Yo quiero una ventana,
una ventana, al menos,
con vocación de puerta.
Yo quiero una ventana
que como oídos trague
música de presencia
de las voces que hoy
claman pidiendo ser,
música del ayer
para que nunca olvide
que luché, que amé, que quise
ser himno de esperanza
y tesón en la lucha,
y que, también, sea música
abierta a ritmos nuevos:
bonitos los boleros,
magnífico aquel coro
de Verdi en el Nabucco,
pero, también, que oiga
qué habla el reguetón.
Que mi ventana deje
pasar el aire fresco
que levante pavesas
que están por los rincones
y al campo las traslade
como abono de sueños
que, aunque ardieron,
por ahí andan vagando.
Que mi ventana logre
enmarcar tu figura
transmutando las flores
que por ella se asoman.
Que sea, de salvación, portillo
por donde siempre pueda
la libertad ser libre.
Yo quiero, quiero,
yo quiero una ventana
de esencia inconformista
que no ceje el empeño
de conseguir ser puerta.
José Luis Molina
21 de abril del 2022
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