La Resurrección suena, en los tiempos
que corren, como un cuento del que ya
nos da casi vergüenza hablar.
La Resurrección siempre ha sido
jinete que se apeó del caballo de la muerte, lucha contra las esquirlas de la
“sensatez” y hunde en profundidad sus raíces en la experiencia amorosa del Dios
Amor. Y tiene su propio dinamismo.
Recuerdo que hace muchos años,
establecimos un certamen de elaboración de posters sobre la Resurrección. Yo
también participé y recuerdo que uno de los que hice y que retengo con mucha
actualidad fue una cartulina blanca en posición vertical. La cartulina estaba
en blanco. Tan solo en la parte inferior, con letras grandes, mayúsculas,
aparecía la palabra RECUCIT , solo hasta
la T, porque la O se había escapado del
corsé de la palabra y se elevaba libre hasta el nivel superior. La O era la
eclosión de la vida que no se sometía a la rigidez nihilista de la muerte y
volaba adquiriendo otras propiedades de identidad.
Algo así es mi poema pascual con el que
quiero felicitaros: Vencer la rigidez de permanecer tendidos y vencidos para,
desde el huerto del crucificado volar hacia la realidad cósmica de una
humanidad transcendida.
Ahí os lo dejo:
Tal vez
una mañana sea muy poco:
¡Una mañana más
apenas desvelada de los sueños,
no significa nada!:
Volver a la rutina,
llenar las horas con los ruidos,
con los fracasos, ¡tantos ya!, que
siento
un mejor seguir con los ojos cerrados.
El barro y la sangre
empastados en el suelo,
acunaron tu lágrima,
y un beso desde la cruz caído
y ese otro, congelado,
a los pies de donde cuelgas,
han hecho brotar, primero roja,
luego blanca de amanecer y luna,
una margarita que no calla.
En ella
el grito, que atravesando el cielo
pulverizó la nube y se hizo tormenta,
se convirtió en promesa,
se convirtió en llamada,
se hizo melodía y, disipando el sueño,
dejó a la muerte estéril
Y así, al mutarse en vida
para parir esfuerzos
a todos nos invita
a que avancemos en la utopía del Reino
cuando yo, y tú, y muchos
conformemos un beso cósmico
que nos haga luceros.
Felicidades.
José Luis Molina
3 de abril
del 2021
No hay comentarios:
Publicar un comentario