miércoles, 7 de abril de 2021

DETRÁS DE LA LUVIA

 


Ha llovido:

huele la tierra.

Un mirlo voló en mi patio.

Escuché su llamada

a pesar de su pico ocupado

con algo para su cría

que andaba entre los geranios.

He llorado

han desfilado ante mi

aquellos a quienes quise y quiero,

que también me quisieron

y marcharon.

En un momento, pesada, muy pesada,

me ha pesado la ausencia.

Pero también la Pascua ha sonado

metida entre los setos de mi patio.

Ya es atardecer, los pájaros

componen una melodía inacabada.

Algo así será la eternidad:

un atardecer cantado,

un amanecer cantado,

un atardecer sin miedo a la noche,

un amanecer carente de nocturnos sobresaltos.

 

 


En el muro del patio

el sol dora los platos colgados,

por eso no cuelgan inertes,

su brillo dorado

aumenta sus colores,

colores de manos de artesanos

Que los hicieron brotar allí.

No son platos inertes,

son platos resucitados.

No es inerte el agua caída:

es agua que ha regado.

Ni fantasmal ha sido

el desfile presenciado:

también lo iluminó este sol vespertino.

He cerrado los ojos,

he rezado,

he llorado y he reído

porque sigo enamorado.

                   José Luis Molina

                                5 de abril dl 2021

 

domingo, 4 de abril de 2021

LA MAÑANA, NO UNA MAÑANA

 


La Resurrección suena, en los tiempos que corren,  como un cuento del que ya nos da casi vergüenza hablar.

La Resurrección siempre ha sido jinete que se apeó del caballo de la muerte, lucha contra las esquirlas de la “sensatez” y hunde en profundidad sus raíces en la experiencia amorosa del Dios Amor. Y tiene su propio dinamismo.

Recuerdo que hace muchos años, establecimos un certamen de elaboración de posters sobre la Resurrección. Yo también participé y recuerdo que uno de los que hice y que retengo con mucha actualidad fue una cartulina blanca en posición vertical. La cartulina estaba en blanco. Tan solo en la parte inferior, con letras grandes, mayúsculas, aparecía la palabra RECUCIT  , solo hasta la T, porque la O  se había escapado del corsé de la palabra y se elevaba libre hasta el nivel superior. La O era la eclosión de la vida que no se sometía a la rigidez nihilista de la muerte y volaba adquiriendo otras propiedades de identidad.

 

 


Algo así es mi poema pascual con el que quiero felicitaros: Vencer la rigidez de permanecer tendidos y vencidos para, desde el huerto del crucificado volar hacia la realidad cósmica de una humanidad transcendida.

Ahí os lo dejo:

 

Tal vez

una mañana sea muy poco:

¡Una mañana más

apenas desvelada de los sueños,

no significa nada!:

Volver a la rutina,

llenar las horas con los ruidos,

con los fracasos, ¡tantos ya!,  que siento

un mejor seguir con los ojos cerrados.

 

El barro y la sangre

empastados en el suelo,

acunaron tu lágrima,

y un beso desde la cruz caído

y ese otro, congelado,

a los pies de donde cuelgas,

han hecho brotar, primero roja,

luego blanca de amanecer y luna,

una margarita que no calla.

En ella

el grito, que atravesando el cielo

pulverizó la nube y se hizo tormenta,

se convirtió en promesa,

se convirtió en llamada,

se hizo melodía y, disipando el sueño,

dejó a la muerte estéril

Y así, al mutarse en vida

para parir esfuerzos

a todos nos invita

a que avancemos en la utopía del Reino

cuando yo, y tú, y muchos

conformemos un beso cósmico

que nos haga luceros.

 

Felicidades.

José Luis Molina

                        3 de abril del 2021

 

viernes, 2 de abril de 2021

HABÍA MUCHAS CRUCES

 


La liturgia de hoy, Viernes Santo, gira en torno a la CRUZ, la cruz en la que muere un inocente, en torno a las cruces en las que hoy siguen muriendo inocentes, pueblos enteros, multitudes a las que no les llega la muerte por ley de naturaleza sino por crucifixión: Muerte de muchos más de millares de brasileros, de los que tendrían que morir por la pandemia pero su causa definitiva fue la loca irresponsabilidad de unos dirigentes. Muertes en el mediterráneo, ahora también en el Atlántico, cuyas cruces, crucificados de carne morena, son engullidos por las aguas hacia sus entrañas para, después, vomitar sus despojos en nuestras playas de doradas arenas. Muertes en Latinoamérica, África y mercados de producción asiáticos, en cruces con madera de explotación. Cruces, muertes en Siria con bombas asesinas, muertes de indignidad, miseria, inhumanidad e injusticia en campamentos saharauis, en la isla de Lesbos, … Y en hogares próximos en forma de puñales machistas. Cruces sangrantes en una juventud rota, sinsentido por una humanidad de adultos rotos y sinsentido….

 


Cruces y muertes, y un Calvario, el monte de la calavera. Magnífico escenario para contemplar las cruces recortadas sobre el cielo plomizo como corresponde a su dimensión apocalíptica. Pero no hay que preocuparse. Así, convertidas en espectáculo no serán molestas. Incluso pueden hacer surgir alguna limosna que llamarán redentora, la que tan solo es justificatoria. Acabará el momento, se correrá el telón y a seguir preparando otros calvarios.

 


Por eso la liturgia del Viernes Santo, no es adoración de la cruz, idolatrándola. Es confrontación con las cruces de hoy desde la indignación y el dolor de la cruz del nazareno. Y por eso es espacio de oración: Conociendo la historia, VER la realizad, ANALIZARLA y POSICIONARSE ACTIVA Y COMPROMETIDAMENTE frente a ella.

Con esa intención termino esta reflexión ofreciéndoos  una oración: EL PADRE NUESTRO DE LA DEUDA EXTERNA

Lo escribí en 1998. En Quito. Cuando  en y desde nuestras comunidades nos preparábamos para el Jubileo del año 2000 con el deseo, frustrado, de que el capitalismo salvaje del primer mundo (FMI, BM, EEUU, etc) fuera capaz de, con la condonación de la deuda externa, eliminar muchas cruces que crucificaban al tercero y cuarto mundo. La cosa quedó , más o menos, en contemplar el drama del Calvario, tal vez alguna lágrima, y poco más. Aunque ha llovido mucho desde entonces, creo que aún puede servir este Padre Nuestro que escribí. Por eso os lo ofrezco para vuestra oración de hoy

PADRE NUESTRO DE LA DEUDA EXTERNA

Padre nuestro

                          de todos nosotros hombres y mujeres,

                           sabemos que sufres viendo desde el cielo

                           aue aquí, en nuestra tierra,

                           ejerce su imperio, sobre el pobre el rico.

Todos: ¡Oyé nuestras voces! ¡Oye nuestro ruego!

 

                          Tú estás caminando, de nuevo,

                          con los pueblos que, por el desierto,

                          caminan  buscando se haga tu Reino.

Todos: Sé tu nuestra fuerza y nuestro alimento.

 


                          Que no desfallezca nunca nuestro empeño

                           en luchar buscando

                           ese mundo nuevo de tu voluntad

                           donde lo importante ya no sea el dinero

                           con sabor a sangre,

                           obtenido de los pobres pueblos,

                           sino el hombre pleno en su dignidad.

Todos: Danos tú el aliento.

                           Mira que nos roban, cada día, el pan

                           de nuestros esfuerzos

                           diciendo debemos lo que no debemos,

                           pues son nuestros hijos, tu hijos pequeños,

                           los que sin arroz, sin casas, sin médicos,

                           crecen como árboles, carentes de riego,

                                en tierra agrietada con troncos resecos

Todos: Nosotros queremos  saber perdonar lo que ellos nos deben.

 

                                       Que ellos condonen lo que, según dicen,

                           nosotros debemos.

Todos: Líbranos, Señor, de este mal que es cerco, que aprieta y

             asfixia.

                           Que todos los pueblos te santifiquemos

                            siendo solidarios.

Todos: Ese es nuestro anhelo y también el tuyo.

                                                                       Amén, Padre bueno.

                          José Luis Molina

                                                      2 de abril del 2021

 

                                                                   

                          

 

 

jueves, 1 de abril de 2021

JUEVES SANTO APÓCRIFO

 

 


Nota previa: Por si a alguno le resulta desconocida o rara la

                        expresión de  Evangelio Apócrifo, aclaro que  este

                        nombre   se refiere a escritos surgidos en torno a

                        Jesús de Nazaret pero que no fueron incluidos ni

                        aceptados en el canon de la Biblia.

 

                                             oooooOOOooooo

Hoy, día de Jueves Santo, os quiero comentar sobre un texto que encontré en el Evangelio Apócrifo de un tal José Luis, por si os pudiera servir.

En él se dice que Jesús, después  de llegar a Jerusalén a través del Huerto de los Olivos, y haber mandado que devolvieran a su dueño el asno prestado,  estando con sus discípulos (hombres y mujeres), les dio instrucciones. Es dijo:

-         Mirad, se acerca el final de mi misión. Ésta ha sido daros a conocer al Padre en cómo es y en lo qué hace a través de nosotros. Esto ha sido importante para mi, lo más importante. Me habéis acompañado para comprender y habéis estado conmigo para ayudarme a ponerlo en marcha Ya va llegando el momento, el tiempo se acaba, y os tocará a vosotros. Es importante y por eso hay que celebrarlo. Nos reuniremos todos  pero no conviene que nos retrasemos ni que dejemos el trabajo a las mujeres. Hay que repartirse el trabajo.

 

Unos fueron donde les indicó Jesús y allí alquilaron una habitación amplia donde pudieran estar todos. Otros colocaron en el suelo alfombras y cojines. Otros se pusieron a encender el fuego para preparar los alimentos y los utensilios.

Jesús llegó a la caída de la tarde con algunos de ellos y con gran júbilo se fueron colocando. No había sitios de honor, ni preferenciales, ni nada de eso. Si había gran júbilo y algazara.


Capitel románico de San Pedro el Viejo.- Huesca

 

 

 

Jesús les preguntó: - ¿Qué habéis traído para la cena?

 

Se produjo un profundo silencio. Todos miraban hacia el suelo. Pensaban que Jesús les debía haber encargado algo y a ellos se les había olvidado.

Poco a poco, alguno empezó a balbucear disculpas. El primero fue Juan. Le dijo: - Perdóname, Jesús. Me pasé para acompañar  

                                   a tu madre y ya, de paso, animamos a  

                                   Salomé, María la de Cleofás; con María de

                                   Magdala nos tropezamos viniendo. Con esto

                                    ya me despisté y no pensé en más.

 

Jesús le dijo:   - Interesante, Juan. Trajiste a las que si no, tal

                             vez, por ser mujer, hubieran quedados

                             olvidadas. Has traído, para la cena, la intención

                             de Dios de un mundo incluyente.

 

Felipe continuó diciendo:  -Yo tenía intención de traer el pan

                                                  pero me topé con la viuda aquella

                                                  de Naín, a la que le devolviste su  

                                                  hijo. Le dejé los dracmas que tenía

                                                  para que comprara pan para que   

                                                  ellos también tuvieran cena.

 

Bartolomé contó que el aceite y el vino que traía los dejó en casa de Alfeo pues su hijo había tenido un accidente en las obras del templo y lo habían despedido. Con ellos podrían preparar algún ungüento o medicina para sus heridas.

 

Judas Tadeo fue el último en llegar. Había llegado con la respiración agitada  con dos personas que permanecían en un rincón en la semioscuridad. Dijo se había demorado porque al cruzar por delante de la explanada del templo vio una algarabía que pretendía apedrear a estas dos personas, una por pecadora pública y el otro porque también le gustaban los hombres.  - Yo  

                    me acordé de Jesús – dijo-  y aproveché, junto con

                    otros que también intentaban ayudarlos, la llegada

                    de soldados romanos para, en la confusión y la

                    noche, ayudarles a escapar y me los traje aquí

                    escondidos. Espero no importunen………

 

Santiago, el que llamaban el hermano del Señor, dijo que con ese actuar había puesto en riesgo al grupo. Pedro un poco le respaldó murmurando que había que pararse a pensar ante de actuar.

 

En esto Jesús se levantó, y fue lavando los pies a todos, incluso a Pedro, que no quería, y a Judas Iscariote que intentaba camuflarse en una zona poco iluminada.

 

 





Pintura románica.- Santa Olalla. La Loma. Cantabria

 

Después de esto dijo Jesús:  - Bueno, me parece que esta cena 

                                                      pascual es distinta a otras. Para

                                                      empezar, por unas razones o por

                                                      otras, no tenemos pan, ni vino, ni

                                                      cordero pascual. Pero no os

                                                      preocupéis.  Fijaos bien: Yo os

                                                      lavo los pies como servicio radical

                                                      que os libere y os de fuerzas para

                                                      superar el mar. Desde el servicio

                                                      os invito a la libertad. Por eso

                                                      seré cordero en vuestra cena y

                                                      señal en los dinteles de vuestras

                                                      casas. Vosotros, los demás, casi

                                                      todos, algunos no queriendo, no

                                                      habéis traído los alimentos para la

                                                      cena, pero os aseguro que si

                                                      tendremos cena pascual pues

                                                      vuestro amparo, solidaridad,

                                                      acogida y mirada hacia los otros

                                                      serán pan y vino. Y de esta

                                                      y permanencia mía entre vosotros

                                                      para siempre.

                                                      Hacedlo más veces. No como   

                                                       recuerdo, . sino como memorial.

                                                       Y yo estaré allí. Pero no olvidéis

                                                       que la cena la empezamos

                                                       primero con las mujeres, con la

                                                       viuda, con el herido, bien

                                                       amasadito todo para hacer un

                                                       rico pan de masa madre.

 

Comieron, bebieron . Miraban a Jesús mientras cantaban un salmo que se ha perdido, “Eres tú”,  mientras se iban dando progresivamente cuenta que, desde ya, esta cena macaba un punto de inflexión en sus vidas. Iguamente lo deseo también en las vuestras.

José Luis Molina

       1 de abril del 2021

 

 

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