domingo, 23 de enero de 2011

AL HILO DEL COMENTARIO QUE JUAN PABLO PÓLIT CUELGA EN EL BLOG ANTE EL ARTICULO ES DE JUSTICA.

En primer lugar agradacer que Jaun Pablo Pólit ponga su nombre en el comentario. Me resultaría imposible escribir este comentario de opinión sin un nombre de referencia. Y nobleza obliga al reconocimiento.


También decir que en principio no pensaba hacer lo que estoy haciendo, es decir escribir estas líneas, pues entiendo, y estoy plenamente convencido, que las personas tenemos derecho a tener nuestras propias opiniones y a que no conicidan con la mía.


Pero, no obstante, si me he decidido a hacerlo es porque tampoco estoy de acuerdo con callar cuando se lanzan balones fuera que confundan la opinión en los posibles lectores. Por eso puntualizo:


La carta de Gonzalo López Marañón no expresa amargura ni resentimiento porque haya sido aceptada su renuncia. Creo que está muy clara su postura y no se necesita ser super inteligente para entender que lo que rechaza es el procedimiento que con él y con la Iglesia de Sucumbíos se ha seguido. Si queda alguna duda, entrando en http://www.isamis2010.blogspot.com/ se puede leer el documento que el cardenal le dirige y que habla por si sólo. Los lectores pueden sacar sus conclusiones. En ese documento queda también clara las intenciones de tal designación en la sucesión. Y creo que lo cristiano no es el sometimiento a unas normativas institucionales si topan con el evangelio y sus valores como son el Reino, la verdad, la justicia, etc. Tampoco creo sea cristiano negar ver lo que se ve.


Que en la Iglesia no haya sectas, no lo dudo. Pero eso no es lo importante. Lo importante es saber si hay evangelio. Que haya pecado, tampo es para escandalizarse. Lo grave es si hay actitud de conversión o se han institucionalizados ciertos procedimientos. Eso si es para doler. Y lo digo desde un profundo amor a la Iglesia de la que soy hijo y a través de la que he recibido la fe que da sentido a mi vida. Pero quiero tener siempre claro que la Iglesia debe ser sacramento de salvación, de liberación y un medio al servicio del Reino, no un fin en si misma. Desde ahí la quiero, desde ahí trabajo y desde ahí la llamo madre.
José Luis Molina

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El Sr. Juan Pablo Pólit peca de la misma crítica que pretende endilgar, pues no reconocer dónde está la justicia del Reino o se debe a incapacidad, mala fe o sesgo ideológico. Y bien sabemos que toda ideologización se fundamenta en compartamientos idolátricos que terminan sustituyendo el Dios de Jesús por otros dioses: Institución como fin y no como medio -como le pasa a no pocos católicos-, dinero, poder, prestigio, etc. A veces me pregunto, para revisar mi vida, si mi Dios y mis intereses coinciden con el de Jesús y los suyos, precisamente para no caer en idolatría. Le invito respetuosamente a que también se lo planteé, pues ayuda a la oración. Y es obvio, que lo acontecido en Sucumbios es una injusticia que clama al cielo y, personalmente, doy gracias a Dios por poseer lucidez para verlo. De paso le aconsejo que vea las oportunas reflexiones que en su momento publicó el reconocido teólogo X. Pikaza en su Web. Ni qué decir tiene que las palabras de José Luis Molina son oportunas, equilibradas y justas. Miguel Á. Olmedo Jiménez.

Anónimo dijo...

Con respecto al cambio de Obispo en Sucumbíos, quería aclarar que no es el primero ni el último al que le pasan estas cosas. A diario nos topamos que en todo tipo de institución hay cambios, se renueva gente, se mueven o se crean otros puestos, etc. Es una reacción humana completamente normal que cuando hay cambios se mueva el piso y la gente que queda, esté un poco a la expectativa, de no saber qué va a pasar, cómo será el nuevo jefe, inclusive hay protestas y renuncias. Pero sí creo que es sumamente importante darnos cuenta que una de las características de la Iglesia es la obediencia que se debe al Papa, nos guste o no, y que debemos acatar a lo que él considere adecuado, en este caso, para la provincia de Sucumbíos.
La Iglesia y el Papa no buscan violentar a nadie, simplemente velar por el bien de la comunidad y de sus fieles.
El nuevo obispo, el padre Rafael Ibarguren Schindler, pertenece a Los Heraldos del Evangelio, quienes se dedican a llevar el mensaje de Jesucristo por el mundo, son gente muy mariana y misionera. Antes de armar tanto revuelo y de juzgar y tildar de lo peor a la gente, debemos darles la oportunidad de ver su obra, de conocerlos, de tratar con ellos.
Seamos buenos anfitriones, como siempre se ha caracterizado el Ecuador, y con mayor razón con gente que no busca, sino hacer el bien.

Camila Montenegro

Anónimo dijo...

Nunca será armar suficiente revuelo, cuando de lo que se trata es de luchar contra un procedimiento tan injusto, inhumano e ineducado, como el que se ha utilizado en Sucumbíos y en otros lares y similares circunstancias, venga este procedimiento de cierta jerarquía de la Iglesia Católica o de donde viniere. La injusticia, la cometa quien la cometa, es injusticia y encubre descarados intereses de aquellos que, de una manera u otra, se benefician de la misma. Ahora resulta que 40 años de trabajo en una linea pastoral fundamentada en el Vaticano II, es incorrecta. ¿No será que se están autoexcluyendo de la Iglesia los que han ido retrocediendo de las exigencias del Vaticano II? ¿No será que buscan un Iglesia a imagen y semejanza de sus intereses, contraria al Vaticano II? Personalmente, doy gracias a Dios porque me siento participe de los "Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia" ¿Y usted? (Mt 5,6) Miguel Á. Olmedo Jiménez