viernes, 24 de diciembre de 2010

Vendrás, vendrás siempre,
rocío mío que cala la tierra
y cala mis huesos.

Vendrás y no pedirás permiso,
entrarás en la casa,
nuestra casa,
en esta casa grande,
dónde tú cabes siempre,
donde siempre te asomas
porque nunca te fuiste.

Encontraré tu mano
en el picaporte de mi puerta,
tus ojos brillarán
en los ángulos de las ventanas
y tu risa resbalará por los geranios.

Algún beso tuyo escapará
por las rendijas de la historia
y encontrará el mío.

Una caricia firme
sobre mi parda tierra
me envolverá pa'siempre.
-y ahora, sí-
tocarán las campanas
sobre mi tierra blanca,
y entonces hollaré el camino
-nunca transito-
que Vos quiso para mi.

Todo será esquizofrenia:
me miraré al espejo:
pareceré un tipo normal:
sólo un tic me develará:
mi yo sembrando flores
en grietas de cemento:
esquizofrenia total:
¡Plenitud!

Felicidades
Miguel Á. Olmedo

Navidad 2010

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un momento y un instante;
una serena mirada
un clamor constante
y un caminar permanente.

A todos vosotros,
que hacéis posible que se pueda reconocer que "Jesús es el Señor" felicidades.