He leído muchos libros en mi vida. De ellos, muchos han marcado una
huella permanente en mi por diversas razones.
Uno de estos , entre muchos más , es
el que se titula “Los Sacramentos de la Vida” de Leonardo Boff. Me ayudó mucho
a construir mi perfil sacramental que hoy forma parte de mi A.D.N.
Todo esto va porque, hoy, mi
reflexión semanal, apunta por estos derroteros.
Comienzo expresando mi esperanza de
que la Comunidad Parroquial de Jesús de Nazaret de El Puerto de Santa María no
se moleste porque la saque a colación. Pero considero que también puede ser de
interés al resto de personas que reciben también mis reflexiones y que pertenecen a lugares diferentes con
especificidades distintas.
Y es que resulta que este sábado celebraremos,
en Jesús de Nazaret, la Cena de Navidad.
Aunque parezca lo mismo creo que es
algo bien distinto a las cenas navideñas de empresas e incluso, en algunos
casos, hasta familiares.
No se trata de comer. Hoy por hoy,
comemos todos los días.
Tampoco se trata de estar juntos y no
más. Lo estamos cada semana si queremos y lo buscamos.
Se trata de que esta cena tenga
carácter sacramental.
Por eso tiene sentido que la
construyamos, la elaboremos entre todos y aportando entre todos lo necesario
para hacerla posible.
Por eso deben considerarse aspectos
diversos e importantes: Esperar al que por
X razones, ajenas a su intención, se demora o, cualquier otro de tipo de dificultades que impiden que
llegue a tiempo. Se trata de superar las dificultades que puedan ser obstáculos
en su ejecución.
Se trata de quedar guardados en la
mochila los personalismos e ir vestido con el traje de fiesta del servicio y de
la comunión. ¡Traje de fiesta!: Ven como la vida se convierte en sacramento.
¿No les ha recordado la parábola del banquete de bodas?
Por tanto eta cena nuestra deseo
pensarla en todo su carácter sacramental.
Pero, si nos fijamos en su carácter
sacramental, ¿cómo ubicarla en el día de hoy?
Creo que la fecha viene como anillo
al dedo: En el evangelio ( y e las otras
lecturas) se proclama a Jesús como “el enviado” y es de él y desde él desde
donde nos llegarán las propuestas del Padre. ¡ESCUCHADLE! Se nos dice.
Hoy, en esta cena, os invito a darle
el carácter sacramental de asumir a Jesús como “LA PALABRA”: Palabra que
escuchar, Palabra desde donde crecer, Palabra desde donde construir vida y
hacer historia.
Y por eso yo, en esta cena,
independiente de lo que me corresponde hacer para lograrla, voy a entregar a
los asistentes unos pequeños presentes concebidos también desde la
sacramentalidad de la Vida y la Palabra que nos ha sido dada y que hoy me rondaba en
la cabeza.
Para unos les entregaré unos saleros
con sal, con la sal correspondiente, con sal de la Bahía, porque hemos oído
“Ustedes son sal para la tierra”. A otros, unos botellines pequeños, llenos de
vino, porque también hemos escuchado “A vino nuevo, a vida nueva, recipientes
nuevos”. Por último otros recibirán unos frasquitos de miel de las sierras de
El bosque. Miel de flores silvestres, de lirios del campo, con aromas que
embalsaman el aire. Así es el mundo que tenemos que soñar. Estas propuestas y
muchas más brotan del bautismo de Cristo a nuestro bautismo. Celebremos el
sacramento de la vida con los elementos que ella misma nos proporciona. A los
que no forman parte de Jesús de Nazaret y no estén en nuestra cena les hacemos un sitio a nuestro lado y su
presencia virtual también tendrá carácter sacramental. Estáis con nosotros . A todos les abrazo
Felicidades
José Luis Molina
7 de enero del 2023
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