Desde hace setenta y tres años, cada
10 de diciembre, se conmemora el Día de los Derechos Humanos, aniversario de la
fecha en la que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de los Derechos
Humanos que recogía el listado de
derechos inalienables de que goza cualquier persona independientemente de su
raza, color, , religión, sexo, idioma, opinión política o de otra índole,
nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
Este hecho, la Declaración y reconocimiento de los Derechos Humanos, ha
sido un fuerte motor de dinamismo para el crecimiento de la humanidad,
surgiendo sucesivos desarrollos como la
singularización de la Declaración de los Derechos del Niño, por ejemplo.
Hasta la fecha, hoy por hoy, goza de
buena salud este reconocimiento, pero,
de todas maneras, es frecuente y constante la violación solapada o
descarada de estos Derechos Humanos por parte de diferentes estamentos y
actuaciones de poder local, nacional o mundial. Igualmente en espacios más
reducidos y próximos como la familia, el espacio laboral, etc.
Y con honestidad, por parte de la Iglesia no
podría pasar de largo
La Iglesia, desde el principio, fue
reticente a los postulados de la Ilustración sobre los derechos del hombre y
del ciudadano.
Esta postura sufrió un cierto cambio
con el pontificado del Papa Juan XXIII colocándose, en sus enseñanzas, a favor de los
Derechos Humanos, pero aún se mantiene en la ambigüedad entre marginalidad y
reconocimiento , aceptación teórica e
ignorancia en la práctica. Y es que el problema radica en que la Iglesia, junto
con su identidad teológica, está constituida como Estado Vaticano, no por cierto
un Estado de Derechos, que chocará, en muchos aspectos con estos Derechos
Humanos en cuanto haya confrontación.
Y esto nos tiene que hacer pensar
sobre el párrafo del colectivo “Corriente Somos Iglesia” cuando decía:
“Nos
avergonzamos profundamente de que el artículo 1º de la Declaración Universal de
los Derechos Humanos sea más cristiano que la Iglesia.”
No obstante, y también nos debe
llevar a la reflexión , los planteamientos del Papa Benedicto XVI en el
discurso de su visita a la ONU, con motivo del 60º aniversario de la
Declaración de los derechos Humanos en
los que subrayó con fuerza proclamando que los Derechos Humanos tenían que
tener una fuerte repercusión en los creyentes porque están enraizados en la esencia del ser humano y en su identidad más profunda como imágenes
del Creador.
Y eso es lo que estoy intentando hoy
con esta reflexión. Porque teniendo en cuenta el 10 de diciembre, “Día de los
Derechos Humanos”, recientemente transcurrido y las respuestas que el Bautista da a los interrogantes que le llegan de la realidad, ¿qué tenemos
que hacer?, son una auténtica
declaración de derechos humanos que debemos actualizar a nuestro tiempo .
Opinen ustedes:
· Si tienes dos túnicas, entrega una, si tienes comida repártela, … si
tienes vacunas, que sean para todos. Es decir cambia el sentido de pertenencia
en exclusiva por el de pertenencia en solidaridad. Esto tiene su fundamento en
el derecho de todo ser humano a que se le tenga en cuenta y pueda vivir con
dignidad.
· El no exijan más de lo establecido es una condena a todo abuso de poder
que se ejerce de diversas maneras en el campo político, económico, social, de
relaciones interpersonales, etc.
· El no hacer extorsión, sacar beneficio con falsas denuncias, es un grito de defensa del más débil y una
exigencia del derecho a la justicia igualitaria y honesta…
Termino diciendo que el tema de este
año es IGUALDAD que está relacionado con el artículo 1º antes citado: “Todos los seres humanos nacen libres e
iguales en dignidad y derechos”.
En fin, los Derechos Humanos, son una
respuesta que nace en defensa de todos los individuos y es, por
ello, que se identifican con la dimensión nuclear del plan de Dios que es la
opción por el hombre.
No creo sea muy complicado situarnos
ante las respuestas del Bautista teniendo de fondo a los derechos Humanos ni
que nos queden muy lejanos campos donde actuar. Termino añadiendo una frase que
recibí y creo puede ayudar.
Un abrazo
José Luis Molina
No hay comentarios:
Publicar un comentario