sábado, 6 de mayo de 2017

NECESITO OMEPRAZOL





Leyendo las declaraciones del obispo de Esmeraldas y Presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, Eugenio Arellano,  y "el mal sabor de boca"  que le ha dejado el gobierno y la gestión de Rafael Correa, he sentido necesidad de omeprazol.
Yo, sacerdote, misionero en Ecuador durante veinte años, trabajando durante este tiempo en una zona suburbial de Quito, la Lucha de los Pobres y su entorno, he visto la vulnerabilidad, a todos los niveles, sentidos y direcciones, en las que se movían y existían la gente de estos barrios míos.
Después, en los últimos diez años, he visto surgir escuelas y posibilidad y oportunidades para estas clases desfavorecidas. He visitado enfermos en hospitales y acudido con otros a los centros de salud y me he tenido que pellizcar para comprobar que no estaba soñando. He visto indígenas siendo atendidos, por ejemplo, a lo largo de un proceso terminal en la UCI de la clínica San Francisco en la 6 de diciembre (y me consta, sigo poniendo por ejemplo, que no era militante del partido único, pero si era miembro del partido de los pobres).
Y a lo largo de estos diez años me he acordado, muchas veces, de Ex 3. 7- 10; "He oído los lamentos de mi pueblo en Egipto y voy a liberarlos.  Ve tú,... Rafael Correa".
Pero siento mal sabor de boca, siento ardores y por eso recurro al omeprazol,  porque no he escuchado ninguna   "voz  cualificada" que proclame, que reconozca, la fundamentación cristiana, evangélica, de la política que se ha estado haciendo a favor de los más desprotegidos.



No sé si estaré equivocado. Se ha hablado de falta de libertad de expresión y prensa. Sin embargo yo he leído en los periódicos manifestaciones en contra de Correa,  que en otros países democráticos, ni en la Iglesia, serían permitidas (Tengo experiencia de como se cortan cabezas).
A pesar del poder del dinero, de la banca (y de los beneficios que produce en los paraisos fiscales), Ecuador, una vez más, se ha manifestado. Son muchas veces las que ha dicho que no quería lo de siempre. Y entre lo de siempre están estas manifestaciones. De los que en este tiempo "han sido perjudicados", no injustamente sino por no poder aprovecharse con las históricas corrupciones ecuatorianas. De ahí vienen las quejas.
Me da ardentía el silencio en el que la oficialidad eclesiástica se ha mantenido para reconocer valores cristianos en los numerosos esfuerzos que se han ido realizando. Estamos acostumbrados a la mendicidad en las puertas de la Iglesia para que unas limosnas, de las mismas manos que en muchos casos las provoca, sirvan para tranquilizar conciencias.Esto no clama al cielo pero trabajar por dignificar al pueblo deja mal sabor de boca porque excluye a los que no toleran ser excluidos porque son excluyentes. Por eso me produce nauseas este silencio  anterior y lo pronto que han empezado a hablar ahora.
Lenin Moreno, te deseo fidelidad al servicio por los más débiles sin que camufles con concesiones para obtener lo que es de justicia.
Después de veinte años de luchar en Ecuador, y por Ecuador, me permito decir que  nadie tiene derecho a que Ecuador pierda la dignidad y el reconocimiento conseguido  entre los pueblos

José Luis Molina  

1 comentario:

Miguel A. Olmedo dijo...

Como siempre, el oportunismo propio de clero, bajo la falsa prudencia y la equidistancia típica. Arellano, por qué no has denunciado en su momento lo que consideras mala gestión del gobierno y lo haces ahora? Si no hablas cuando debes, mejor cállate porque, de lo contrario, suena a cobardía o, quién sabe, a ir sentando bases para pescar a río revuelto?. Hay que ser más leal. Miguel Ángel Olmedo.