jueves, 28 de septiembre de 2023

SATANÁS, LO QE OSTACULIZA EL PROYECTO DE DIOS

 



 

 

Hoy me pongo a escribir esta reflexión con un cierto temor, con cierto reparo. Me ocurre así porque, tal vez, algunos de ustedes, los que me lean, pudieran ser de esos por los que temo, Sí, y si es así, solo me queda presentar mis disculpas y, como diría Serrat, asegurar que no es nada personal. Por tanto, si vuelven a escocer mis palabras, las que me dispongo a escribir, lo hago, honestamente, desde un sentido del deber.

Voy al grano:

 

A lo largo de toda mi historia, he pasado por situaciones muy diversas, difíciles, fuertes. Si puedo afirmar, en verdad, que en esos casos nunca he buscado refugiarme en lo indefinido o en la generalidad, para “dedicárselo” a  alguien poniéndolo encima de la mesa. Es más,  si alguna vez he empleado el genérico, no ha habido mayor problema. Estos, los problemas, han surgido cuando he empleado el nosotros inclusivo, aun cuando he usado, al mismo tiempo, el yo personal y singular explícitamente. Cuando esto ha ocurrido, se han levantado ampollas en el auditorio y han aparecido frases super acuñadas: “nosotros que somos los que estamos aquí, recibimos el chaparrón”, por ejemplo, o aparecen catálogos de las programaciones logradas, aunque no sea ese el tema. Perdón nuevamente.

¿Por qué todo lo anterior me ha venido a la mente cuando he leído el evangelio? ¿Por qué?. Muy sencillo.

Creo que a pesar de lo evidente, de la frontalidad de Jesús, de la honestidad para  con los que le seguían, ni se engaña , ni se anda con disimulos, a pesar de ello, los discípulos aún están ¿por cuánto tiempo?, (aún estamos, ¿no sé por cuanto tiempo?), sin querer ver, sin querer llamar a las cosas por su nombre negándonos a rechazar evidentes posicionamientos o actitudes que son obstáculos reales para el reino de Dios. A ellos les faltaba capacidad o se resistían a aceptar la persecución, el rechazo, la exclusión por el Evangelio.

Y eso no es extraño para nosotros. Con harta frecuencia se hace oración para dar vueltas sobre lo ya volteado, para bendecir lo bendecido antes de formularlo pero que, curiosamente, encaja a la medida de mi dedo. Nos sigue faltando capacidad para aceptar la primera lectura, análisis para discernir nuestras opciones de seguimiento o no, de pausa y parada en el camino y no llegar a parte alguna o ,al menos, a la meta vislumbrada.

No quiero cansaros más. Hoy os invito a orar con Jeremías a partir de dos columnas paralelas.

    Me sedujiste                                                  ¿Me dejé seducir?

    Me forzaste                                                    ¿ Me has podido?

    Tengo miedo de responder                         Tengo que gritar y señalar lo

                                                                              que es reino tuyo .

    Conozco, siento, me duele.                       ¿Cuántas veces la toalla tirada?

    Me fui, me tragó la ballena  pero             Y tu palabra es fuego que me

     volví.                                                               que me devora.

Gracias, Señor, por los que me ayudan a ver aunque, a veces, no se lo agradezca. Gracias porque está ahí, y no se van aunque los eche. Gracias por cada uno de los samaritanos habidos en mi vida, que no me reglan el oído pero me ofrecieron sus brazos y pude seguir. Gracias, Señor.

Un abrazo

José Luis Molina

2 de septiembre del 2023