jueves, 20 de enero de 2022

FELIZ COINCIDENCIA

 



 

 

 

Desde hace setenta y tres años, cada 10 de diciembre, se conmemora el Día de los Derechos Humanos, aniversario de la fecha en la que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó  la Declaración Universal de los Derechos Humanos  que recogía el listado de derechos inalienables de que goza cualquier persona independientemente de su raza, color, , religión, sexo, idioma, opinión política o de otra índole, nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

Este hecho, la Declaración  y reconocimiento de los Derechos Humanos, ha sido un fuerte motor de dinamismo para el crecimiento de la humanidad, surgiendo sucesivos   desarrollos como la singularización de la Declaración de los Derechos del Niño, por ejemplo.

Hasta la fecha, hoy por hoy, goza de buena salud este reconocimiento, pero,    de todas maneras, es frecuente y constante la violación solapada o descarada de estos Derechos Humanos por parte de diferentes estamentos y actuaciones de poder local, nacional o mundial. Igualmente en espacios más reducidos y próximos como la familia, el espacio laboral, etc.

Y con honestidad, por     parte de la Iglesia no podría pasar de largo

La Iglesia, desde el principio, fue reticente a los postulados de la Ilustración sobre los derechos del hombre y del ciudadano.

Esta postura sufrió un cierto cambio con el pontificado del Papa Juan XXIII   colocándose, en sus enseñanzas, a favor de los Derechos Humanos, pero aún se mantiene en la ambigüedad entre marginalidad y reconocimiento  , aceptación teórica e ignorancia en la práctica. Y es que el problema radica en que la Iglesia, junto con su identidad teológica, está constituida como Estado Vaticano, no por cierto un Estado de Derechos, que chocará, en muchos aspectos con estos Derechos Humanos en cuanto haya confrontación.

Y esto nos tiene que hacer pensar sobre el párrafo del colectivo  “Corriente Somos Iglesia” cuando decía:

            “Nos avergonzamos profundamente de que el artículo 1º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos sea más cristiano que la Iglesia.”

No obstante, y también nos debe llevar a la reflexión , los planteamientos del Papa Benedicto XVI en el discurso de su visita a la ONU, con motivo del 60º aniversario de la Declaración de los derechos Humanos   en los que subrayó con fuerza proclamando que los Derechos Humanos tenían que tener una fuerte repercusión en los creyentes porque están enraizados  en la esencia del ser humano   y en su identidad más profunda como imágenes del Creador.    

Y eso es lo que estoy intentando hoy con esta reflexión. Porque teniendo en cuenta el 10 de diciembre, “Día de los Derechos Humanos”, recientemente transcurrido y las respuestas que el Bautista    da a los interrogantes  que le llegan de la realidad, ¿qué tenemos que hacer?,  son una auténtica declaración de derechos humanos que debemos actualizar a nuestro tiempo .

Opinen ustedes:

·      Si tienes dos túnicas, entrega una, si tienes comida repártela, … si tienes vacunas, que sean para todos. Es decir cambia el sentido de pertenencia en exclusiva por el de pertenencia en solidaridad. Esto tiene su fundamento en el derecho de todo ser humano a que se le tenga en cuenta y pueda vivir con dignidad.

·      El no exijan más de lo establecido es una condena a todo abuso de poder que se ejerce de diversas maneras en el campo político, económico, social, de relaciones interpersonales, etc.

·      El no hacer extorsión, sacar beneficio con falsas denuncias,  es un grito de defensa del más débil y una exigencia del derecho a la justicia igualitaria y honesta…

Termino diciendo que el tema de este año es IGUALDAD que está relacionado con el artículo 1º antes citado: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.

 

En fin, los Derechos Humanos, son una respuesta que nace   en defensa de todos los individuos y es, por ello, que se identifican  con la    dimensión nuclear del plan de Dios que es la opción por el hombre.  

No creo sea muy complicado situarnos ante las respuestas del Bautista teniendo de fondo a los derechos Humanos ni que nos queden muy lejanos campos donde actuar. Termino añadiendo una frase que recibí y creo puede ayudar.

Un abrazo

José Luis Molina




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