martes, 11 de junio de 2013

ES DE JUSTICIA.-RECONOCIMIENTO DE GRATITUD Y CARIÑO A LUIS ALBERTO LUNA TOBAR

En el post anterior comentaba que, en estos días,  se cumplían ocho años de la lucha que la actual Fundación Intiruna (entonces no era tal) tuvimos que sostener frente a la jerarquía eclesiástica quiteña y ecuatoriana, con una huelga de hambre incluida, asumida por tres profesoras de la Escuela Inti y dos madres de familia.
El día 12 de junio se cumplen los ocho años del levantamiento de dicha huelga y el comienzo del nuevo itinerario que desembocó en la actual Fundación Intiruna.
En el citado post anterior manifestaba agradecimiento por el apoyo, respaldo y participación en la lucha de todos aquellos que estuvieron con nosotros. Entre ellos desempeñó un rol destacado Luis Alberto Luna Tobar, Arzobispo emérito de Cuenca.
Y evocando en estos días aquellos otros, caigo en la cuenta de tener, tal vez, una deuda pendiente, no a nivel directo y personal, porque eso si lo hicimos, pero si a nivel de reconocimiento público.
Y eso es lo que quiero hacer en nombre de Intiruna, pero no quiero que este reconocimiento adquiera carácter de epitafio.
Es verdad, Luis Alberto que tú, en brazos del alzheimer, no podrás leer estas pobres letras, pero sé que,en  la eternidad e inmensidad de tu Dios y nuestro Dios, de alguna manera llegarán a ser tuyas pues son para ti.
Gracias Luis Alberto: Para nosotros eres el hombre bueno, el pastor cercano que nos sirvió de soporte en horas extremadamente difíciles.
Cuando la Jerarquía eclesiástica te nombró mediador  en el conflicto, siento, así lo vivo, que te utilizó no para buscar vías de solución sino para que sirvieras de colchón que amortiguara la confrontación. Te vivo, en aquellos días, abandonado por ellos, solo: mientras, por un lado, el entonces Presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, Néctor Herrera, no atendía tus llamadas, tenías que recibir los envites   del Arzobispo de Quito, Raúl Vela, que pedía nuestras cabezas, nuestra salida de Quito, y sembrar con sal todo el terreno que tanta gente había estado trabajando y abonando.
Pero a nosotros todo esto nos proporcionó la suerte de conocerte, de tratar contigo, de recibir tus palabras, tus orientaciones, tu aliento que nos daba fuerzas.

Y no fue solo ahí. Posteriormente, mientras empezaba a caminar el nuevo periodo en el que ahora nos encontramos, tuvimos, en muchas ocasiones, necesidad de seguir encontrándonos pues necesitábamos de ti como el navegante necesita de la aguja de marear para atinar con el rumbo y sortear escollos. Siempre estuviste dispuesto: en Cuenca, en Quito,... Siempre nos sentimos acogidos por tu sonrisa y por tu abrazo.
Una vez, en Cuenca, después de haber estado conversando contigo en la catedral, antes de la misa, nos quedamos para participar en ella simplemente como bautizados. Por tanto estábamos con y entre la gente. Y al llegar a la comunión, nos hiciste subir al altar para que compartiéramos contigo en la propia mesa. Y al presentarnos a la gente dijiste una de las cosas más bonitas que, al menos a mi, me han dicho. Dijiste: Son dos sacerdotes españoles que me hubiera gustado tener como misioneros en mi diócesis.
Ahora tus ojos, al menos a mi me lo parece, han perdido aquel brillo un tanto pícaro que me recordaba de alguna manera a los de mi padre, pero me parece que, desde ese alzheimer que ahora te tiene en sus brazos, se van llenando de eternidad.
El día que se levantó la huelga, en una sencilla celebración, se soltaron globos que se elevaron por el aire.
Hoy pretendo que estas líneas sean un globo más. Un globo que diga:
                                                  Luis Alberto Luna Tobar,
                                                    gracias desde Intiruna.
                                                         Un abrazo


                                                       



José Luis Molina


PD.- La biografía de Luis Alberto Luna Tobar
está colgada en este blog con fecha 12 de marzo del 2010 en la etiqueta PERSONAJES


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi Peregrino de Cabeza Nevada:

Déjame unirme a tus palabras, trasformadas hoy en globos de esperanza, agradecimiento, solidaridad...atemos a ellas nuestras lágrimas de alegría y de gozo, pues,la vida nos concedió la gratuidad de encontrar a este Gran Hombre en nuestro camino.
Al recordarlo en estos días de especial connotación para los INTIRUNAS, descubro que su testimonio me hizo comprender
que la jerarquía eclesiástica, está en función del servicio, no de fortalecer posiciones de superioridad o dominio
y que los que nos decimos creyentes, por encima de nacionalidades, rangos, categorías, mitras, sotanas... somos seguidores de Jesucristo al servicio de una humanidad que está por encima de las barreras y las fronteras.
Mi cariño eterno para Alberto Luna Tobar.

Anita Troya

Nelson dijo...

Si, quise tener en cuenta este aconteciminto importante para nuestra fundacion, mi finalidad es poner un rin a mis compañeros intirunas que a veces parece que se les escapa )NO A TODOS),esos globos de fe y esperanza en la infinidad de la cotidianidad. Por eso hoy quiero ser parte de ESTE TENER EN CUENTA de esta memoria histórica que de una manera concreta marca los pilares en nuestra fundación. Y también unirme a esa alegría de saber que hay personas que se unieron a nuestra consigna...LIBRES JUSTOS Y HONESTOS.

Nelson

Anónimo dijo...

Na hace mucho tiempo visité a Luna Tobar en la residencia en la que es atendido y, por las rendijas de su alzheimer, se le escapó la inteligencia que habitualmente le ha caracterizado, contestándome a una intervención mía, algo que todos, en nuestras respectivas circunstancias, debemos asumir; me dijo: "Creerse necesario es una fatuidad (vanidad, presunción), serlo es una obligación". ¿No os parece algo esencial para el compromiso y servicio cristiano? Miguel Á. Olmedo