martes, 10 de octubre de 2023

CANTEMOS AL SEÑOR UN CANTO NUEVO

 


 

En este domingo 26 del Tiempo Ordinario, os propongo que, antes de seguir yo con mi reflexión y ustedes recibiéndola, deis a la pausa,  toméis una biblia y busquéis la 1ª lectura de Ezequiel 18, 25-28.

Léanlo despacio. Si es preciso, dos veces o las que necesiten. Reflexionen sobre ello y traten de elaborar una síntesis.

Clarificaos. Según esta lectura:

·      ¿Qué significa, según ella. La muerte, morir?

·      ¿Cómo entender, según ella, que es la vida, vivir?

·      Y, por último , piensen en la última frase: “vivir y no morir”

Estos ejercicios que os propongo son sumamente importantes y necesarios.

Es obvio que no se está refiriendo a la vida o la muerte física. Pero tampoco está hablando en categorías o pensamientos espirituales. Creo, me atrevo a indicar que está haciendo referencia a la persona como un todo. Y, por lo tanto, el concepto de vida o muerte hay que aplicarlo a la realidad esencial e insustituible de la persona.

Hago hincapié en todo lo que precede porque sin ello no se puede entender,  al menos una parte, de la Palabra de Dios que está manifestada en la lectura.

Sigamos pues:

Intenten escribir de manera sencilla, lo que han entendido pues por vida o por muerte.

Una vez hecho todo esto, pensemos:

*¿Estamos de acuerdo?

*¿Estamos de acuerdo con lo que dice?

*¿Nuestro mundo, nuestra historia personal, colectiva, comunitaria, se construye desde estos presupuestos, teniéndolos en cuenta a la hora de seleccionar y utilizar los distintos materiales con los que lo vamos haciendo?

Desde todo esto la vida o la muerte es situarnos en la historia individual  y colectiva participando de la justicia de Dios o desde otros criterios, otros valores, otros pilares que no solo no tienen nada que ver sino que, por el contrario, obstaculizan  y corroen lo que debía sostener el Reino.

Desde este punto concreto de la reflexión es necesario resaltar, pues el camino no es la desesperación  o el desencanto, que el único camino es la conversión. Pero la conversión como  una implicación plena en la opción por el retorno a lo que abandonamos. Y esto es más que el simple arrepentimiento, semi falso, si no nos lleva a la conversión.

Y esto nos lleva a la segunda lectura de Filipenses. Preciosa toda ella. Y muy conocida por el Himno Cristológico que contiene, pero hoy os invito a que, primero, nos fijemos en la primera parte del texto.

Es la realidad con la que San Pablo se identifica   para que la comunión con los Filipenses engendre alegría: la conversión de las realidades de muerte: El destierro de la  ostentación,  el abandono  de la rivalidad y la competencia, el respeto y valoración del otro no sometiéndolo a manipulaciones, que los interese propios no construyan murallas de aislamiento ni torpedeadores de la  realidad del otro o de la colectiva.

Y esta proposición que Pablo hace para alegrarse en ellos, lo lleva directamente al Himno: Tened los mismos sentimientos de Cristo.

Es la manera de doblar la rodilla y creer en él: Revistiéndonos de él. No solo admirándolo. Todo el himno es invitarnos a que lo cantemos con nuestro vivir, con la historia que hacemos.

Por eso os lo adjunto.




Oídlo, gustadlo, pensadlo.

Deo gracias.

Un abrazo

José Luis Molina

1 de octubre del 2023

jueves, 5 de octubre de 2023

DESPERDICIAR EL TIEMPO, DESPERDICIAR LA VIDA

 



 

No hay un momento igual.

No hay ninguna situación igual.

Ninguna es repetible.

Dios siempre nos va a perdonar. Nunca es tarde. Nunca  “ya no es posible”.

 Entendemos el perdón como la anulación de una ofensa pero, confieso, que, con respecto a Dios, no lo entiendo así. Con respecto a Dios yo entiendo el perdón como que, ante el hecho de haber desechado a Dios de mi vida el perdón es que siempre será posible la vuelta, resituarnos en sus planes y recorrer sus caminos.

Esto nos da confianza. Estamos seguros de su perdón pero interpretarlo como que él quita y él devuelve ha dado lugar a posturas no de retorno, de regreso, sino de apariencia, de formalismo: Total nos va a perdonar, no hay que temer. Y creo cierto que no  hay que temer pero si mucho que aclararnos.

 El no quita vida ( la vida que es él). Dios da de una vez. Somos nosotros los que quitamos a él de nuestras correrías y los que lo ponemos cuando lo aceptamos con corazón sincero, honesto y cabal.  Somos nosotros los que nos desposeemos de él.

Y no hay proclamar una hecatombe. La vida es un constante asomarse Dios a la plaza del pueblo y ofrecer su viña.

Primer consecuencia: Siempre nos lo estará ofreciendo.

Segunda consecuencia: el denario como paga es participar de esa viña a la que nos llama y que nos da.

Tercera consecuencia: NO hay momento que se repita. Llamada que no escuchamos, nosotros nos la perdemos.

Pero para entender esto hay que descubrir que lo que se nos da no es asumible en cantidad sino en autenticidad. Si no haremos de la oferta un asunto financiero y nos perdemos la vida.

Cuarta consecuencia: Un cristiano no puede desaprovechar la vida Cada momento, y la vida toda, es un momento en el que llega el Señor. Si no aprovechamos  precisamente cada momento es que no lo hemos descubierto.

En la parábola, a los trabajadores que reclaman les sobraba envidia, les sobraba querer  ser más,  les sobraba afán de ser superiores, les sobraba no entender lo que se les ofrecía: el Reino de Dios. Y el Reino de los Cielos no es un negocio del que servirse. Por eso no les queda espacio para Dios. Por eso la terrible frase del dueño de la viña: “Tomad lo que es vuestro, lo que queréis, e iros”

Miremos con frontalidad esta parábola.

Un abrazo

José Luis Molina

23 de septiembre del 2023

ELL EVANGELIO DE LA COHERENCIA

 



 

En mi opinión personal  creo que el evangelio de Jesús, su buena noticia, es el evangelio de la coherencia. El evangelio es coherente a lo largo y ancho de los enunciados, proposiciones y propuestas que realiza. Tan es así que  yo opino que además de las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad) y las cardinales (prudencia, justica, fortaleza y templanza) la coherencia es virtud esencial y constitutiva para entender  la buena notica,  para asumirla, para vivirla.

Es lógico que sea así. Dios es coherente. Por lo mismo su buena noticia se apoya, tiene como cimiento la coherencia.

Dios es coherente y nos ha hecho a su imagen y semejanza. Por lo mismo, la coherencia tiene que ser un elemento imprescindible de nuestro esqueleto.

Además no tiene que extrañarnos estas afirmaciones porque nosotros usamos la coherencia en nuestros razonamientos y planteamientos de fe. Por ejemplo, en el Padre nuestro: “Perdónanos nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido”. No es un trueque. No es una comparación cuantitativa esta expresión del padrenuestro: Yo he perdonado siete, me corresponde siete de perdón. No[JLM1] . Se trata, repito, no de movernos desde la mentalidad del perdón por equivalencia sino de situarnos en el campo del perdón por coherencia. Si Dios perdona y su perdón nos hace superar nuestros errores, por coherencia con ese Dios de perdón nos situamos en el razonamiento del perdón como gratuidad sin límites (setenta veces siete). Y situarnos en la atmósfera del perdón es ineludible. Y no vale las trampas con las que practicamos las rebajas : YO perdono, pero no olvido,…

Setenta veces siete. No queda otra. Quien no lo haga no es que Dios lo rechace y le retire su perdón, su salvación, sino que él ha tomado la decisión de rechazar habitar en la territorialidad del perdón.

Eso es lo coherente.

Hablar de perdón es habitar tierra y clima de perdón.

Esto subyace en el esquema de las bienaventuranzas

:Para ver, descubrir a Dios, toparse con él -------- ser limpios

Luego, también la coherencia es madre de otras muchas virtudes: honestidad, verdad, valentía, , libertad, objetividad, … que se emparentan con las cardinales.

Si hoy esta coherencia la hemos centrado a partir del perdón, no se queda reducida a este aspecto. No podemos pretender habitar en el seguimiento de Jesús mientras nos parapetamos detrás de tremendas incoherencias justificándolas. Esta no es la propuesta.

Un abrazo

José Luis Molina

17 de septiembre  2023 


 [JLM1]

miércoles, 4 de octubre de 2023

LA CORRECCIÓN FRATERNA

 



 

 

 

Hoy voy a tener que pediros disculpas porque se me ha descuadrado la agenda y no he tenido tiempo de poder hacer la reflexión con calma. Entonces, de todas maneras, yo pienso que este tema es, para un alto porcentaje de los que recibís mis reflexiones, os resulta reciente. La gente de Ecuador porque precisamente estuvimos dando un taller ,Miguel y yo, sobre este tema de la corrección fraterna, así que lo tienen fresquito. La gente de aquí, de Jesús de Nazaret, pues también han tenido posibilidad de asistir a un encuentro sobre este asunto. Algunos lo habrán hecho, otros no, pero, de todas maneras, me parece que el asunto es conocido y, entonces no es , de entrada, como un misterio. Sin embargo es un tema muy importante, muy difícil, un tema que, normalmente, siempre se presenta con problemas, problemático, problemático a la hora de hacerlo, problemático a la hora de cómo hacerlo, problemático a la hora de no hacerlo, y entonces yo, a mi, lo que se me ocurre así como a bote pronto y muy rápido, ya os digo, perdonadme, es pues simplemente poneros algunos puntos para que los penséis y podáis vosotros sacar vuestras conclusiones.

Primero, deciros que, la corrección fraterna, no se puede eludir, es algo que tenemos que afrontar cuando es necesario. Por una razón muy sencilla: Porque sí es verdad que aceptamos el proyecto de Jesús, cuando vemos que, desde dentro, los que nos decimos seguidores de Jesús y decimos  hacer opción por su Reino, lo estamos estropeando, no podemos quedarnos inactivos, inhibirnos, y entonces es necesario recurrir a formas, a medios, a maneras, a procedimientos para ver si se  pueden hacer las cosas bien. Cuando falla, entonces, la corrección lo que pretende es intentar arreglar eso que falla. Entonces no es para quedar bien, no es para condenar a nadie. Es específicamente, y eso no lo podemos olvidar, la corrección fraterna es un imperativo que nos surge de nuestro compromiso por el Reino y, desde ahí, todo lo demás. Si es compromiso con el Reino, desde ahí tiene que ser el sentido de justicia, de caridad, de fraternidad, de pedagogía, de tener en cuenta a la persona que está fallando no para condenarla sino para ayudarla, para que cuente con uno.

Yo, entonces me parece, y ahí os lo dejo, que lo que sería interesante es ver que experiencia tenemos nosotros de la corrección fraterna, porque hay muchas veces que no se hace porque tenemos miedo , porque tenemos miedo   que nos digan a nosotros también y queremos aparentar como buenos, porque nos da miedo enfrentarnos, porque vamos como jueces en vez de asumiendo al otro con sus circunstancias y diciendo: ”cuenta conmigo”.

Por eso hay muchas formas de corrección fraterna que no dan resultado. No dan resultado porque lo hacemos desde una falta de pedagogía, arremetemos contra la persona sin  tener en cuentas sus características, sus circunstancias, la situación , específicamente. Hay veces que falla el resultado porque resulta que lo hacemos para hundirlo mientras yo me quedo exaltado. Otras veces porque lo hacemos en plan de chisme, de chismorreo, como dice el papa Francisco: “hay mucho chisme dentro de la Iglesia”. Ese “no se lo digas a nadie” pero, sin embargo, todos nos encargamos de ir corriendo la voz y de que se sepa y se entere todo el mundo. Entonces todo esto hace que  lo que sería la corrección fraterna que es buscar resultados de valor, poner en valor, el esfuerzo y compromiso por el Reino y ahí, comprometerse con quien falla, no falla porque no nos comprometernos con ello ni con el Reino.

Yo os invito a que pensemos, desde nuestra experiencia de corrección fraterna, donde lo podemos hacer bien, donde no lo podemos hacer bien para no caer en eso, para, realmente, los grupos de fe, la comunidad sirvan para crecer, para caminar juntos, para fortalecernos, no para dividirnos, no para hacer bandos, no para quedar bien por encima de los demás, para salvar lo que a mi me interesa y ocultar lo que no quiero que se sepa. Todo eso son causas que dificultan el objetivo este de la corrección fraterna. En el texto del Evangelio está muy claro: Jesús establece un procedimiento de unos pasos de cómo hacerlo. Pero, además de esa metodología, hay un elemento, repito, que no puede fallar: La corrección fraterna significa empatizar, significa estar en comunión con   la persona, incluso, que está fallando porque me importa esa persona y, entonces, no dármela de bueno sino dármela de amigo, d compañero, de solidaridad.

Para terminar se me ocurre expresar el deseo de cuando decimos, sobre todo nosotros los curas, “queridos hermanos” fuéramos creíbles porque estuviéramos convencidos y hubiera datos ostensibles de fraternidad.

Un abrazo

José Luis Molina

10 de septiembre del 2023.

jueves, 28 de septiembre de 2023

SATANÁS, LO QE OSTACULIZA EL PROYECTO DE DIOS

 



 

 

Hoy me pongo a escribir esta reflexión con un cierto temor, con cierto reparo. Me ocurre así porque, tal vez, algunos de ustedes, los que me lean, pudieran ser de esos por los que temo, Sí, y si es así, solo me queda presentar mis disculpas y, como diría Serrat, asegurar que no es nada personal. Por tanto, si vuelven a escocer mis palabras, las que me dispongo a escribir, lo hago, honestamente, desde un sentido del deber.

Voy al grano:

 

A lo largo de toda mi historia, he pasado por situaciones muy diversas, difíciles, fuertes. Si puedo afirmar, en verdad, que en esos casos nunca he buscado refugiarme en lo indefinido o en la generalidad, para “dedicárselo” a  alguien poniéndolo encima de la mesa. Es más,  si alguna vez he empleado el genérico, no ha habido mayor problema. Estos, los problemas, han surgido cuando he empleado el nosotros inclusivo, aun cuando he usado, al mismo tiempo, el yo personal y singular explícitamente. Cuando esto ha ocurrido, se han levantado ampollas en el auditorio y han aparecido frases super acuñadas: “nosotros que somos los que estamos aquí, recibimos el chaparrón”, por ejemplo, o aparecen catálogos de las programaciones logradas, aunque no sea ese el tema. Perdón nuevamente.

¿Por qué todo lo anterior me ha venido a la mente cuando he leído el evangelio? ¿Por qué?. Muy sencillo.

Creo que a pesar de lo evidente, de la frontalidad de Jesús, de la honestidad para  con los que le seguían, ni se engaña , ni se anda con disimulos, a pesar de ello, los discípulos aún están ¿por cuánto tiempo?, (aún estamos, ¿no sé por cuanto tiempo?), sin querer ver, sin querer llamar a las cosas por su nombre negándonos a rechazar evidentes posicionamientos o actitudes que son obstáculos reales para el reino de Dios. A ellos les faltaba capacidad o se resistían a aceptar la persecución, el rechazo, la exclusión por el Evangelio.

Y eso no es extraño para nosotros. Con harta frecuencia se hace oración para dar vueltas sobre lo ya volteado, para bendecir lo bendecido antes de formularlo pero que, curiosamente, encaja a la medida de mi dedo. Nos sigue faltando capacidad para aceptar la primera lectura, análisis para discernir nuestras opciones de seguimiento o no, de pausa y parada en el camino y no llegar a parte alguna o ,al menos, a la meta vislumbrada.

No quiero cansaros más. Hoy os invito a orar con Jeremías a partir de dos columnas paralelas.

    Me sedujiste                                                  ¿Me dejé seducir?

    Me forzaste                                                    ¿ Me has podido?

    Tengo miedo de responder                         Tengo que gritar y señalar lo

                                                                              que es reino tuyo .

    Conozco, siento, me duele.                       ¿Cuántas veces la toalla tirada?

    Me fui, me tragó la ballena  pero             Y tu palabra es fuego que me

     volví.                                                               que me devora.

Gracias, Señor, por los que me ayudan a ver aunque, a veces, no se lo agradezca. Gracias porque está ahí, y no se van aunque los eche. Gracias por cada uno de los samaritanos habidos en mi vida, que no me reglan el oído pero me ofrecieron sus brazos y pude seguir. Gracias, Señor.

Un abrazo

José Luis Molina

2 de septiembre del 2023

jueves, 31 de agosto de 2023

¿QUIÉN ES JESÚS'

 



Complicada, extensa y abierta la cuestión que esta pregunta, que hace Jesús, plantea.

Para vosotros,  tú, yo,… ¿Quién es Jesús?

No valen respuestas teóricas.

Tampoco aprendidas de memoria.

Tampoco elaboradas por personas doctas, sabias, sobre todo lo último, en el uso de las palabras.

De ninguna manera debe ser contestada desde el temor a cometer errores teológicos por los que seríamos condenados por heréticos.

En el evangelio Jesús aparece intentando sondear  a sus discípulos sobre él en el mundo al que ha venido, en el que está, por el que opta como donación suprema de servicio.

Pero parece que los resultados del sondeo no presentan muchas certezas o al menos las que debiera. Dice cosas buenas de él pero, parece ser que no lo dejan satisfecho.

Por eso cambia de estrategia, pero sigue insistiendo: ¿Quién decís, vosotros, que soy yo?

Sí, parece ser, que Jesús, en el ranking, se salva de valoración en oposición con la institución eclesiástica que ostenta su marca y sus componentes.

Por eso creo que es ineludible que nos hagamos la pregunta, que oigamos la pregunta

                             1º.- Individualmente

                             2º.- Comunitariamente

                             3º.-Institucionalmente

Y para ello, esa pregunta de quién decimos nosotros que es Jesús, profundicémosla: Decir de alguien  es manifestarlo, es darlo a conocer.

Luego, ¿quién decimos nosotros que es Jesús? , en concreto, sería:

Con nuestra palabra, con nuestros valores, con lo que, en esencia, somos y construimos, nosotros, que proclamamos al Señor, ¿ QUÉ JESÚS ES EL QUE HACEMOS PRESENTE EN LA HISTORIA, EN LA VIDA, EN EL DÍA A DÍA DE LA GENTE?

Nosotros, personalmente,

                   Comunitariamente,

                   Institucionalmente, donde nos ubicamos en el mundo ¿es donde Jesús se ubicaría?

Responder a esto con honestidad, y  con compromiso , es imprescindible para terminar reflexionando y asumir  que la opción  por Jesús me lleva a la dimensión de la eclesialidad de la respuesta.  Son los cimientos de piedra sobre los que se construye no la “infalibilidad” entendida como un poder y éste absoluto

Un abrazo

José Luis Molina

27 de agosto del 2023

 

 

lunes, 28 de agosto de 2023

HOY SI VA RÁPIDO... PERO NO DE SUPÉRFLUO



Si hacemos una lectura rápida de los textos de hoy, encontraremos como criterios o valores a destacar:

Isaías

·      Guardad el derecho, de todos, no de unos pocos.

·      Ejercicio y práctica de la justicia, no la del derecho romano, sino la de la misericordia de Dios (Romanos 11)

·      Supresión de barreras y de leyes de extranjería que discriminan , excluyen, ahogan.

·      La comunión universal, no bonitas palabras.

 

Evangelio

·      Si la sinagoga excluía a la hija y a la mujer cananea, Jesús las integra en el pueblo universal de Dios

·      Ya no será el rito, la ley de pertenencia, sino la fe, la aceptación, la apertura al proyecto de Dios en Jesucristo.

·      La acogida no se hace por conveniencia o comodidad (discípulos) , sino por justicia.

 

Bueno, aunque breve, creo que es suficiente.

Estas puntualizaciones nos determinan con nitidez el perfil de Dios, el rostro de Dios en Jesucristo, Y no hay otros caminos alternativos. No hay medias tintas.

Dios nos podrá liberar en la proporcionalidad de nuestra aceptación en Jesucristo.

Sobra mucha guerra, muchos cadáveres hinchados flotando en el  Mediterráneo, muchos crímenes organizados, de guante blanco, manejando a su conveniencia los intereses de los pueblos, muchas bendiciones al silencio y aplausos al cerrar de ojos.

Dios grita por Isaías, sigue gritando , hablando por la boca de Jesús y proponiendo el compromiso con una realidad diferente: En le monte, donde esperan los más débiles, que la lluvia de justicia, solidaridad y humanización haga florecer el desierto

Un Abrazo

José Luis Molina

20 agosto del 2024