lunes, 28 de diciembre de 2020

NOVENA DE NAVIDAD.- Día sexto: LOS ÁNGELES SE MUEVEN POR LOS EUCALIPTOS



 

¿Alguien se detendría?

¿Alguien se detendría para mirar el suelo?

¿Alguien se detendría para mirar el suelo a los pes de aquellos eucaliptos?

¿Alguien recogería del suelo los fruto, las semillas, de eucaliptos.

Pues alguien lo hizo y con sus frutos elaboró este pesebre.

 


Posiblemente hubiéramos pasado junto a los eucaliptos y no hubiéramos reparados en sus frutos: frutos secos, ya vacíos de semillas, unas carcazas vacías.

 




También, posiblemente, si lo hubiéramos hecho, no hubiéramos valorado lo recogido.

De la misma manera no hubiéramos perdido el tiempo en elaborar estas figuras.

Pues os comparto una alegre noticia: DIOS LO HACE.

Se acercó al suelo y de ahí sacó IMÁGENES suyas. Es más, Él también  “se hizo” en imagen nuestra. Nos acompañó en la historia e hizo HISTORIA  con nosotros. Y este hacer de Dios dignifica a todas sus imágenes fundamentándose su grandeza en este canto de correspondencia.



Se mecen los ángeles

por los eucaliptos,

a sus altas ramas

cimbrean con ritmo,

¡qué el niño se duerma

feliz por nacido!

Que Dios quiere al hombre

decirle al oído,

¡y la flauta suena!:

No me quedéis niño,

vosotros tampoco

anclaros en niños.



Hay que crecer alto

y alcanzarle, os digo,

cuando vuestras manos

toquen las estrellas,

cuando vuestros pechos,

altos eucaliptos,

alfombren la senda

de esos frutos vuestros

donde me verán,

descubriendo en ellos

lo que es NAVIDAD

 


José Luis Molina

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