sábado, 5 de diciembre de 2020

EL PUENTE

 



Para la reflexión de este II domingo de Adviento os propongo:

-         Tres frases.

-         Un símbolo.

-         Y una canción.

Las frases son:

-         Una voz grita en el desierto: Preparad el Camino del Señor. (Isaías).

-         Un cielo nuevo y una tierra nueva en que habite la justicia (2ª de Pedro)

-         Bautizará con Espíritu Santo. (Evangelio de Marcos)

El símbolo que os propongo es UN PUENTE.

La canción os la digo al final.

 

Para empezar lo hago con el símbolo. Y, ¿por qué un puente?.

La palabra puente viene de la palabra latina “pons- ponti”. Si a puente  le añadimos otra palabra latina “ifice” , que significa  “constructor”, nos sale la palabra “pont-ifice”, es decir el que construye puentes.

Y eso es lo que hoy se os dice en la primera lectura, de Isaías, y en el evangelio de Marcos: preparad el camino al Señor, construid puentes para que el Señor llegue, para que el Señor venga.

Esta frase, normalmente, la hemos interpretado con un sentido intimista: preparamos el camino para que el Señor venga… hasta mi. Yo, hoy, quiero proponeros que la interpretemos en clave comunitaria y social: No basta con quitar piedras a mi camino: Hay que allanar los senderos vitales, hay que, tenemos que ,construir puentes entre Dios yla humanidad, entre Dios yla vida. Eso es la Navidad. Ese es el “misterio” del niño nacido de María. Ese es el “misterio” de nuestra fe porque eso no queda reducido y terminado con el parto de Belén. Ese alumbramiento, desde entonces, abarca , recorre, toda la historia y lo tenemos que hacer posible nosotros. PARA ESO FUIMOS BAUTIZADOS CON ESPIRITU SANTO, para ser constructores de puentes entre la vida y Dios, para, con nuestro hacer,  hacer posible que Dios esté presente en esta vida.

Por eso no sirve cualquier cosa. No vale el criterio de que es lo que hace todo el mundo, de que no se puede ir contra corriente, que hay que evitar ser altisonantes.

Ser puentes, ser constructores de puentes, ser pontífices,  por nuestro bautismo que nos hace  sacerdotes, profetas y reyes.

No sirve, pues, cualquier criterio, no se puede jugar en cualquier equipo, no se puede compaginar con cualquier tipo de valores: Tenemos que construir puentes que salven los abismos y apunten hacia un cielo nuevo (distinto) y una tierra nueva (no de esta manera) porque hay que buscar que habite la justicia, la justicia de Dios. No nos confundamos.

Y ese debe ser nuestro adviento permanente,  un adviento que abarque los planteamientos de nuestras vidas, de nuestras opciones: ir arrimando, colocando piedras, sillares, cemento, a la construcción del puente. Puede ser de distintas formas, tamaños, … ¡eso no importa! Porque dependerá de las características y circunstancias de cada uno. Pero sí tienen que tener en común ser puente que una a Dios con la humanidad, que lo haga presente.

Con esto termino, como punto final de la reflexión, con una canción, como os anunciaba. Puede servir , también, para orar. La canción que propongo es el Himno de Mocedades.

Un abrazo.



José Luis Molina

6 de diciembre 2020

 

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