lunes, 17 de febrero de 2020

ESENCIALMENTE, SUEÑO





¿

¿Quién soñó alguna vez
que juntando las manos
podría retener el mar?
¿Quién, por soñar,
soñaba que el agua del mar,
que se iba entre los dedos,
regaba el edén también soñado?
¿Quién, tal vez desencantado,
pensó que era,  todo sueño,
globo de aire en nada contenido.?
¿Quién, alguna vez,
no se quedó dormido
siguiendo la estela de una estrella
que jamás volverá?

No sé. Pero, sí sé, que yo
soñando con el sueño vivo,
que el sueño da sentido a lo que busco
y se hace paleta de mis sueños
y música en mi oído
con la que, concretos acordes, ya vibrando,
me logran en libertad y me enamoran
de lo que soy, también de lo que eres,
de lo que juntos, y muchos,
seguiremos soñando que podemos.
Mi noche es sueño
porque lo es mi día,
y es sueño mi esperar,
y es sueño, maravilloso sueño,
cuando me siento amado
y cuando sueño
el momento del encuentro
                         José Luis Molina
                                         17 febrero 2020
         


1 comentario:

Anónimo dijo...

Peregrino de Cabeza Nevada
En alguno de esos tantos encuentros de formación de laicos que tuvimos contigo, intentabas hacernos comprender la importancia de las utopías, entre mis apuntes recogí estas dos ideas que tú nos dijiste:
1.- El derecho de soñar no figura entre los treinta derechos humanos que las Naciones Unidas proclamaron a fines de 1998.
2.- Que se le había olvidado a Dios un undécimo mandamiento: "Amarás tu derecho a soñar humana, digna y libremente".
Leyendo tu poema, me encantan algunos de los verbos que utilizas contundente-mente en tu escrito: Soñar, soñando, siento, siguiendo, vivo, soy, eres, juntando, podemos, esperar, retener, regar, logran, enamoran; verbos que reafirman ese derecho a soñar.
Anita.