Dice Isaías en el texto de hoy (Is,
49, 3-6):
“Es poco que seas
mi siervo para restablecer las tribus
de Jacob y traer
de vuelta a los supervivientes de Israel”
Esto podría entenderse que dios dice
a “su siervo”: “No es solo tu tarea juntar a los religiosos o hacer religiosos
a los dispersos”. (Pensemos que las tribus de Jacob o Israel era el pueblo que lo reconocía como
Dios además de sus infidelidades.
No se queda ahí el texto. Sigue
diciendo:
“Te hago luz de las naciones para que mi
salvación
alcance hasta
el confín de la tierra”.
Es, pues, un texto de misión, de
misión sin límites, radical.
No se trata de “ser religioso y
quedarse ahí”. No se trata de no meterse en política, de no mezclar la fe y la
causa pública. Todo lo contrario. Se trata de la vida, de una vida en dignidad,
de una vida en desarrollo y crecimiento, de una vida que potencie todas las
posibilidades de la humanidad, de una vida en libertad , sin servilismos, de una
vida que cambie, transforme y engendre vida.
Por tanto no vale una vida adormecida al rum rum
de rezos mecánicos que luego se desenvuelve en la mentira, la apariencia, la
hipocresía, la doblez, el ocultismo, la avaricia, la envidia o el ansia de
poder.
Y una vida así de plenitud, de
salvación, de humanidad transformada, de dignidad, respetada, etc es un derecho que tiene todo ser humano porque
Dios se lo ha dado.
Por eso la piedad y la devoción son
huecas, no sirven, si no están empapadas de esa vida don de Dios y del esfuerzo
y el hacer para que ese proyecto avance.
Esta es la misión, esto es ser LUZ de
las Naciones, tener como meta este proyecto de Dios hasta el confín de la
tierra y para la humanidad entera.
Por tanto, allí donde eso no es,
donde ese proyecto no está, allí está el reto y el desafío y la llamada a
misionar.
Juan el Bautista (el histórico o el
de la fe, o ambos a la vez) consiste en el reconocer que esto se hace realidad en Jesús de Nazaret, en unos seres
humanos como Jesús de Nazaret, que esto se hace desde estar empapados del
Espíritu Santo.
Sí, para terminar, volvemos al
evangelio:
“Ese es el que bautiza con Espíritu Santo”
No es teoría. O no debe serlo.
Nosotros hemos sido bautizados (empapados) por el Espíritu Santo para asumir la
parte que nos corresponda en esa salvación para la humanidad.
Ánimo
José Luis Molina
15 de enero 2023
No hay comentarios:
Publicar un comentario