Os lo he comentado otras veces, creo
que bastantes. Tener fe no es decir simplemente creo en Jesucristo sin más.
Tampoco es recitar el Credo. Recitar el Credo es proclamarla, hacer pública la
fe que se tiene, la fe que da sentido a mi historia, a mi vida.
Pero, ¿qué es la fe?
Para empezar podríamos decir que la
fe, repito nuevamente, no es una afirmación teórica, rutinaria, sino una
experiencia de relación personal con el resucitado.
Vuelvo a repetirlo:
EXPERIENCIA, es decir, mi fe se hace
concreta, no anda por las nubes, en mi RELACIÓN, PERSONAL (los demás, los
santos, pueden ser y son referentes )
pero no pueden ser sustituidos por esa relación mía con Jesús que da cuerpo y
contenido a mi historia.
Esa es la esencia del discurso de
Pedro en Hechos de los Apóstoles 4,
8-12, en las lecturas de hoy y que os invito a que desde él hagamos hoy nuestra
reflexión.
A Pedro y a Juan se les pide cuentas
de sus actos, se les exige que den explicación de lo que hacen, por qué lo
hacen, el fundamento de su hacer.
Dice el texto: “Entonces Pedro, lleno
del Espíritu Santo, les respondió”.
Lleno del Espíritu Santo quiere decir
que no pretendía ofrecer un discurso inteligente para escaparse de las
asechanzas de aquellos que los atosigaban y
los perseguían.
Llenos del Espíritu Santo Significa
actuando según el Espíritu de Dios, siendo este Espíritu quien trazaba la pauta de su disertación.
Y, ¿cuál fue ésta?
Pues si nos fijamos fue una denuncia
y una proclamación de fe, ambas cosas, desde la experiencia.
1º.- El hecho liberador, salvífico,
que dignifica al ser humano y lo libera de lo que lo esclaviza, se llama
Jesucristo.
2º.- Jesucristo es el proyecto de
Dios que vosotros rechazáis.
3º.- Pero sigue vivo y actuando y
este hombre curado (transformado) que está entre nosotros lo manifiesta y
nosotros nos declaramos testigos (experiencia) en esa acción salvadora en este
hombre y en nosotros. Jesús es la piedra angular, cimiento y sentido para
edificar la vida.
Bueno, pues yo no os digo más.
Simplemente, con el corazón en la
mano, analicemos las respuestas que hoy,
los que nos decimos discípulos, damos a quienes nos piden razón de nuestro
actuar. Lógicamente, de manera previa , debemos analizar si nuestro actuar
provoca que se nos interrogue.
Para terminar: Hoy, Día Mundial de
Oración por las Vocaciones , no pidamos a Dios que mande “obreros a su mies “
sin más, por contagio. Pidamos por todas nuestras vocaciones (ser cristiano
debe ser el resultado de una vocación -llamada- del Pastor del que conocemos su
voz. Pidamos por todas las vocaciones para que nazcan de la experiencia de
relación personal con él y con los demás, donde lo encontramos a él.
Un abrazo
José Luis Molina
21 de abril del 2024.
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