viernes, 28 de enero de 2022

DIOS NO HACE ACEPCIÓN DE PERSONAS

 



 

Esta frase me ha llamado fuertemente la atención.

Y la elijo y propongo para la reflexión de hoy.

Primero fijémonos en la expresión acepción de personas. Con ella nos referimos a la acción y el efecto de favorecer a unas personas más que a otras por algún motivo o afecto particular, sin atender al mérito o la razón.

Es una decisión injusta que se toma por quien tiene autoridad, en base a ese poder.

La causa de ser considerada injusta  está en que la decisión favorable o desfavorable hacia una persona concreta está movida por razones subjetivas o interesadas.

Pues bien, hoy en Hechos 10, 34-38, Pedro hace una afirmación rotunda: “Ahora comprendo con toda verdad…   que Dios no hace acepción de personas”

Ello lleva a proclamar con la misma rotundidad que del plan de salvación de Dios, de que nuestra vida y nuestra historia, sea experiencia de esa salvación, Dios no excluye a nadie. La cosa, por tanto, no depende de que podamos comprar a Dios para que se ponga a favor nuestro, de nuestra parte,  y que si no lo compramos con ofrendas, rezos, sacrificios, etc, nos olvidará o nos marginará.

Aunque este razonamiento ha estado al uso, y en cierta medida aún sigue estando, es inaceptable y ofensivo contra Dios.

Dios no hace acepción de personas. Su salvación es PARA TODO EL MUNDO QUE PRACTICA LA JUSTICIA.. Ese es el camino y, entonces , dependerá de nosotros, de nuestra respuesta vital.

Esto puede ser que, leyéndolo así, no más, nos parezca normal y no nos provoque ningún sentimiento . Sin embargo tienen  muchas y muy importantes connotaciones. Todas serían interminables, pero ahí van algunas:

·      Tenemos que hacer desaparecer el miedo a Dios sobre el que tantas veces han cimentado nuestra fe. El no hace acepción de personas, no tiene favoritos, sus puertas están abiertas para quien practique la justicia, sea de la nación que sea, de la religión que sea,… Y ese ir por la vida practicando la justicia es lo que nos hace llenarnos de gracia.

·      Pero esto lleva consigo también, para nosotros, por coherencia, ser fuertes frente a la tentación del favoritismo que hace acepción frente a las personas.

·      De igual manera es una blasfemia decir, afirmar o pensar que la pandemia es castigo de Dios, aunque haya algunos curas próximos a decirlo, que el sida es castigo de Dios, aunque algunos obispos lo piensen.

·      Muchas,    o al menos algunas,  de nuestras pr´cticas religiosas no tienen sentido: Las oraciones pidiendo favores para mi, las novenas, las velas, etc, para conseguir que Dios no se olvide de mi y me conceda lo que le pida, aunque sea olvidándose de los otros, etc.

·      Con un poco de humor o ironía les ilustro lo que digo: Es corriente que, futbolistas,  al comenzar el partido, hacen la señal de la cruz: Y Dios recibe la petición de ganar el partido del equipo A y del B. ¿A quién le da la victoria Hacer favores ¿No  es eso tener una idea de un  Dios     parcial?       

¿Sería ético, pues,  buscar hacer favores no de justicia?  . No Dios no es así. Él no nos rechaza si caminamos por sendas de justicia .

A nosotros nos queda ser coherentes con nuestras opciones, educarnos y educar  en la objetividad, practicando el discernir. Eso se llama  ir según el Espíritu.

Que así sea.

Un abrazo

José Luis Molina

9 de enero 2022

 

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