domingo, 4 de abril de 2021

LA MAÑANA, NO UNA MAÑANA

 


La Resurrección suena, en los tiempos que corren,  como un cuento del que ya nos da casi vergüenza hablar.

La Resurrección siempre ha sido jinete que se apeó del caballo de la muerte, lucha contra las esquirlas de la “sensatez” y hunde en profundidad sus raíces en la experiencia amorosa del Dios Amor. Y tiene su propio dinamismo.

Recuerdo que hace muchos años, establecimos un certamen de elaboración de posters sobre la Resurrección. Yo también participé y recuerdo que uno de los que hice y que retengo con mucha actualidad fue una cartulina blanca en posición vertical. La cartulina estaba en blanco. Tan solo en la parte inferior, con letras grandes, mayúsculas, aparecía la palabra RECUCIT  , solo hasta la T, porque la O  se había escapado del corsé de la palabra y se elevaba libre hasta el nivel superior. La O era la eclosión de la vida que no se sometía a la rigidez nihilista de la muerte y volaba adquiriendo otras propiedades de identidad.

 

 


Algo así es mi poema pascual con el que quiero felicitaros: Vencer la rigidez de permanecer tendidos y vencidos para, desde el huerto del crucificado volar hacia la realidad cósmica de una humanidad transcendida.

Ahí os lo dejo:

 

Tal vez

una mañana sea muy poco:

¡Una mañana más

apenas desvelada de los sueños,

no significa nada!:

Volver a la rutina,

llenar las horas con los ruidos,

con los fracasos, ¡tantos ya!,  que siento

un mejor seguir con los ojos cerrados.

 

El barro y la sangre

empastados en el suelo,

acunaron tu lágrima,

y un beso desde la cruz caído

y ese otro, congelado,

a los pies de donde cuelgas,

han hecho brotar, primero roja,

luego blanca de amanecer y luna,

una margarita que no calla.

En ella

el grito, que atravesando el cielo

pulverizó la nube y se hizo tormenta,

se convirtió en promesa,

se convirtió en llamada,

se hizo melodía y, disipando el sueño,

dejó a la muerte estéril

Y así, al mutarse en vida

para parir esfuerzos

a todos nos invita

a que avancemos en la utopía del Reino

cuando yo, y tú, y muchos

conformemos un beso cósmico

que nos haga luceros.

 

Felicidades.

José Luis Molina

                        3 de abril del 2021

 

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