que me pueden servir para explicaros mi reflexión.

Quienes me conocéis, sabéis de mi gran pasión por el arte. Pues bien, no podían escaparse de ésta los mosaicos romanos y mi deleite al contemplarlos con detenimiento.

Pero ocurría con frecuencia que éstos aparecían en las excavaciones de villas romanas y, normalmente, incompletos, fragmentados, habiéndose perdido una parte, grande o pequeña, del conjunto.

De todas maneras no me importaba pues me embelesaba con el fragmento que tenía delante. Pero, en muchos casos, faltaba contextualizarlo.

Algo parecido ocurría cuando, al llegar a un museo, encontraba alguno de grandes dimensiones que ocupaban el suelo entero de la sala.




Lo veía completo pero, por la horizontalidad, no podía abarcarlo con detalle, sobre todo las zonas más alejadas. Entonces me detenía, recreándome en algunos de ellos, normalmente los más próximos.

Pero esta percepción poco profunda de los mosaicos romanos cambió cuando se cambió la lógica de quienes tenían que organizar el ofrecerlos. Y comenzaron a colocarlos de pie, adosados a la pared, verticalmente. Así se podía captar el mosaico en su conjunto.



Por eso empleo las fotos. Por ejemplo, la primera, al contemplarla aislada podría parecer un anticipo de las corridas de toros,  los juegos de la cultura cretense, o un anuncio de circo. Pero al contemplarlo en su totalidad conjuntamente, si se entiende la leyenda de los trabajos de Hércules. Es la idea central, el núcleo que da contenido a todas las escenas y , éstas, adquieren un nuevo perfil.

 

Bueno, pues me he situado en este terreno del mosaico para explicar como entiendo yo el evangelio de hoy.

Creo que muchas veces, al menos algunas, lo hemos leído fragmentariamente, nos hemos detenido en algún aspecto, en la parábola, en la comparación con la serpiente o el alacrán, etc, pero, tal vez no hemos tenido en cuenta el conjunto. La ambientación nos ha distraído de enfrentarnos con el todo, con el meollo.

 

Vamos, pues, a empezar a fijarnos en este mosaico de fe que hoy se nos propone.

El tema es claro: Cómo comunicarnos con Dios, cómo orar, qué pedir.

La clave está al final: Hablar con Dios, orar, es la búsqueda y apertura a su Espíritu que él no va a negar a nadie. Eso, que vemos en el final del pasaje, es el centro del mosaico.

Orar es sed de su Espíritu, búsqueda de su Espíritu, construir desde ese Espíritu, llenarnos del Espíritu  que nos da plenitud.

Desde ahí ya podemos ir interpretando el mosaico: vamos a perdonar porque tenemos experiencia de ser perdonados, a acoger y hacernos próximos porque Dios nos acoge y se ha “aproximado” en Jesucristo. No es necesario acumular: Lo necesario para el día a día, para vivir con dignidad, para que no le falte a nadie y a nadie se le arrebate. Entender la vida así es tu Reino y, para meternos en ella, necesitamos tu Espíritu.

Bueno, ustedes mismos pueden seguir recreándose en ese precioso mosaico del Milagro de Dios para el hombre, en el hombre y con el hombre, el ser humano con vocación de tu imagen y semejanza.

Danos tu Espíritu. Amen

José Luis Molina

24 de julio del 2022

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