lunes, 31 de octubre de 2016

POEMA DE LAS COSAS MUERTAS

Creer que puede tener sentido el fracaso aparente
frente al pragmatismo racionalista de los resultados,
creer que es posible blanquear con sangre
y construir cantos pese a la tribulación,
es tener cupo en los ciento cuarenta y cuatro mil



Y se metió el otoño
por las cinco rendijas
que cuartean la madera.
Y con él entró el tiempo,
y con el tiempo el agua,
y con el agua el viento,
Y, tras de la madera, a la madera,
orugas pequeñitas
la fueron corcomiendo.
Y se pobló de moho,
de verdín y de miedo,
aquella biblioteca
que otrora la poblaron
pulso, tensión, sentimientos,
libros, libros, libros que volaban
del corazón al cielo
y, tras engendrar sueños,
también se hacían canciones
y mañanas de versos.
Aquella biblioteca
se fue acomodando
al invierno que le iba llegando.
Pero allá, fuera,
sin cruzar las rendijas,
sin hundirse en el miedo
del silencio, del agua, del tiempo,
se quedaron los árboles,
sin hojas pero erguidos,
y el suelo,
alfombrado de hojas
que sonaban crujientes melodías,
que aplaudían con el viento
esperando alimentar  raíces
de esos árboles yertos,
yertos sí, pero no muertos.
Éstos no desistieron,
no aceptaron historia de rendijas,
decidieron
hacerse páramo,
pasar por el invierno
con el viento en la cara
y con el mañana
hecho pensamiento

José Luis Molina

               1 noviembre 2016.

Fiesta de Todos los Santos

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias José Luis, siempre, por todo, por estar, por ser, por querer seguir siendo, por todo, siempre gracias amigo!!! MT.