Una interpretación de Isaías 62, 1-5
Me duele el silencio.
Nunca pude pensarlo
pero hoy lo siento.
Me duele el silencio
que rompe un abrazo,
me duele el silencio
que asfixió mis besos
y ahogó mis palabras
cuando iban p’arriba
gritando “te quiero”, en silencio.
Pero ese silencio
que arrullan tus brazos
en los míos envueltos
también en silencio,
que es canción de cuna
donde van meciéndose
nuestros corazones,
ese, no me duele,
¡en ese me muero!.
Y ese otro silencio
que jadea en mis labios
después de arrancarte
todos los ¡ay!, en silencio,
ese no me duele,
ese me conmueve
dejando en la arena
bailar con las olas
todos los “te quiero”
que me caben dentro
y me salen fuera para regalarte
silencio al oído,
rumor en el pecho,
ardor en el alma
y un escalofrío
recorriendo el cuerpo
abrazado al tuyo.
¡Se detuvo el tiempo!
José Luis Molina
15 enero 2022
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