martes, 10 de enero de 2023

SUEÑO NAVIDEÑO

 



 

 

Estoy sentado en mi casa.

Frente a mí, una sencilla acuarela que un día brotó, rápida y fluida, de mi pincel inquieto de búsquedas , sediento de encuentros.

Es sencilla la pintura, como la vida misma. Son un puñado de flores que crecen libres, diversas, espontáneas, mezcladas.

Detrás  del campo de flores, imponente, el Cotopaxi, casi sin notarse, pero estando ahí.

No sé si es verdad que estos días tienen algo mágico. Tal vez la somnolencia del covid me hace ver visiones. Tal vez esta es la realidad. Lo es desde mi deseo.

De entre todas las flores, una creció más. Crecieron sus pétalos. Unas veces se doblaban para ofrecer sombra a las más pequeñas. Otras veces los alzaba al viento para remover   una brisa refrescante. En otra ocasión retenía en sus hojas  unas gotas de agua del rocío que hacía se vertiera sobre las más débiles.

Aquellas flores se colocaron en torno a la que apareciera grande y de la que recibían vida. Unas se miraban, otras se abrazaban , otras se ayudaban a crecer.

Volví a mirar de nuevo el cuadro. Estaba igual que al principio. Pero, desde el cuadro, en lo profundo del Cotopaxi, me parecía oír villancicos.

Abracémonos si hemos descubierto la Navidad y sabemos de su experiencia.

José Luis Molina

24 de diciembre 2022

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