Tiene alma mi patio, en primavera,
con flores de azaleas y, las hortensias,
reventando en colores, entre geranios,
que compiten con ellas y las protegen
del sol en mayo.
En mi patio las rosas se van abriendo,
son frescas sus sonrisas de amaneceres
y, mezcladas con todas, las margaritas
donde se asoma el alma y se desparrama.
Y ya en verano, donde su alma
se hace samaritana buscando el agua,
igual que la Verónica, es alivio en el rostro
cuando a mi frente perlan sudor y fuego.
En otoño parece que se le ha ido,
llora con cada hoja que, sin sonido,
lenta vuela hasta el suelo, donde se queda,
pero su alma está, sin imponerse,
en ese estar llorando con mucho lloro
y, mientras llora, sin imponerse,
le palpita la vida, esa vida que
busca
y añora cada otoño, entre sus hojas,
el sol que ha de dorarlas
mientras ellas lloran.
A mi patio, en invierno,
entre escarchas y fríos, no se le ha muerto
el alma hecha esperanza
muy desde dentro;
ese alma que asoma poquito a poco,
y vuelve donde el arca para seguir
la espera,
hasta que, un día, la orquesta
de trompetas y flautas, que ya aletean,
anuncien a la vida
que, sin irse, ahora llega.
Mi alma que dormía,
ahora despierta.
Mi patio tiene alma
y, con ella, paseo conversando,
con ella me deleito,
de mis paseos es buena compañera.
El alma de mi patio
casi es gemela, por no decir la misma,
que el alma que aletea
en mi ser, en mi estar,
en mi latir, en mi espera.
José
Luis Molina
19 de abril del 2021
1 comentario:
Es tú alma gemela, eres tú mismo!!! Bravo José Luis!!!
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