sábado, 27 de abril de 2024

TODO LO QUE SE RECIBE, HAY QUE AGRADECERLO

 



 

 

 

Me encontraba leyendo, hace unos días, y pensando en la reflexión de este domingo V de Pascua del ciclo B, y me topé con algo que creo coincide  con lo que, en esencia, era el núcleo de mi reflexión.

Por ello hoy transcribiré fragmentos tal cual además de algunas anotaciones mías que considero debo añadir.

Las citas son de Felipe Santiago Luque Olmedo, dominico, de Montevideo (Uruguay).

Lógicamente las hace en torno al evangelio de la Vid y los Sarmientos(Jn. 15, 1-8).

Para empezar, lo hago con las siguientes acotaciones:

·       Él dice que as lecturas (2ª y Evangelio, ambas de Juan) nos invitan a permanecer unidos al Señor, alimentados por su Palabra, para dar abundantes frutos.

Estoy totalmente de acuerdo, porque Dios siempre llama, siempre invita, pero esta invitación es clara, concreta y sin ambigüedades. Es invitación porque es llamada, porque queda dependiendo de la respuesta, pero es tajante: “ El que no da fruto, se le corta y se almacena para quemarlos”. No formará parte de la vid ni ofrecerá e impulsará los frutos del Reino.

Y por eso este dominico desarrolla lo que es permanecer en Cristo, permanecer en el Resucitado.

·      No se trata de una permanencia simplemente afectiva y emocional.

Esa es condenada en la segunda lectura: “No amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras ( 1Jn. 3,18)

·      Es la permanencia práctica, eficaz y vital que crea y sostiene una relación  interpersonal, , concreta y vital, no teórica.  Una relación no se sostiene porque digamos diez veces al día , te quiero mucho, sino cuando está afianzada, involucrada, comprometida con la vida y el bien del otro.

·      Permanecer en Cristo, continúa,  es, también, someternos a las tijeras de Dios que poda en nosotros todo aquello que impide el crecimiento  y la riqueza de esa relación con él, todo aquello que es obstáculo para avanzar hacia la meta de su propuesta.

Todo esto, que normalmente llamamos conversión, la poda de los sarmientos inútiles o que obstaculizan,  genera consistencia,  nos proporciona identidad,  nos da sentido y razón de ser y  estabilidad a nuestro caminar afrontando  las dificultades.

Pero ser estables no es estar quietos y sin que nada cambie. Todo lo contrario: Es firmeza en nuestro involucrarnos (la opción bautismal), comprometernos (asumir lo que acompaña a esta opción) y perseverar en ello.

La oración, tras esta reflexión, sería nuestra radiografía de la respuesta a la invitación. Se impone, también, una analítica de como andamos de plaquetas, glóbulos, etc. de la vida como sarmientos pascuales.

Un abrazo

José Luis Molina

28 de abril del 2024.

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