miércoles, 7 de abril de 2021

DETRÁS DE LA LUVIA

 


Ha llovido:

huele la tierra.

Un mirlo voló en mi patio.

Escuché su llamada

a pesar de su pico ocupado

con algo para su cría

que andaba entre los geranios.

He llorado

han desfilado ante mi

aquellos a quienes quise y quiero,

que también me quisieron

y marcharon.

En un momento, pesada, muy pesada,

me ha pesado la ausencia.

Pero también la Pascua ha sonado

metida entre los setos de mi patio.

Ya es atardecer, los pájaros

componen una melodía inacabada.

Algo así será la eternidad:

un atardecer cantado,

un amanecer cantado,

un atardecer sin miedo a la noche,

un amanecer carente de nocturnos sobresaltos.

 

 


En el muro del patio

el sol dora los platos colgados,

por eso no cuelgan inertes,

su brillo dorado

aumenta sus colores,

colores de manos de artesanos

Que los hicieron brotar allí.

No son platos inertes,

son platos resucitados.

No es inerte el agua caída:

es agua que ha regado.

Ni fantasmal ha sido

el desfile presenciado:

también lo iluminó este sol vespertino.

He cerrado los ojos,

he rezado,

he llorado y he reído

porque sigo enamorado.

                   José Luis Molina

                                5 de abril dl 2021

 

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