domingo, 23 de julio de 2023

REFLEXIÓN DE LA LECTURA DEL EVANGELIO DEL DOMINGO XVI EN CLAVE DEL DOMINGO 23 DE JULIO (EN ESPAÑA) Y TAMBIÉN EN CLAVE DEL DOMINGO 20 DE AGOSTO (EN ECUADOR)



 

 

 

Vayamos entendiendo el evangelio de hoy que se compone de varías parábolas.

Lo primero es detenernos a pensar en una frase con la que empiezan todas las mencionadas parábolas. Esta frase es: “El Reino de los cielos se parece…”

Esto, a mi entender,  quiere decir que al Reino de los cielos le ocurre lo que significa la parábola que sigue a continuación. Por tanto, cada vez que en este texto de hoy leemos “El Reino de los cielos se parece…” debemos entender la frase pensando: Lo que sigue le ocurre al Reino de Dios.

Bien, pues con estas premisas, continuamos:

1º.- El Reino de los cielos ya está en el mundo, no es un abstracto ni una idea. Está en el mundo y tiene que desenvolverse en medio de la realidad del mundo.

2º.- Y en el mundo hay trigo y cizaña. Es decir, , este Reino, tiene que brotar, crecer, madurar y ser buena noticia, pan de vida, a pesar de la cizaña. Pero surge la tentación: Cogemos la espada y arrancamos la cizaña que sería,  que ha sido y sigue siendo, arrancar todo lo que no conviene a nuestros intereses considerando, además, esta manipulación, como una virtud ética. : Si tenemos la sartén por el mango arranquemos,  vayamos contra  los intentos existentes en el mundo de alcanzar una vida digna, igualitaria, sin exclusión, PARA TODO SER HUMANO. Y es cizaña las maniobras de arrancarlas aunque se disfracen de piedad, religiosidad y una falsa moralidad y del respaldo de una parte importante del mundo significado con elementos religiosos.

Pero el trigo no debe confundirse con la cizaña: Lo que no es Reino, no es Reino y es para ser desechado. Lo que es Reino es para ser logrado y vivido.

Tengamos,  pues, en cuenta a las horas de nuestra opciones (días 23 de julio y 20 de agosto) cuales son las que favorecen el crecimiento del trigo (pan de vida y dignidad) y cuales, como cizaña, ahogan y asfixian estas metas para las que fue sembrado el campo (Reino), campo para todos, no para unos pocos, campo sin exclusión), pero donde valen las componendas de los listos y poderosos.

3º.- No se trata de grandes soflamas, de grandes promesas. Se trata de concreciones definidas que permitan que las aves más débiles tengan donde posarse y no estén sometidas al miedo y la espantada que les arrebata las ramas donde construir sus nidos, a los que tienen derecho.

4º.- Pero todo esto no se lleva bien con la ausencia, la inoperancia, el quedarse mirando al cielo y esperar si cambia la suerte del viento. No. El Reino de los cielos es levadura  que se mete en la masa. A entender: Levadura para transformar, fermentar, cambiar la realidad que no es  adecuada. Metida en la masa, es decir, comprometida en la fermentación y no abrigada en la evasión, los rezos, las teorías y los lamentos.

Si en este mundo, donde hay que ubicar el Reino, no hay levadura que transforme y donde lo que tenía que transformar, por el contrario, se acomoda como respaldador  de los intereses de no transformación, ahí no puede haber Reino.

Y quiero terminar con la última frase:

5º.- “El que tenga oídos, que oiga”. Y ojalá que estos comentarios puedan servir para ello.

Estamos convocados para que , desde un actuar colectivo, proclamemos este texto de hoy,  en este 23 de julio y 20 de agosto respectivamente, en un mundo donde se nos llama para aportar (entre otras cosas ,nuestro voto) optando por la levadura de las propuestas y medidas que erradiquen la cizaña de la división, el patrioterismo por encima del ser humano. No es Reino quien no construye y fortalece las ramas donde puedan anidar los más débiles. Tampoco lo es quien se pone de perfil y se queda en su casa al abrigo de la inhibición.

Bonita la oportunidad de estas parábolas.

José Luis Molina

23 de julio del 2023.

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