martes, 2 de febrero de 2021

CAMINOS SIN NOMBRE

 



Hoy caminé a la sombra

del día que ocultaba

el sol tras de las nubes.

Mis pies hoy no sonaban

en la tierra mojada

y mi cuerpo ignoraba

su sombra en el camino.

 


 

Sin embargo, bailaba

alegre el culantrillo

movido por el agua

del arroyo ligero.

 


Las veredas cantaban,

Con blancas margaritas,

que ya viene empujando

la primavera próxima.

Hoy mi alma nacía

muda, y en el silencio,

buscaba con nostalgia

al sol que no rompía.

Pero a ratos, breves, casi

podríamos decir imperceptibles,

cuando el día se abría,

me renacían las fuerzas,

me brotaba la risa,

se llenaba mi alma

de esperanza y de vida.


 

¡Ay, caminos que llevan

a metas no previstas!,

no tenéis nombres, no,

ni Pedrizas, ni Vihuelo,

ni Garrotal, ni Espino,… :

vuestro nombre,

mientras tanto, aventura,

se lo pone en la frente,

palpitando, la vida.

                        José Luis Molina

                                      31 de enero 2021

 

sábado, 30 de enero de 2021

SOÑÉ Y SEGUIR SOÑANDO QUIERO

 



 

 

Creo que el internet es uno de los grandes aportes que la humanidad ha recibido en estos últimos tiempos. Pero también pienso que no es oro todo lo que reluce y, con el internet en nuestras manos, no todo ha sido positivo. Tenemos más información, la tenemos a golpe de clic, cierto, pero no nos ha hecho más cultos, mejor informados, más lúcidos, más humanos, porque hemos descubierto que cliqueando podemos copiar un tocho de conocimientos sin que en nosotros haya entrado lo mínimo de su contenido. No nos ha mejorado, el internet, en nuestra ansia por figurar, pero si nos proporciona aparentar poseer de lo que no tenemos ni idea. Y entonces, desde esa apariencia, con tres palabras que se han generalizado y que hemos cogido al vuelo, nos permitimos opinar y saber de todo. De salud sabemos más que los médicos, de medicinas más que los farmacéuticos y de psicología y educación más que los pedagogos. De ser padres hemos aprendido a no tener hijos y a que los animalitos se crean que lo son, a liberar a los niños de “traumas” por tener que enfrentar y asumir la vida con coherencia, pero se

nos ha olvidado como resolver el resultado de esa cada vez más amplia mayoría de hijos “tocados” por las incoherencias de nuestras respuestas ante la vida. Hemos descubierto que los niños tienen derechos, pero se nos olvidó ofrecerles que pasearan también por los jardines de los deberes, que también tienen hermosas plantas. Con ello evitamos tener que dar explicaciones ante nuestro talante existencial.

Bueno, no sé si me está saliendo muy pesimista. No lo pretendo. Pero es otro descubrimiento muy actual: Hay que ser positivo. Lo negativo se ignora, no se le permite que figure en el reparto. Tampoco en el decorado. Lo erradicamos, lo quitamos de en medio y “ya no existe”. Es lindo el panorama. Yo he visto a niños que cuando no quieren que se les encuentre con los cristales que han roto, se tapan la cara y los ojos con las manos. Él ya no los ve, ya no se le ve, ha desaparecido el sujeto que tiene que asumir responsablemente. Son simpáticos los avestruces y están preciosos cuando ocultan sus cabezas.

Bueno, si han sido capaces de seguirme hasta aquí, me atrevo a continuar. ¿Saben para qué todo lo anterior? . Para comentar  que me dio mucha lástima el día que un niño, que se enteró del “gran misterio de los Reyes Magos” se sintió ofendido porque lo habían “engañado”. Me pareció terrible la reacción del niño. ¿Qué niño se había ido constituyendo cuando su reacción era sentirse frustrado ante la fantasía por ser fantasía o ante los sueños porque le habían ayudado a soñar?. ¡Algo había fallado!

Y como hago a menudo, lo hago casi siempre, recurrí a mi experiencia.

Recordé cuando mi padre se pintaba con betún la cara para que Baltasar nos entregara los pocos, pequeños y “magníficos “ juguetes que no serían repuestos en todo el año.! Pero cómo le obligué a que cambiara de estrategia cuando descubrí que Baltasar era “como mi padre” porque ambos tenían una pequeña verruga en el párpado!.

Recordé, igualmente, el año que, al iniciar las vacaciones de Navidad, yo, que comenzaba mi aprendizaje de escritor, había decorado varias paredes de mi casa con ejercicios caligráficos de gran formato con picón del brasero y que, como consecuencia, los Reyes, que se enteraban de todo, me dejaron carbón y mondaduras de patatas. Les prometo que mis lágrimas eran en serio y que otras lágrimas, que se vertían hacia dentro de dos corazones que estaban conmigo, también lo eran. Cuando supe de “misterios descubiertos” no me enfade ni por el escarmiento ni por el engaño. Porque en el fondo no hubo engaño ya que yo estaba muy seguro que aquellos ojos con una verruga, en blanco o en negro, siempre me miraron brillando por el cariño que me tenían, y que los corazones que me acompañaban para afrontar aquel carbón que me aterraba, me habían dado, anteriormente,  sobradas pruebas de que se alegraban  y querían que escribiera y que escribiera bien.

No hay mentira, no hay traición, desde la coherencia, la honestidad y el amor. Si falta algo de esto es cuando recurrimos al engaño utilizando decorados para simular, o disimular,  la realidad.

No cambio mis experiencias de ilusión. Ellas me permiten seguir soñando aún.

                            José Luis Molina

                                         12 de enero 2021.

LIBERTAD Y PROFETISMO

 

EL PROFETA NO LE PONE PRECIO A SU LIBERTAD

 


Les propongo que para la reflexión de este  IV Domingo, primero conozcamos las lecturas.

En serio, leámoslas primero.

Son:

-         Deuteronomio 18, 15 – 20

-         1Corintios 7, 32 – 35

-         Marcos 1, 21 – 28

Bueno, supongo que las habrán leído y por tanto ya conocerán de qué van.

Ahora iré con orden, siguiendo las mismas lecturas y comentando algunas de las ideas que sugieren o que, al menos, a mi me sugieren.

Lo primero que aparece es la figura del profeta: “Suscitaré un profeta en medio de vosotros..,” dice. Evidentemente tiene sentido que pensemos en Jesucristo, el gran profeta de Dios. Pero no solo se refiere a Jesucristo porque habla del profeta que proclama la palabra que Dios pone en su boca y de otros que hablan en nombre de Dios lo que Él no dice y esos no pueden ser Jesucristo. Por ello opino también se refiere a nosotros, suscitados como profetas por el bautismo.

Ante esto último, este hablar “como de parte de Dios” cosas que Él no dice, nos puede coger de lleno cuando hemos convertido en “cristianismo bueno” las buenas formas (no importa si detrás hay mentira o apariencia, que es lo mismo), la justificación con razonamientos desde una falta de ética, los puntos suspensivos (sí, pero…,  o  tú ya sabes, …) cuando no queremos revelar algo negativo de otro pero lo dejamos así, abierto a la libre maledicencia; cuando proclamamos como voluntad de Dios lo que solo es fruto de ambiciones, de deseo de poder, de protagonismos o cuando silenciamos la opción desde donde actuamos detrás de una falsa caridad cuando lo que no queremos es afrontar las consecuencias del profetismo.

Y al hilo de esto, nos detenemos en la lectura de Pablo. Evidentemente no se puede interpretar lo que Pablo dice sin tener en cuenta la realidad de Corinto. Pero, además, interpretar a Pablo solo en un sentido biológico es un reduccionismo.

Ser profeta requiere de libertad. Teológicamente el “debernos a las mujeres o a los maridos”, lo que no es negativo,  debemos entenderlo como todo aquello con lo que nos casamos y nos impide proclamar la palabra que Dios pone en nuestros labios. Ser célibes para estar casados con el afán de medrar, de hacer carrera, de lograr ser importantes, de proteger nuestra imagen o casarnos con cerrar os ojos y la boca para que la verdad que hace libres no dañe nuestros intereses económicos, familiares o afectivos,no sirve para nada. El profeta que sea célibe frente a todo eso, será tildado de radical, extremista, negativo, etc.

Y por último, pasamos al Evangelio:

En la sinagoga, en los templos, en el mundo religioso, también se cuelan espíritus inmundos. No soportan la voz del profeta porque los pone en evidencia, lo que acabaría con ellos. Al profeta lo llamarán, como a Jesús, soberbio porque se dice y se quiere hijo de Dios. Pero se defienden como gato panza arriba, con gran estrépito, intentando romper el aire de libertad que el profeta genera.

El hombre queda liberado. Su fama se extiende pero no para concederle un “Goya” o ponerle alfombras de solemnidad. Su fama es conocida, es decir, su acción es tangible como todo proceso que libera. Pero esto no en una dimensión intimista, sino social y comunitaria.

                          José Luis Molina

                                       3o de enero del 2021.

lunes, 25 de enero de 2021

UN HIJO ES....


 

A pesar de la pandemia, MINGA EN LA ESCUELA INTI







 Integrantes de la Fundación INTIRUNA, padres de familia de la Escuela Inti, profesores, niños y adolescentes hoy reanudaron las mingas de mantenimiento. En medio de la camaradería y el trabajo duro, se va poniendo linda a la Escuela. Las siguientes semanas se continuará con la tarea, con el objetivo de
mantenerla limpia y en orden



.

BROTAR DE PRONTO

 



 

Siento el viento en mi cara

y, en mis labios, tus besos.

No me pesa la historia

que he ido, contigo, haciendo.

Logré, en ella , continuarte

y hoy siento, feliz,

cupieron mucha gente,

gente que te conoce

y de ti y de mí se acuerdan

cuando los campos se llenan de margaritas.

                           José Luis Molina

                                    24 de enero 2021

 

sábado, 23 de enero de 2021

ÉRASE UNA VEZ ...

 


Mi madre me contaba muchos cuentos. Me contó muchos cuentos.

Unas veces eran cuentos populares. Otras eran suyos.

También me leía cuentos. Así fue mi primer aprendizaje a leer sin saber hacerlo. Hubo uno que me lo leyó tantas veces, que llegué a aprendérmelo como si lo estuviera leyendo. Pasaba las páginas en el momento preciso y, lentamente, deslizaba la cabeza rítmicamente. No había aprendido a leer pero, efectivamente,  “estaba leyendo”.

Me contaba muchos cuentos. Me hablaba del hombre que iba cada año a su pueblo el 31 de diciembre y tenía más ojos que días tenía el año. Otras veces, cuando me los contaba, yo aprendía a oir como se rompe la tierra cuando crece la hierba.

Con sus historias, con sus cuentos, aprendí a conocer la vida, la vida de ella, como si yo la hubiera vivido. Y aprendí a vivir y a saborear la vida de hoy estando ella en ella.

Mi madre me contó muchos cuentos. Pero no me engañó, no me mintió.

Os pido perdón por haberme puesto hoy un poco melancólico, mejor emotivamente evocador,  para ofreceros mi reflexión del domingo.

Os digo todo esto porque los cuentos de mi madre y mi madre contándome cuentos, me enseñaron a saber de Dios.

Él también emplea relatos mágicos, maravillosos: peces grandes, enormes, increíbles, capaces de comerse a una persona entera y de vomitarla después de varios días sin haber sufrido daño; ciudades inmensas como no existían o transformar hombres para que pescaran a otros hombres.

Pero estos relatos de Dios (ojalá los recibiéramos al calor de una chimenea arrullados por el trepidar de su llama) no son mentira, son auténticas verdades con las que Dios nos habla de su amor, de su misericordia, de que en su creación no nos pensaba para vivir de cualquier manera. Son verdaderas voces al oído y susurros en el corazón para llamarnos a él, a seguirle, a heredar su vida, a ser sus hijos. Son narraciones del Padre-Madre.

No hay cataclismo como pudiera entenderse desde la segunda lectura o como reinterpretación de la pandemia, de Filomena o de explosiones de gas.

En esos relatos de Dios hay la concepción de un mundo de otra manera. Escuchamos la llamada a él  y nos dice como el aceptarlo, el acudir, es imposible enredado entre las redes.

                            José Luis Molina

                                        24 de enero del