Desde los siete dones del Espíritu
en el compromiso con sus frutos.
PENTECOSTES, tiempo de apertura a lo
eterno
Ya son las siete,
amaneciendo el día,
el sol naciendo.
En el siete se encierran
los días que completan
el tiempo entero,
mi tiempo de semanas,
mi tiempo del espero,
del vivir jubiloso,
del vivir compartiendo.
¡Setenta veces siete!,
me sé pequeño,
me siento perdonado
y amado me experimento.
¡Setenta veces siete!,
que mucho más que un límite
es existir en lo eterno.
Por eso que descubro
el siete como el tiempo
del existir completo
discerniendo, buscando,
desde él construyendo
en tiempo de semana
hacia lo pleno, el séptimo,
terminando en la Pascua del tiempo.
Fuerte me quiero
para discernir fuerte
y para hacerlo honesto,
para hacerlo de frente
y de frente, venciéndolo,
hacerle frente al miedo.
Ya son las siete
de estos siete días
con que abono los tiempos.
Tras ayer, también hoy
amanece, y un lucero
rezagado me dirá:
Mira al cielo y después a la tierra
y después, otra vez,
vuélvete al cielo.
Allí verás, brillando,
el cielo séptimo
que aún queda por hacer:
Miro el siete de mi tiempo.
José Luis Molina
22 - 23 de mayo del 2021
No hay comentarios:
Publicar un comentario