Esta frase me ha llamado fuertemente
la atención.
Y la elijo y propongo para la
reflexión de hoy.
Primero fijémonos en la expresión
acepción de personas. Con ella nos referimos a la acción y el efecto de
favorecer a unas personas más que a otras por algún motivo o afecto particular,
sin atender al mérito o la razón.
Es una decisión injusta que se toma
por quien tiene autoridad, en base a ese poder.
La causa de ser considerada
injusta está en que la decisión
favorable o desfavorable hacia una persona concreta está movida por razones
subjetivas o interesadas.
Pues bien, hoy en Hechos 10, 34-38, Pedro
hace una afirmación rotunda: “Ahora comprendo con toda verdad… que Dios no hace acepción de personas”
Ello lleva a proclamar con la misma
rotundidad que del plan de salvación de Dios, de que nuestra vida y nuestra
historia, sea experiencia de esa salvación, Dios no excluye a nadie. La cosa,
por tanto, no depende de que podamos comprar a Dios para que se ponga a favor
nuestro, de nuestra parte, y que si no
lo compramos con ofrendas, rezos, sacrificios, etc, nos olvidará o nos
marginará.
Aunque este razonamiento ha estado al
uso, y en cierta medida aún sigue estando, es inaceptable y ofensivo contra
Dios.
Dios no hace acepción de personas. Su
salvación es PARA TODO EL MUNDO QUE PRACTICA LA JUSTICIA.. Ese es el camino y,
entonces , dependerá de nosotros, de nuestra respuesta vital.
Esto puede ser que, leyéndolo así, no
más, nos parezca normal y no nos provoque ningún sentimiento . Sin embargo
tienen muchas y muy importantes
connotaciones. Todas serían interminables, pero ahí van algunas:
· Tenemos que hacer desaparecer el miedo a Dios sobre el que tantas veces
han cimentado nuestra fe. El no hace acepción de personas, no tiene favoritos,
sus puertas están abiertas para quien practique la justicia, sea de la nación
que sea, de la religión que sea,… Y ese ir por la vida practicando la justicia
es lo que nos hace llenarnos de gracia.
· Pero esto lleva consigo también, para nosotros, por coherencia, ser
fuertes frente a la tentación del favoritismo que hace acepción frente a las
personas.
· De igual manera es una blasfemia decir, afirmar o pensar que la pandemia
es castigo de Dios, aunque haya algunos curas próximos a decirlo, que el sida
es castigo de Dios, aunque algunos obispos lo piensen.
· Muchas, o al menos algunas, de nuestras pr´cticas religiosas no tienen
sentido: Las oraciones pidiendo favores para mi, las novenas, las velas, etc,
para conseguir que Dios no se olvide de mi y me conceda lo que le pida, aunque
sea olvidándose de los otros, etc.
· Con un poco de humor o ironía les ilustro lo que digo: Es corriente que,
futbolistas, al comenzar el partido,
hacen la señal de la cruz: Y Dios recibe la petición de ganar el partido del
equipo A y del B. ¿A quién le da la victoria Hacer favores ¿No es eso tener una idea de un Dios
parcial?
¿Sería ético,
pues, buscar hacer favores no de
justicia? . No Dios no es así. Él no nos
rechaza si caminamos por sendas de justicia .
A nosotros nos queda
ser coherentes con nuestras opciones, educarnos y educar en la objetividad, practicando el discernir.
Eso se llama ir según el Espíritu.
Que así sea.
Un abrazo
José Luis Molina
9 de enero 2022
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