miércoles, 30 de noviembre de 2011

II RECREACIÓN DEL BICENTENARIO
















El Bosque es ese lindo pueblo blanco de la Sierra de Cádiz. Y es uno de los pilares de soporte de nuestra Fundación Intiruna (que actúa directamente en Quito). En él nació la Asociación Benéfica Inti-Ecuador, aunque hoy tiene miembros no sólo en El Bosque sino también en Benamahoma, Prado del Rey, Grazalema, Úbrique, Villamartín, Córdoba, Sevilla, Badajoz, ..., con la finalidad de respaldar, potenciar y en muchos casos financiar los programas educativos y de promoción humana que dicha Fundación lleva a cabo en el suroriente de Quito con sede en el Barrio Lucha de los Pobres.



Pues este pueblo, el pasado fin de semana, el 26 y 27 de este mes de noviembre, se engalanaba de fiesta entre los decorados de sus calles, para ambientar la España que sufría la invasión napoleónica, y entre el humo de la pólvora y los disparos de fogueo, la belleza de sus mujeres ataviadas con esos atuendos de altos corpiños y velos en la cabeza se desplegaba en el ambiente y recreaban un ambiente que cautivaba.




Y es que El Bosque, con esta recreación celebraba sus doscientos años de existencia como villa con identidad propia y libre. Y todo esto, ocurrió porque El Bosque fue la primera población que se levantó en armas contra los franceses en la Serranía de Ronda el 12 de febrero del 2010.



El comportamiento heróico de sus habitantes posibilitó que la Junta de Regencia asentada en Cádiz le concediera el privilegio de Villazgo el 28 de noviembre del 1811, independizándose de las Cuatro Villas - Grazalema, Benaocas, Villaluenga del Rosario y Ubrique- a las que pertenecía administrativamente.








Esta fecha marca, por tanto, el comienzo de la Villa de El Bosque como villa independiente en lo político y en lo administrativo.




Y de forma magnífica el pueblo entero lo celebraba. Y detrás estaban muchas horas de esfuerzo y trabajo colectivo y comunitario en los ensayos durante algunos meses, coser trajes y vestidos para ambientar la época, así como la ambientación del entorno callejero, profundización histórica de estos aconteciemientos, ciclo de conferencias, etc.






Y a este júbilo nos unimos como Intirunas

ANTONIO MUÑOZ MOLINA



Aunque sea de sobra conocido, no está de más tener datos sobre el artículo de Opinión "Hora de Despertar"






Antonio Muñoz Molina nació en Úbeda (Jaén.- España) en 1956



Estudió periodismo en Madrid y se licenció en Historia del Arte en Granada.



Ha escrito bastantes novelas y obtenido varios premios tales como



Beatus Ille (1986) Premio ïcaro.



El invierno en Lisboa (1987) Premio Nacional de Literatura y Premio de la Crítica (1987)



Beltenebros (1988) muy conocida por haber sido llevada al cine



El jinete polaco, Premio Planeta 1991 y Nacional de Narrativa 1992






En 1995 es elegido miembro de la Real Acedemia Española ocupando la letra u






Seforad (2001)



La vida por delante (2002)



El viento de la luna (2006)



La noche de los tiempos (2009)






En toda su obra pretende presentar la realidad y situarse ante ella con espíritu crítico






lunes, 28 de noviembre de 2011

HORA DE DESPERTAR



A mi retorno de España me encuentro con el artículo que cuelgo a continuación (con un poco de retraso en relación a la fecha en que fue escrito: 2 de junio del 2011). Me pilló el título y sentí curiosidad para abrirlo. Me recordaba una hermosa canción del disco de Juan Antonio Espinosa titulado "Escucha nuestros gritos en la noche" y la canción era aquella que en un momento decía:
A ti te digo....
es hora de despertar,
levanta la frente al alba,
verás al pueblo que viene,
por nuestras calles avanza,
verás al pueblo que viene
estrenando la mañana..."

Eran aquellos años posteriores al Concilio Vaticano II, los años que el Concilio Vaticano II hizo posibles, años de una Iglesia luchadora que luchaba con u por la gente y tenía y pronunciaba una palabra ante las situaciones que se vivían en el cotidiano, una palabra que para un amplio sector de gente era esperada e importante.

Todo eso y mucho más me evocó el título de un artículo de Antonio Muñoz Molina. Y me puse a leerlo con avidez. Y me ha gustado. A mi regreso de España, donde he pasado algunas semanas y he constatado tantas cosas que chocan con lo que se me evocó, me ha gustado y quiero compartirlo con ustedes, quienes quieran leerlo, sobre todo cuando he tenido que constatar una iglesia cada vez más afónica, como no sea para sus intereses económicos, que no tiene ni pronuncia una palabra y que, lo que es peor, cada vez interesa a menos gente; y unos políticos con un cinismo impresionante echando pelotas fuera pero asegurándose que "las suyas" estén a buen recaudo; o el "pueblo indignado" que engendra el 15M y luego, mayoritariamente, vota al PP. Creo que es hora de despertar... si creemos que la vida es más que dormir y quejarse.
Por eso les invito a leer el ártículo de Muñoz Molina y, si lo quieren, a repasar y escuchar la canción aludida.

José Luis Molina


HORA DE DESPERTAR

He pensado desde hace muchos años , y lo he escrito de vez en cuando, que España vivía en un estado de irrealidad parcial, incluso de delirio, sobre todo en la esfera pública, pero no solo en ella. Un delirio inducido por la clase política, alimentado por los medios, consentido por la ciudadanía, que aceptaba sin mucha dificultad la irrelevancia a cambio del halago, casi siempre de tipo identitario o festivo, o una mezcla de los dos. La broma empezó en los ochenta, cuando de la noche a la mañana nos hicimos modernos y amnésicos y el gobierno nos decía que España estaba de moda en el mundo, y Tierno Galván -¡Tierno Galván!- empezó la demagogia del político campechano y majete proclamando en las fiestas de San Isidro de Madrid aquello de "¡El que no esté colocao que se coloque , y al loro!" Tierno Galván, que miró sonriente para otro lado, siendo alcalde, cuando un concejal le trajo pruebas de los primeros indicios de la infección que no ha dejado de agravarse con los años, la corrupción municipal que volvía cómplices a empresarios y a políticos.

Por un azar de la vida me encontré en la Expo de Sevilla en 1992 la noche de la clausura: en una terraza de no sé qué pabellón, entre una multitud de políticos y de prebostes de diversa índole que comían gratis jamón de pata negra mientras estallaban en el horizonte los fuegos artificiales de la clausura. Era un símbolo tan demasiado evidente que ni siquiera servía para hacer literatura. Era la época de los grandes acontecimientos y no de los pequeños logros diarios, del despliegue obsceno de lujo y no de administración austera y rigurosa, de entusiasmo obligatorio. Llevar la contraria te convertía en algo peor que un reaccionario: en un malasombra. En esos años yo escribía una columna semanal en El País de Andalucía, cuando lo dirigía mi querida Soledad Gallego, a quien tuve la alegría grande de encontrar en Buenos Aires la semana pasada. Escribía denunciando el folklorismo obligatorio, el narcisismo de la identidad, el abandono de la enseñanza pública, el disparate de una televisión pagada con el dinero de todos en la que aparecían con frecuencia adivinos y brujas, la manía de los grandes gestos, las inauguraciones, las conmemoraciones, el despilfarro en lo superfluo y la mezquindad en lo necesario. Recuerdo un artículo en el que ironizaba sobre un curso de espíritu rociero para maestros que organizó ese año la Junta de Andalucía: hubo quien escribió al periódico llamándome traidor a mi tierra; hubo una carta colectiva de no sé cuantos ofendidos por mi artículo, entre ellos, por cierto, un obispo. Recuerdo un concejal que me acusaba de "criminalizar a los jóvenes" por sugerir que tal vez el fomento del alcoholismo colectivo no debiera estar entre las prioridades de una institución pública, después de una fiesta de la Cruz de Granada que duró más de una semana y que dejó media ciudad anegada en basuras.

El orgullo vacuo del ser ha dejado en segundo plano la dificultad y la satisfacción del hacer. Es algo que viene de antiguo, concretamente de la época de la Contrarreforma, cuando lo importante en la España inquisitorial consistía en mostrar que se era algo, a machamartillo, sin mezcla, sin sombra de duda; mostrar, sobre todo, que no se era: que no se era judío, o morisco, o hereje. Que esa obcecación en la pureza de sangre convertida en identidad colectiva haya sido la base de una gran parte de los discursos políticos ha sido para mi una de las grandes sorpresas de la democracia en España. Ser andaluz, ser vasco, ser canario, ser de donde sea, ser lo que sea, de nacimiento, para siempre, sin fisuras: ser de izquierdas, ser de derechas, ser católico, ser del Madrid, ser gay, ser de la cofradía de la Macarena, ser machote, ser joven. La omnipresencia del ser cortacircuita de antemano cualquier debate: me critican no porque soy corrupto, sino porque soy valenciano; si dices algo en contra de mi no es porque tengas argumentos, sino porque eres de izquierda, o porque eres de derechas, o porque eres de fuera; quien denuncia el maltrato de un animal en una fiesta bárbara, está ofendiendo a los extremeños, o a los de Zamora, o de donde sea; si te parece mal que el gobierno de Galicia gaste no sé cuantos de miles de millones de euros en un edificio faraónico, es que eres un rojo; si te escandalizas de que España gaste más de 20 millones de euros en la célebre cúpula de Barceló en Ginebra, es que eres de derechas, o que estás en contra del arte moderno; si te alarman los informes reiterados sobre el fracaso escolar en España es que tienes nostalgia de la educación franquista.

He visto a alcaldes y a autoridades autonómicas españolas de todos los colores, tirar cantidades inmensas de dinero público viniendo a Nueva York en presuntos viajes promocionales que solo tienen eco en los informativos de sus comarcas, municipios o comunidades respectivas, ya que en el séquito suelen o solían venir periodistas, jefes de prensa, hasta sindicalistas. Los he visto alquilar uno de los salones más caros del Waldorf Astoria para "presentar" un premio de poesía. Presentar no se sabe a quien, porque entre el público solo estaban ellos, sus familiares más próximos y unos cuantos españoles de los que viven aquí. Cuando era director del Cervantes, el jefe de protocolo de un jerarca autonómico me llamó para exigirme que saliera a recibir a su señoría a la puerta del edificio cuando él llegara en su coche oficial. Preferí esperarlo en el patio, que se estaba más fresco. Entró rodeado por un séquito que atascaba los pasillos del centro y cuando yo empezaba a explicarle algo tuvo a bien ponerse a hablar por el móvil y dejarnos a todos, al séquito y a mi, esperando durante varios minutos. "Era Plácido", dijo, "que viene a sumarse a nuestro proyecto". El proyecto en cuestión calculo que tardará un siglo en terminar de pagarse.

Lo que yo me preguntaba, y lo que preguntaba cada vez que veía a un economista, era cómo un país de mediana importancia podía permitirse tantos lujos. Y me preguntaba y me pregunto por qué la ciudadanía ha aceptado con tanta indiferencia tantos abusos, durante tanto tiempo. Por eso creo que el despertar forzoso al que parece que al fin estamos llegando ha de tener una parte de rebeldía práctica y otra de autocrítica. Rebeldía práctica para ponernos de acuerdo en hacer juntos un cierto número de cosas y no solo para enfatizar lo que ya somos, o lo que nos han dicho o imaginamos quer somos: que haya listas abiertas y limitación de mandato, que la administración sea austera, profesional y transparente, , que se prescinda de lo superfluo para salvar lo imprescindible en los tiempos que vienen, que se debata con claridad el modelo educativo y el modelo productivo que nuestro país necesita para ser viable y para ser justo, que las mejoras graduales y en profundidad surgidas del consenso democrático están siempre por encima de los gestos enfáticos, de los centenatios y los monumentos firmados por vedettes internacionales de la arquitectura.

Y autocrítica, insisto, para no ceder más al halago, para reflexionar sobre lo que cada uno puede hacer en su propio ámbito y quizás no hace con el empeño con que debiera: el profesor enseñar, el estudiante estudiar haciéndose responsable del privilegio que es la educación pública, el tan solo un poco enfermo no presentarse en urgencias, el periodista comprobando un dato o un nombre por segunda vez antes de escribirlos, el padre o la madre responsabilizándose de los buenos modales de su hijo, cada uno a lo suyo, en lo suyo, por fin ciudadanos y adultos, no adolescentes perpetuos, entre el letargo y la queja, miembros de una comunidad política sólida y abierta y no de una tribu ancestral: ciudadanos justos y benéficos, como decía tan cándidamente, tan conmovedoramente, la Constitución de 1812, trabajadores de todas clases, como decía la del 1931.
Lo más raro es que el espejismo haya durado tanto



Antonio Muñoz Molina
































viernes, 4 de noviembre de 2011

¿DÓNDE ENCONTRARTE?



¿Quieren ser santos?
¡Contèstenme! Lo necesito.
Yo, bajo el sol dorado,
frente a las piedras doradas
por el sol que se reclina
en lomas que aún veo lejanas,
o tal vez no tanto,
quiero afirmarme;
reafirmarme, para mi,
es necesidad urgida
desde esos rayos dorados
y esas piedras aún calientes.
Y necesito saber
con quien me alegro,
con quien compartir
esas ansias y esos esfuerzos
que en mi vida han sido
raon y sinrazón.
Por eso, dime.
Cuando puedas, contèstame.
Hoy no es absurdo,
como no lo ha sido nunca,
blanquear las tùnicas
y empaparlas
en sangre de justicia,
en clamores de solidaridad,
y secarlas al viento
de los gritos que claman
por otro mundo cierto
donde el ser humano
sea algo más
que economìa y confort.
Digàmonos que la utopía es bella,
que su rostro nos enamora
y su eco nos hace caminar
en agua y en viento,
en luz y noche,
en calor y sudor.
Dime, dime tú,
¿cómo y dónde encontrarte?

En la fiesta de Todos los Santos.
Felicidades.
José Luis

jueves, 3 de noviembre de 2011

CON MI CORAZÓN EN YAMBO. LA DESAPARICIÓN DE LOS HERMANOS RESTREPO.

Hace unas semanas comentaba con mi sobrina de 22 años sobre el estreno de la película de María Fernanda Restrepo, CON MI CORAZÓN EN YAMBO, al hilo de la conversación una de las cosas que salió fue que un profesor de la facultad de sicología donde ella estudiaba, había dicho en alguna ocasión en su clase, que los papas de los Restrepo son personas que no han logrado superar la FRUSTRACIÓN y que prácticamente están al borde de la locura.

Como cualquier HUMANO que conoce algo del caso de desaparición de los Hermanos Restrepo bajo la responsabilidad de la Policía Ecuatoriana, la indignación me colmo frente al comentario descomedido y lleno de ignorancia, que este “caballero” había realizado a un grupo de estudiantes; hoy a unas semanas de haberse estrenado este documental, cuando también el gobierno ecuatoriano ha decidido reabrir el caso, creo que es importante que aunemos esfuerzos para que el sentido de este medio audiovisual se refuerce, se consolide. No es la idea de estremecer dramáticamente al público, menos aún, creo llenar salas de cine, peor todavía como decía algún medio de comunicación “Los Restrepo, un caso que el Ecuador se niega a olvidar”, que más bien debería decir, UN CASO QUE EL ECUADOR NO PUEDE, NI DEBE OLVIDAR, el documental tiene un sentido profundamente humano y de búsqueda de la humanización de los que ignoran lo sucedido, un poema que discierne entre la injusticia del poder estatal, la corruptela policial, la lucha, la exigencia y esperanza por la JUSTICIA, pero sobretodo un poema de amor infinito y trascendente por los DESAPARECIDOS y por los que han empuñado la resistencia a su muerte injusta. Un documental por tanto histórico para los ecuatorianos y que ningún ecuatoriano debería dejar de ver.

Para variar como diríamos entre amigos, en Guayaquil “república independiente” empezaron poniendo el pie a la difusión de este audiovisual , queriendo cobrar unos impuestos que no corresponden a una película ecuatoriana, pues cabe recalcar que María Fernanda Restrepo es ecuatoriana. ¿Por qué será? nos decimos también algunos con sarcasmo, sabiendo de base que el municipio guayaquileño es socialcristiano, partido político que gobernaba el país en el momento que desaparecieron Pedro Andrés y Santiago Restrepo.

La gente de Ecuador, con menos de 23 años, no sabe lo que sucedió con ellos, quizá gente más grande tampoco lo saben, por ello es necesario retomar la historia, hacer una opción por no olvidar, la desmemoria ha sido el mal de nuestra América Latina, de nuestro país para reiteradamente cometer errores, por esta razón desde Intiruna, queremos brindarles datos a los de aquí y a los de allá para que desde está historia escrita con sangre inocente no se olvide, sino más bien se fermente para la exigencia de los Derechos Humanos en todas las latitudes.

La vida tiene una virtud y es abrir oportunidades, creo que María Fernanda es experiencia de ello, pues la trama la enfrenta con quienes causaron daño a su familia, ahora ya no es la niña, es la mujer que habla con una FUERZA, que digo yo , no le cabe en el cuerpo, por eso también ahora con MI CORAZÓN EN YAMBO ella nos da la oportunidad, así percibo su deseo, de que los que no pudimos actuar en aquel momento lo hagamos ahora, no dejando morir la historia. Así que la invitación para todos para no dejar de pasar por el cine, de no quedarnos fuera de los acontecimientos con la reapertura del caso, lo hagamos.

Y para terminar, pensando también en que a veces nos encerramos en nuestro mundillo de dolor, algo que no se les podrá reprochar a la Familia Restrepo es que se hundieran en ellos mismos, sino todo lo contrario, su solidaridad se extendió a otros, Intiruna sabe de ello, pues la mano extendida de María Fernanda y Don Pedro, no nos faltó cuando el poder también intento acabar con nuestra esperanza.

Les apunto el link del tráiler del documental y una entrevista que le realizan a ella sobre el tema, también un resumen del caso para los que lo desconocían.

Marcia Toca.






Resumen del crimen por la desaparición de los hermanos Restrepo



Pedro Restrepo reclamando verdad y justicia frente al Palacio de Gobierno (1995)

Lucha contra la impunidad
Por Claude Roulet y Dora Quintero

En 1988, a las nueve de la mañana del 8 de enero, la Policía Nacional del Ecuador detuvo ilegal y arbitrariamente a los hermanos Carlos Santiago y Pedro Andrés Restrepo Arismendy de diecisiete y catorce años, respectivamente. Lo que hoy se sabe a partir de esa detención se basa en gran parte en el testimonio del ex agente de Policía, Hugo España. Según sus declaraciones, los niños fueron entregados al Servicio de Investigación Criminal de Pichincha, donde él trabajaba, y torturados durante varios días por miembros del SIC-10, grupo represivo de la Policía Nacional. En cierto momento, uno de los menores murió a consecuencia de la barbaridad de los asesinos.
El 11 de enero mataron al segundo hermano para eliminar el testigo que quedaba, una decisión tomada en el despacho del ministro de Gobierno, Robles Plaza, según insiste desde años el padre de los niños, Pedro Restrepo. (Si no fuera así, ¿cómo se explicaría que toda una institución estatal a continuación coordinara una estrategia completa de encubrimiento?). En la clandestinidad de las cuevas de Guápulo y escondidos por la noche, los cuerpos de los niños fueron descuartizados, empaquetados en fundas de plástico y botados a la laguna de Yambo, antes del amanecer del siguiente día.

La familia Restrepo Arismendy emprendió la búsqueda de los dos hermanos. Aún no sabía del crimen y confiaba en la fingida ayuda de los agentes. Poco a poco se dieron cuenta que eran engañados por la Policía que les presentó falsos resultados de investigaciones, desapareció evidencias, encubrió y ocultó culpables etc. Los padres empezaron una lucha desigual contra el Poder para reclamar verdad y justicia. Durante años agotaron todos los recursos legales y lograron que algunos policías (entre ellos el ex comandante general de la Institución, Gilberto Molina) fueron sentenciados.

Sin embargo, la familia Restrepo Arismendy insistía en que la desaparición de los dos jóvenes no era un delito de unos pocos malos elementos de la Policía, sino un crimen de Estado, fruto de una política de Estado que promovía una violenta e indiscriminada represión. Presentaron el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

Frente a la posibilidad de ser juzgado internacionalmente, el Estado ecuatoriano admitió el 24 de febrero de 1998 su culpabilidad en el crimen cometido contra los hermanos Restrepo. Aceptó por segunda vez en pocos días —después del caso Benavides— la responsabilidad en un Crimen de Estado.

La CIDH mediaba un acuerdo entre el Estado y la familia, en el cual el Gobierno se comprometió —entre otras cosas— a elaborar un informe detallado de lo sucedido con los desaparecidos, enjuiciar penalmente a todos los involucrados que aún no habían recibido sanción, realizar una “completa, total y definitiva búsqueda en la laguna de Yambo” para encontrar los restos de los dos jóvenes y pagar una indemnización. Lo último fue lo único que después se cumplió y hasta hoy han sido intocados los que gobernaron en aquella época el Estado que cometió el crimen.
Aún quedan muchos interrogantes sin respuesta. Por ejemplo, la Policía nunca reveló la identidad del principal torturador y asesino, a quien se conoce hasta hoy solamente con el apodo El Chocolate.

¿Cómo confiar en una institución la cual con esa actitud perdía toda su credibilidad? El entonces arzobispo de Cuenca, Luis Alberto Luna Tobar, opinó en el diario HOY del 16 de mayo de 1998: “Si la Institución responsable del crimen de Estado (…) no asumiera su responsabilidad total, llevando la historia hasta su lógico final, se suicidará ética y cívicamente, consumando su irresponsabilidad”.

El dolor que sufrió la familia Restrepo Arismendy y su tenaz lucha frente a las constantes trampas que les puso el Estado ecuatoriano, son el tema del libro El amor contra el Poder. El libro relata los sucesos hasta marzo del año 1996.

martes, 1 de noviembre de 2011

INTIRUNA Y PRADO DEL REY




Aprovechando al estancia de José Luis Molina en España, el pasado 28 de octubre se reunió, en el CEP San José de Prado del Rey, con niños de los niveles 3°, 4°, 5° y 6° para mostrarles un power point de diversos aspectos de la Escuela Inti de Quito. En ellos se veían diversos aspectos de allá y distintas actividades llevadas a cabo por los propios niños.
Todo esto despertó el interes de los niños que en un ameno e interesante coloquio fueron presentando montones de inquietudes, cuestiones y preguntas.
Todo esto nace como consecuencia de la colaboración que este centro, como los restantes centros de la localidad, mantienen como apoyo al proyecto de la Escuela Inti que la Fundación Intiruna mantiene en Quito.
No había espíritu ni mentalidad de proselitismo o de mendigar nada sino de correspondencia frente a unos lazos de colaboración que ellos han establecido.
La experiencia resulta altamente positiva.