jueves, 31 de octubre de 2024

VIRUTAS

 


                               El cepillo, acariciando la madera,

                                                               

                                alfombraba de rizos el suelo de la carpintería.

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Felicidades a todos.

Un fuerte abrazo a todos.

De verdad. De corazón. No estoy hablando por hablar ni escribiendo por escribir.

Hoy, a los que proclamamos a Jesús como el Señor y aceptamos al Dios de Jesús como el Dios de la Vida, se nos dice que hagamos una gran fiesta, que hundamos nuestras raíces en lo más profundo de la realidad y renazcamos revestidos de nueva túnica, porque 144.000 de todos los confines de la tierra, toda la humanidad, estamos invitados, llamados, a participar de esa vida potente que se esboza en la primera lectura.

Todos santos. Todos participando de la santidad de Dios. Pero  ni triunfalismo ni candidez.

Por eso os propongo que centréis vuestra reflexión en la lectura del evangelio y en el listado de las bienaventuranzas. Detened vuestra atención en esas de ser limpios y pacíficos.

Los limpios verán a Dios. Los limpios podrán mirar a Dios y descubrirlo en la vida. Pero existe la contrapartida de este mundo de engaños, de apariencias, de aparentar lo que no se es, , de caminar por caminos retorcidos, solapados, ocultando las verdaderas intenciones, …

Pero nosotros miremos el mundo del Cántico Espiritual de San Juan de la  Cruz:             

                     “Mil gracias derramando

                     pasó por estos sotos sin presura

                     y, yéndolos mirando,

                     con solo su figura

                     vestidos los dejó de su hermosura”

 

El mundo puede ser hermoso y, si puede serlo, lo es. Y si nosotros andamos con su ritmo, lo haremos hermoso. No contaminemos nuestra mirada de rencor, de venganza, ni inyectemos de sangre el humor de nuestros ojos, no reguemos la tierra con sangre inocente, no los cerremos a la opresión que esclaviza y mata.

Celebremos este día. Nuestro día. El día de los llamados a ser santos. El día de los que quieren ser santos . El día de los santos.

Celebremos que nuestro Dios, en Jesucristo, vuelve a impulsar un cielo nuevo y, no se nos olvide, una tierra nueva.

Por eso en este día interioricemos lo más que podamos nuestra posibilidad de ser limpios y de ser pacíficos.

He terminado esta reflexión, Ya no voy a seguir construyendo texto.

Voy también a buscar en el baúl de la vida. Mirad, a la orilla de un arroyo encuentro una piedra de redondeces curvas. No hay aristas que corten. El agua transparente, limpia, ligera, liviana, la hizo bella con besos y cariños llenos de paciencia.

Y junto a mi, ahora que me he sentado, come, picotea un precioso gorrión, (esos que están casi desaparecidos, pero que todavía hay campos para acogerlos). Me mira. Lo miro. Yo lo miro y él también. No sé si los gorriones sonríen. Pero lo que si he visto es un brillo extraordinario en sus ojos. Y así, después de sabernos el uno junto al otro, ha seguido picoteando confiado.

Y me he enternecido con el último bebé que ha cantado un aleluya a la vida y la sonrisa de dos ancianos que mueven sinfónicamente sus cabezas al ritmo de Beethoven.

Un abrazo

José Luis Molina

1 de noviembre del 2024

 

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Què lindo texto Josè Luis. Desde lo sencillo, siendo limpios y pacìficos, podremos ver a Dios, gracias por alumbrarnos la vista. Te queremos.
Att.
Marcia Toca.