martes, 30 de junio de 2015
DEMOS RESPUESTAS VÁLIDAS Y HONESTAS
Un día una niñita estaba sentada observando a su mamá lavar los platos en la cocina. De pronto notó que su mamá tenía varios cabellos blancos que sobresalían entre su cabellera oscura. Miró a su mamá y le preguntó inquisitivamente, ¿Mami, por qué tienes algunos cabellos blancos? Su mamá le contestó: - Bueno, cada vez que haces algo malo y me haces llorar o me pones triste, uno de mis cabellos se pone blanco'. La niñita se quedó pensativa por un rato y luego dijo:
> > - Mami, ¿por qué todos los cabellos de mi abuelita están blancos?
viernes, 26 de junio de 2015
CARTA AL PAPA FRANCISCO
Carta escrita por el P. José AntonioPagola,
sacerdote y teólogo.
“Casi sin
darnos cuenta, estás introduciendo en el mundo la Buena Noticia de Jesús. Estás
creando en la Iglesia un clima nuevo, más evangélico y más humano. Nos estás
aportando el Espíritu de Cristo…”.
Desde que
fuiste elegido para ser la humilde “Roca” sobre la que Jesús quiere seguir
construyendo hoy su Iglesia, he seguido con atención tus palabras. Ahora, acabo de llegar
de Roma, donde te he podido ver abrazando a los niños, bendiciendo a enfermos y
desvalidos y saludando a la muchedumbre.
Dicen que
eres cercano, sencillo, humilde, simpático… y no sé cuántas cosas más. Pienso
que hay en ti algo más, mucho más. Pude ver la Plaza de San Pedro y la Via
della Conciliazione llena de gentes entusiasmadas. No creo que esa muchedumbre
se sienta atraída solo por tu sencillez y simpatía. En pocos meses te has
convertido en una “buena noticia” para la Iglesia e, incluso, más allá
de la Iglesia. ¿Por qué?
Casi sin darnos cuenta, estás introduciendo en el mundo la Buena
Noticia de Jesús. Estás creando en la Iglesia un clima nuevo, más evangélico y
más humano. Nos estás aportando el Espíritu de Cristo. Personas
alejadas de la fe cristiana me dicen que les ayudas a confiar más en la vida y
en la bondad del ser humano. Algunos que viven sin caminos hacia Dios me
confiesan que se ha despertado en su interior una pequeña luz que les invita a
revisar su actitud ante el Misterio último de la existencia.
Yo sé que en
la Iglesia necesitamos reformas muy profundas para corregir desviaciones
alimentadas durante muchos siglos, pero estos últimos años ha ido creciendo en
mí una convicción. Para que esas reformas se puedan llevar a cabo, necesitamos
previamente una conversión a un nivel más profundo y radical. Necesitamos, sencillamente, volver a Jesús, enraizar nuestro
cristianismo con más verdad y más fidelidad en su persona, su mensaje y su
proyecto del Reino de Dios. Por eso, quiero expresarte qué es lo que más me atrae de tu
servicio como Obispo de Roma en estos inicios de tu tarea.
Yo te
agradezco que abraces a los niños y los estreches contra
tu pecho. Nos estás ayudando a recuperar aquel gesto profético de Jesús, tan
olvidado en la Iglesia, pero tan importante para entender lo que esperaba de
sus seguidores. Según el relato evangélico, Jesús llamó a los Doce, puso a un
niño en medio de ellos, lo estrechó entre sus brazos y les dijo: “El que acoge
a un niño como este en mi nombre, me está acogiendo a mí”.
Se nos había
olvidado que en el centro de la Iglesia, atrayendo la atención de todos, han de
estar siempre los pequeños, los más frágiles y vulnerables. Es
importante que estés entre nosotros como “Roca” sobre la que Jesús construye su
Iglesia, pero es tan importante o más que estés en medio de nosotros abrazando
a los pequeños y bendiciendo a los enfermos y desvalidos, para recordarnos cómo
acoger a Jesús. Este gesto profético me parece decisivo en estos momentos en
que el mundo corre el riesgo de deshumanizarse desentendiéndose de los últimos.
Yo te
agradezco que nos llames de forma tan reiterada a salir de la Iglesia para entrar
en la vida donde la gente sufre y goza, lucha y trabaja: ese mundo donde Dios
quiere construir una convivencia más humana, justa y solidaria. Creo que la
herejía más grave y sutil que ha penetrado en el cristianismo es haber hecho de
la Iglesia el centro de todo, desplazando del horizonte el proyecto del Reino
de Dios.
Juan Pablo
II nos recordó que la Iglesia no es el fin de sí misma, sino solamente “germen,
signo e instrumento del Reino de Dios”, pero sus palabras se perdieron entre
otros muchos discursos. Ahora se despierta en mí una alegría grande cuando nos llamas a
salir de la “auto referencialidad” para caminar hacia las
“periferias existenciales”, donde nos encontramos con los pobres, las víctimas, los
enfermos, los desgraciados…
Disfruto
subrayando tus palabras: “Hemos de construir puentes, no muros para
defender la fe”; necesitamos “una Iglesia de puertas abiertas, no de
controladores de la fe”; “la Iglesia no crece con el proselitismo, sino por la
atracción, el testimonio y la predicación”. Me parece escuchar la voz de Jesús
que, desde el Vaticano, nos urge: “Id y anunciar que el Reino de Dios está
cerca”, “id y curad a los enfermos”, “lo que habéis recibido gratis, dadlo
gratis”.
Te agradezco
también tus llamadas constantes a convertirnos al Evangelio. Qué bien conoces a la
Iglesia. Me sorprende tu libertad para poner nombre a nuestros pecados. No lo
haces con lenguaje de moralista, sino con fuerza evangélica: las
envidias, el afán de hacer carrera y el deseo de dinero; “la desinformación, la
difamación y la calumnia”; la arrogancia y la hipocresía clerical; la
“mundanidad espiritual” y la “burguesía del espíritu”; los “cristianos de
salón”, los “creyentes de museo”, los cristianos con “cara de funeral”. Te
preocupa mucho “una sal sin sabor”, “una sal que no sabe a nada”, y nos llamas
a ser discípulos que aprenden a vivir con el estilo de Jesús.
No nos
llamas solo a una conversión individual. Nos urges a una renovación eclesial,
estructural. No estamos
acostumbrados a escuchar ese lenguaje. Sordos a la llamada renovadora del
Vaticano II, se nos ha olvidado que Jesús invitaba a sus seguidores a “poner el
vino nuevo en odres nuevos”. Por eso, me llena de esperanza tu homilía de la fiesta de
Pentecostés: “La novedad nos da siempre un poco de miedo, porque nos
sentimos más seguros si tenemos todo bajo control, si somos nosotros los que
construimos, programamos y planificamos nuestra vida, según nuestros esquemas,
seguridades y gustos… Tenemos miedo a que Dios nos lleve por caminos nuevos,
nos saque de nuestros horizontes, con frecuencia limitados, cerrados, egoístas,
para abrirnos a los suyos”.
Por eso nos
pides que nos preguntemos sinceramente: “¿Estamos abiertos a
las sorpresas de Dios o nos encerramos con miedo a la novedad del Espíritu
Santo? ¿Estamos decididos a recorrer los caminos nuevos que la novedad de Dios
nos presenta o nos atrincheramos en estructuras caducas, que han perdido la
capacidad de respuesta?”. Tu mensaje y tu espíritu están anunciando un futuro nuevo para la
Iglesia.
Quiero
acabar estas líneas expresándote humildemente un deseo. Tal vez
no podrás hacer grandes reformas, pero puedes
impulsar la renovación evangélica en toda la Iglesia. Seguramente,
puedes tomar las medidas oportunas para que los futuros obispos de las diócesis
del mundo entero tengan un perfil y un estilo pastoral capaz de promover esa
conversión a Jesús que tú tratas de alentar desde Roma.
Francisco, eres
un regalo de Dios. ¡Gracias!
lunes, 22 de junio de 2015
ECOLOGISMO DE FRONTERA
ECLESALIA, 22/06/15.- Leí hace algún tiempo a González Faus una reflexión sobre que los obispos del s. XXI deberán ser hombres de frontera y no hombres de barreras. Esta es la actitud que ha tomado el obispo de Roma, a la sazón papa Francisco, al escribir su primera encíclica centrada en el problema ecológico que le hemos creado a nuestro planeta y sobre el cuidado de lo que él llama “la casa común”.
En una primera lectura, me quedo con su
escritura diáfana y clara, alejada de otro tiempo en el que las
encíclicas eran para iniciados en teología y que además estuvieran
familiarizados con el lenguaje formalista y curial; el texto que nos
ocupa es accesible a cualquier laico -incluido el precio, que no llega a
tres euros- por lo directo y de difícil doble interpretación. En su
llamada de atención, el papa recuerda textos de los papas anteriores
denunciando este problema estructural, a los que desborda por cantidad y
claridad hasta el punto de haber incomodado ya a algunos que se dicen
cristianos. Francisco nos señala que muchos de los esfuerzos por buscar
soluciones a la crisis medioambiental y al agotamiento de los recursos
naturales se frustran no solo por el rechazo egoísta de los poderosos
sino, atención, “por la falta de interés de los demás”; es decir, de los
cardenales, obispos y de todos nosotros.
Francisco analiza una realidad incómoda
para quienes vivimos en el Primer Mundo abusando de una huella ecológica
varias veces superior a la que nos podemos permitir, al tiempo que
señala a los que más pierden, que son los desheredados de la Tierra como
un sinónimo de los predilectos del Maestro; y les hemos apartado de una
vida digna por nuestras prácticas del consumismo extremo y selectivo de
una minoría consumista que entre otras cosas nos permitimos
desperdiciar casi un tercio de los alimentos. Por eso afirma que frente
al cambio climático, hay responsabilidades diversificadas (sic) donde los pueblos más vulnerables deben ser objeto de atención prioritaria.
Recuerda con valentía el sometimiento de
la política ante la tecnología y las finanzas que logran que el interés
económico prevalezca sobre el bien común. Escribe desde la esperanza
-“el amor social”-, la necesidad de diálogo en serio y la educación
porque lo cierto es que el actual sistema mundial es insostenible desde
diversos puntos de vista. Dedica un capítulo entero a “la raíz humana de
la crisis ecológica” donde la ciencia y la tecnología no son neutrales
en nuestra cultura del relativismo. Él lo resume en una idea troncal muy
clarificadora de que no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra
social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental que incluye
también a la ecología de la vida cotidiana.
El papa echa en falta con urgencia la
presencia de otra globalización que tenga una visión de futuro en la
que emerja una verdadera autoridad política mundial sin recetas
uniformes y no, añado yo, el poder omnímodo de la codicia que todo lo
envenena. Reitera lo contrario de lo que hoy es la hoja de ruta
bendecida por no pocos católicos: la política no debe someterse a la
economía y ésta no debe someterse a los dictámenes de la tecnocracia.
Llega a proponer que tenemos que convencernos de que desacelerar un
determinado ritmo de producción y de consumo puede dar lugar a otro modo
de progreso y desarrollo. Exactamente lo contrario al modelo de
globalización materialista que llevan con mano de hierro el Banco
Mundial, el FMI, la troika, los mercados, los actuales dirigentes de la
UE, de Estados Unidos, de España…
Naturalmente que también nos habla de
Dios y de Francisco de Asís (el título de la encíclica es una alabanza
que cantaba el santo) afirmando que la espiritualidad cristiana propone
un modo alternativo de entender la calidad de vida capaz de gozar
profundamente sin obsesionarse por el consumo, convertido en el modelo
omnipresente y obsesivo actual. Nos habla del amor social como fuente
del verdadero desarrollo más humano, más digno, en suma más cristiano.
Acaba la encíclica con dos bellas oraciones acordes con la sensibilidad
ecológica.
En definitiva, estamos ante un análisis
en clave de denuncia profética pero que no ha querido cargar sobre los
posibles culpables o responsables (en alguna medida todos lo somos) sino
en la urgencia de mirar el mundo con una mirada diferente, responsable y
madura, sintiéndonos amados por el amor del Dios de la vida y por el
sufrimiento de la mayoría de los seres humanos como sufridores que son
del grave atentado estructural a nuestra ecología. A quien le piquen las
palabras del papa, lo mejor es que se rasque la conciencia. (Eclesalia
Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos,
indicando su procedencia).
domingo, 21 de junio de 2015
ESTOY AHÍ
estoy ahí, junto a la alberca verde
que el limo, quédamente,
forró de terciopelo,
donde los peces
se esconden para amarse
sin que nadie envidie sus colores.
Estoy ahí, tan cerca,
que tan solo metiendo
en el agua tu mano
notarás mi presencia
recorriendo tu piel.
Soy esa brisa breve
que, tras besar el agua
que rebosando el borde
se convertirá en canto,
llevará a tus mejillas
suspiros refrescantes
de patios cordobeses
en noches de verano.
Y así, como te he dicho,
siempre me encontrarás,
me tendrás a tu alcance,
te tendré, ancla y vela,
timón y remo,
ausencia y plenitud
de presencia y ausencia
en la esencia de mi yo
que se llenó de muchos.
José Luis Molina
viernes, 19 de junio de 2015
CONCEJALES Y ALCALDESAS
Ahorita que están recién terminadas las elecciones municipales en España y generando una realidad nueva e indudablemente (esperemos que afortunadamente) distinta.
Pero también en este rato en que la clase política se ha desacreditado hasta el extremo generando un profundo desencanto.
Cuando la dimensión política ha perdido su sentido de servicio y se implanta, sin pudor, en estrategias de poder.
Ahora que el Papa Francisco hace rechinar tuercas de políticos y poderes económicos con su próxima encíclica "Laudato sii"en favor de la defensa de la vida, de la naturaleza y de los más desfavorecidos de la tierra.
Creo que es oportuno el artículo que cuelgo a continuación para quienes lo lean a cualquier lado del Atlántico. Creo que nos puede ayudar a fortalecer nuestra dimensión humanista, política y cristiana.
José Luis Molina
Pero también en este rato en que la clase política se ha desacreditado hasta el extremo generando un profundo desencanto.
Cuando la dimensión política ha perdido su sentido de servicio y se implanta, sin pudor, en estrategias de poder.
Ahora que el Papa Francisco hace rechinar tuercas de políticos y poderes económicos con su próxima encíclica "Laudato sii"en favor de la defensa de la vida, de la naturaleza y de los más desfavorecidos de la tierra.
Creo que es oportuno el artículo que cuelgo a continuación para quienes lo lean a cualquier lado del Atlántico. Creo que nos puede ayudar a fortalecer nuestra dimensión humanista, política y cristiana.
José Luis Molina
Concejales y alcaldesas
No me importa de qué partidos
sois, y ojalá que tampoco os importe a vosotros en vuestra práctica de gobierno.
No quisimos escoger –aunque el sistema nos obligó a hacerlo– una papeleta con
una lista entera, cerrada, elaborada no sabemos dónde ni por quién. No quisimos
escoger militantes de un partido, sino hombres y mujeres del pueblo, gente de
la calle, vecinos y vecinas de barrio.
Os elegimos como pudimos, pero ahí
estáis, concejales y concejalas de nuestros pueblos y ciudades. A pesar de
todo, y de nosotros mismos, representáis
lo más generoso y lo mejor de la política: el compromiso a favor de los
ciudadanos, no de los partidos convertidos en fin. Representáis la política a
pie de calle, al servicio de la gente Ojalá en vuestra labor seáis libres de
los altas directivas, aun cuando en muchos casos sean ellas las que os han
designado. Ojalá hagáis caso omiso de las encuestas de voto, y os mantengáis ajenas,
ajenos a los turbios engranajes del poder. Ojalá practiquéis una política digna
de ese nombre: una política humana, con alma y sensibilidad, con espíritu y
entrañas, con inteligencia y compasión, que no son dos cosas, sino una y la
misma.
Sois sin duda la abrumadora mayoría de
los políticos, si podemos llamaros así. En la gran mayoría de los casos, hacéis
política sin pertenecer a la clase política, sin someteros a sus servidumbres y
sin enzarzaros en sus querellas sin fin. A pesar de ello –justamente por ello,
habría que decir más bien–, no ocupáis las primeras planas ni los titulares de
los grandes medios, a no ser allí donde los grandes partidos y los medios
poderosos os utilizan para sus propios intereses, que no son los nuestros,
tampoco los vuestros. ¿Pero de qué nos hablan entonces las primeras planas y
los titulares? ¿Y a quién sirven los que hicieron de la política su oficio?
No hagáis de la política vuestro
oficio, cuánto menos medio de ascenso y de lucro personal. Seguid siendo lo que
sois, lo que vuestro nombre indica. “Concejal” viene del latín concilium, que en su origen significaba
una asamblea ciudadana encargada de administrar los asuntos de todos. Tiene,
como veis, la misma raíz que “conciliar” y “reconciliar”. ¡Cuánto nos enseñan
las palabras, si dejamos que nos hablen con su intención originaria, la que
tuvieron antes de que las hayamos prostituido y manipulado, como sucede tanto
en los foros políticos, que así corrompen a la vez el lenguaje y la política.
Os llamáis también “ediles”, que viene del latín aedes, “casa”. Así se llamaban en la antigua Roma los encargados de
cuidar los templos y las casas públicas. Pues eso: cuidad de nuestras casas, cuidad
de nuestra casa común, y de que todos tengan una casa. Cuidad de hacer de
nuestros pueblos y ciudades templos llenos de aliento vital, de calma y bienestar
para todos.
Ateneos a vuestro nombre, a vuestro ser
verdadero. Sed conciliadores allí donde haya divergencias, que siempre las
habrá. Sed reconciliadores allí donde haya conflictos, que serán inevitables.
No obedezcáis a las consignas de las cúpulas, no sirváis a los intereses de los
grandes. No caigáis en la tentación de la política como profesión y como
carrera, que sabemos a dónde conduce, ante quién acaba postrándose, a quién
acaba sirviendo, cómo acaban ignorándonos y despreciándonos a la inmensa
mayoría.
A vosotros, alcaldes y alcaldesas recién
nombradas, os damos la enhorabuena y os expresamos nuestra gratitud, sobre todo
a quienes vais a regir los municipios más pequeños, ignorados de todos, y a
quienes, gobernando las grandes ciudades, vais a rebajaros el sueldo. También
vosotras, vosotros, atended a la palabra, al nombre que lleváis. “Alcalde”,
como sabéis, viene del árabe alqadí:
“juez”. Juez es el que hace justicia. Haced justicia en todo aquello que esté
en vuestra mano. ¿Que es poco lo que podéis? ¿Que no os queda sino administra
las migajas según unas leyes que otros os imponen? Aunque así fuera, sed fieles
en eso poco y todo será distinto. Ya hemos visto a una alcaldesa impedir el
primer desahucio. No miréis a las cúpulas que os nombraron para la lista, sino
a los ciudadanos que os eligieron para su servicio. No miréis arriba, mirad
abajo, a los de más abajo. Sed justos y haced justicia.
¿Qué es justicia? Es que todos –¡todos!–
tengan una casa y vivan con dignidad. Que todos coman. Que nadie robe y tenga
demasiado. Que nadie deba rebuscar de noche en el contenedor de la basura. Que
los derechos humanos no dependan del color de la piel ni de unos papeles ni de
unas fronteras, siembre impuestas a la fuerza
La justicia requiere resistir a los dictados de los grandes poderes, a
los que tan sometidos están los grandes partidos. Justicia es el máximo bien
común posible, el máximo estado de paz o bienestar posible de todos los seres.
No habrá justicia sin paz ni paz sin
justicia. No habrá justicia y paz si no creéis que puede haberlas en este mundo
en peligro. Pero solo las habrá empezando desde abajo, y aportando cada día un
granito.
José
Arregi
MERCADILLO SOLIDARIO DE PRADO DEL REY
Como en años anteriores, el pasado 7 de junio, domingo, en la localidad de Prado del Rey se celebro
el tradicional Mercadillo Solidario con el proyecto de la Escuela Inti de Quito y con otras realidades marginales del momento social de acá, y en el que intervienen toda la comunidad educativa de Prado (alumnos y profesores, además de los padres de los Centros de Infantil, Instituto y los Colegios de Primaria San José y Pablo de Olavide)
Este año se encontraban acá en España los dos sacerdotes de la Fundación Intiruna de Quito (Ecuador) que también se hicieron presentes en el mercadillo para agradecer la solidaridad de la población de Prado.
También es de destacar la presencia de Adrián, profesor que ejercía en el Pablo de Olavide, en el 2008, cuando surge esta iniciativa y que, aunque ahora lo hace en la provincia de Málaga, todos los años acude a Prado y al Mercadillo.
Desde la Asociación B. Inti-Ecuador de El Bosque y en nombre de los miembros de la Fundación Intiruna, desde Ecuador, una vez más agradecer este sentimiento de solidaridad de Prado del Rey.
José Luis Molina
lunes, 15 de junio de 2015
ATACAR A FRANCISCO, ¿PARA QUÉ?
José Mª Castillo Publicado en "E anche il papa rema"
Se dice en Roma, y en medio mundo, que el Papa Francisco está soportando
un fuerte enfrentamiento, que, según fuentes autorizadas, tiene sus raíces
y sus protagonistas en la misma ciudad, en el mismo Estado, donde el Papa vive
y desde el que Francisco gobierna a la Iglesia universal. Por supuesto, es
comprensible que en la Iglesia universal haya personas o grupos que no están de
acuerdo con la forma de ser y gobernar de este Papa. Como es también
comprensible que haya quienes no están de acuerdo con algunas de las cosas que
dice Francisco o que no le agrade a todo el mundo cómo este Papa dice algunas de
las cosas que dice. Este tipo de desacuerdos ha sido siempre frecuente en la
Iglesia. Y no tendría por qué llamarnos la atención. Y menos aún debería
preocuparnos el desacuerdo de quienes no se identifican con el modo de ser o de
hablar del actual sucesor de Pedro en la Iglesia.
Lo que sucede, en este momento, es que no se trata de que hay personas o
grupos que no están de acuerdo con el Papa. El problema está en que se
trata de personas o grupos que atacan al Papa. No es lo mismo el
“desacuerdo” que el “ataque”. El desacuerdo se basa en la “diferencia”, lo
que es inevitable y, en muchos casos, enteramente lógico. El ataque, sin
embargo, no se limita a expresar la diferencia. Porque el que ataca a otro, lo
que en realidad pretende es que el otro cambie. Y si no cambia, que se quite de
enmedio, o sea, que se vaya a otra parte. Estamos, por tanto, ante una
situación seria, muy seria. Yo me atrevería a decir que la Iglesia (no sólo el
Papa) se enfrenta a un problema de raíces muy hondas. Y de imprevisibles consecuencias.
Así las cosas, la pregunta que a cualquiera se le ocurre es ésta: ¿Pero,
qué ha hecho o qué ha dicho Francisco para que se le ataque como de hecho se le
está atacando? Como es sabido, en la historia de la eclesiología se
hizo famosa la tesis, propugnada por el cardenal Humberto y recogida por
Graciano (D. XL. c. 6, col. 146), según la cual “el papa no ha de ser juzgado
por nadie, a no ser que se encuentre que se ha desviado de la fe” (“a nemine
iudicandus, nisi deprehendatur a fide devius”). Es la famosa tesis del “papa
hereje”, que fue tema de ásperas discusiones durante siglos. No es cuestión de
analizar ahora este asunto, que ya no ocupa lugar alguno en los tratados sobre
la Iglesia. Pero vale la pena recordar este asunto. Al menos para preguntar a
quienes atacan al Papa actual: ¿es que Francisco ha incurrido en alguna
herejía? ¿es que se ha desviado de la fe de la Iglesia?Hablo de “la
fe de la Iglesia”, no de “la fe de quienes atacan a Francisco”. Pero
entonces, si es que no pueden demostrar que estamos ante un “papa hereje”, ¿qué
es lo que en realidad pretenden quienes atacan a este Papa? ¿es que quieren un
Papa “a su medida”? Que lo digan claramente. Y entonces sabremos a qué
atenernos.
Y para terminar, sólo una cosa. Si los problemas, que tanto preocupan a
algunos, son los problemas teológicos relativos a la familia, no vendría mal
que los descontentos con Francisco se pongan a estudiar a fondo el “valor
dogmático" de algunos enunciados doctrinales sobre la familia, que tan
nerviosos ponen a determinados teólogos, a algunos obispos e incluso a
ciertos cardenales. Que estudien a fondo este asunto. Si lo hacen con la
debida competencia, honradez y sinceridad, seguro que se van a encontrar con
esto: no hay en la Iglesia ni una sola afirmación doctrinal sobre la familia
que sea un “dogma de fe”. Entonces, ¿a qué viene tanto ruido y tanto alboroto?
domingo, 7 de junio de 2015
DOS LUCES
Dos luces:
Una que se va,
otra que no quiere
y, no queriéndo irse,
se va pausada
y, en su lento irse, va
lamiendo toda ella
mi piel que se estremece.
Enternecen las piedras
en el atardecer
sabiendo que la noche
llorará sobre ellas
sus lágrimas sonoras
de heladas soledades.
Cambiaron los colores:
se hicieron ocres,
y pardos y violetas,
y algunos tal vez negros,
pero en mi mano queda la paleta
y yo sé, aunque no se distingan
que en ella siguen estando
el rojo, el verde, el mar
con su azul infinito,
y el color de la música,
y el calor de la hoguera,
de los besos, del rumor de las olas
y el viento entre las breñas.
Se ha esfumado el blanco
pero de blanco mi paleta está llena.
José Luis
lunes, 1 de junio de 2015
LUCIA CARAM
Para aquellos critianos que se quejan de las cosas que están mal pero se refugian detrás del no se puede hacer nada, creo que esta carta de Lucia Caram puede marcar caminos de lo contrario
LUCIA CARAM "APELA A ROMA" EN UNA CARTA ABIERTA AL PAPA
"Me duele que desde Nunciatura se me invite al silencio y se me llame la atención"
Lucía Caram, 24 de mayo de 2015 a las 17:54
Me quieren silenciar porque dicen que eso es hacer política, cuando mi única política es la del Evangelio y mi única militancia la de la fe que se compromete
(Sor Lucía Caram).- Querido Papa Francisco: Soy una religiosa Argentina que vive en Cataluña, tierra que me acogió, con la que me siento identificada y en la que trabajo por el Reino. Mi pasión es Jesús de Nazaret, el amigo de los pobres, el cantor de las bienaventuranzas, el Dios del amor que no se desentiende de la vida de sus hermanos, los hombres y mujeres, especialmente de los pequeños y de los que sufren.
He pedido audiencia con Vd. porque los clamores de los más empobrecidos y humillados en esta dramática crisis que vivimos han atravesado los muros de mi Monasterio y, en el silencio contemplativo, ha resonado con fuerza la urgencia del corazón de Dios que hoy nos repite: "He visto la opresión de mi pueblo, he sentido sus clamores y no los puedo soportar". Y esto me interpela, como mujer, como monja y como contemplativa en la Iglesia de Jesús.
En estos años, muchas personas se han unido para dar respuesta a este clamor, y juntos hemos podido crear una comunidad de vida al servicio de las personas y del proyecto humanizador de Jesús: acogiendo, creando un banco de alimentos, un albergue-residencia para personas sin hogar, espacios de duchas, empresas de inserción, etc. y sobre todo acogiendo y acompañando desde el corazón, según el Espíritu de las Bienaventuranzas nos sugiere.
Pero en España hoy se vulneran de forma sistemática los derechos humanos y las libertades de las personas. Tenemos un gobierno que desoye las justas reivindicaciones de los ciudadanos, de los trabajadores y de las familias, cada vez más empobrecidos y humillados, y que, subido a una mayoría absoluta que le convierte en intocable, a pesar de sus continuos, crecientes y escandalosos casos de fraude, estafa y corrupción, que se han enquistado en el poder. En este hábitat de injusticia, la denuncia profética es un imperativo de la fe que nos obliga a tomar partido y a denunciar, aun a costa de ser perseguidos y amenazados.
Francisco, para "reconstruir la Iglesia" y para instaurar la justicia y la paz en España hoy necesito que me escuches y que me apoyes a mí y a tanta gente, a los que, siguiendo tus palabras, "estamos haciendo lio"; a los que nos hemos vuelto incómodos. Tal vez, como bien dices, tengamos que "pedir perdón, porque no pedimos permiso", pero el Evangelio nos interpela y hace inapelable nuestra lucha: hay líneas rojas que no se pueden traspasar, y aquí con demasiada frecuencia se ignoran y pisotean, y por ello quiero que nos veamos:
1.Tomando partido por los más pobres, busco consenso y pactos, alianzas con todos los sectores de la sociedad. Y me quieren silenciar porque dicen que eso es hacer política, cuando mi única política es la del Evangelio y mi única militancia la de la fe que se compromete hasta dar la vida. No voy a afiliarme ni a lanzarme a la arena política, no es ésa mi vocación, aunque no lo entiendan los que quieren que calle. Pero el pacto Nacional contra la Pobreza y contra la pobreza infantil que promuevo con otras personas es imparable y prioritario.
2.Tenemos un sistema en el que hoy no se garantiza la justicia y en el que en nombre de la ley y sin paliativos se tira a la gente a la calle con órdenes judiciales de desahucio y por la fuerza, sin importar que haya enfermos, niños o ancianos. Lo he denunciado por los medios y con contundencia. Las imágenes son un escándalo y una humillación.
3.Una de las grandes hipocresías de nuestro País son las vallas de Melilla, con sus asesinas cuchillas, en las que pierden la vida miles de personas, que huyen de sus países buscando poder vivir una vida digna de ser vivida. O los centros de internamiento para inmigrantes, donde malviven a la espera de ser repatriados. Hemos acogido supervivientes de esta pesadilla, y sus relatos me impiden callar y me urgen a de pedir responsabilidades.
4.Mi presencia en los medios defendiendo a las víctimas y denunciando estos atropellos quiere ser acallada. Una ley mordaza impide en este País hablar con libertad, limitándose el derecho a la libertad de expresión y a la opinión pública. Desde el Evangelio y animada por la esperanza que devora mis entrañas, no puedo dejar de clamar y reclamar justicia, despertar conciencias e invitar al compromiso, porque esto nos afecta a todos.
5.En España, se ha creado un mercado laboral que es un auténtico campo de concentración con esclavos asalariados. Hay muchos, demasiados trabajadores pobres, que, trabajando de sol a sol, cobran una miseria y no pueden ni mantenerse ni mantener a sus familias. Hay también muchas, muchísimas personas que sufren por no tener trabajo y que ya no cobran ninguna prestación, mientras el Gobierno cacarea una salida de la crisis a velocidad de crucero e ignora a los casi tres millones de niños que viven en situación de exclusión social.
6.La corrupción crece y cada día nos levantamos con un nuevo escándalo que afecta al partido del gobierno o a los de la oposición. Pero entre todos se tapan las vergüenzas, los juicios se eternizan y ellos se perpetúan en el poder, creando un creciente malestar en una ciudadanía que ya no puede más.
7.Me han querido enfrentar con la Iglesia, cuando desde el Evangelio y repitiendo sus palabras, he dicho ante hermanos homosexuales, o mujeres dadas a la prostitución, o ante matrimonios rotos: ¿Quién soy yo para juzgar? O "Yo -como Jesús- no te condeno". Esto me ha valido en más de una ocasión el veto de algunos obispos, que me censuraron sin decirme el porqué, recordándome a la escena en la que a Jesús le abofetean y él se limita a preguntar: "Si he hablado mal, dime en qué, y sino, ¿por qué me pegas?".
8.Me duele que se me llame la atención y se me invite al silencio, por ejemplo desde Nunciatura, por mi trabajo con los más pobres y por intentar que su voz resuene en este desierto de una democracia secuestrada y sin ética, en la que la coherencia y falta de pobreza y austeridad de algunos miembros relevantes de la jerarquía de la Iglesia escandaliza a los fieles, sin que se den explicaciones, o justificando lo que hoy, desde el Evangelio, no se puede justificar.
Papa Francisco, el aire fresco del Espíritu está llegando a todos los rincones del Planeta. Nos sentimos como en Pentecostés. Ya no tenemos miedo, porque el resucitado está en medio nuestro, y por eso hemos abierto las puertas y las ventanas, para expulsar todo lo que contaminaba nuestro aire. Nos sentimos enviados a instaurar el nuevo Orden querido por Jesús.
Como Argentina, como seguidora de Jesús, como consagrada al servicio del Evangelio, me siento en profunda comunión con vd. y quisiera poder darle un abrazo fraterno, portador de la reconfortante fuerza del Espíritu que nos mueve y nos libera, para no poder hacer otra cosa más que servir a los más pobres, los preferidos del Reino.
Oro por Vd. y le pido que ore por mí en esta hora de tantas presiones, de tantos apoyos y de tanta vida compartida. Pretenden que me calle, pero, si lo hago, las injusticias continuarán y gritarán las piedras.
En comunión
Manresa
Sor Lucía Caram
Una mujer enamora del Evangelio, militante de la esperanza
Dominica contemplativa
Una mujer enamora del Evangelio, militante de la esperanza
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