martes, 14 de febrero de 2012

SI ESTO HACEN CON EL LEÑO VERDE, ¿QUÉ HARAN CON EL SECO?

No soy especialista en casi nada.
Mucho menos en leyes.
A lo largo de mi vida lo que he intentado es utilizar el sentido común, la lógica, y no cerrar los ojos al alma humana.

Todo esto que va por delante es para explicar mi posicionamiento en lo que sigue:
Ante las noticias que me llegan de España y desde aquí, desde Ecuador, al saber del posicionamiento judicial frente al juez Garzón, me vino a la mente la frase del Evangelio que da título a esta "Opinión":


"Si con el leño verde hacen esto, con el seco

¿qué irá a pasar?

(Lucas 23, 31)

Y me he descubierto con un sentimiento "desagradable" hacia España, ese país que es el mío. Me he sentido "INDIGNADO" que quede en la impunidad la corrupción, el cinismo y la inmoralidad de la clase política, por ejemplo, y luego se dictamine sacrificar (porque la resolución es una "pena de muerte cabal") a quien se ejerció en función de la defensa de la vida, del esclarecimiento de la verdad y de los derechos humanos.

Me descubro con lástima de un país en el que esta clase política no se implica (No he visto líderes manifestándose en favor de Garzón salvo Llamazares. Si hubo otros pido disculpas por la omisión).

También me duele el silencio oficial de la Iglesia. ¿Será porque los derechos humanos que Garzón ha pretendido defender recaen, mayoritariamente, sobre población de izquierdas?

Con estas líneas solamente quiero expresar, porque me parece es una obligación de justicia, que Garzón, para mi, es un referente esencial de honestidad desde el rol histórico al que ha tenido que responder. Si hubiera muchos Garzones la España de hoy sería diferente.

Mientras pasan por mi cabeza los casos afrontados por Garzón: narcotráfico, ETA, Pinochet, Gürtel,... resuena la afirmación de la Human Rights Watch : "Ahora la justicia misma se ha convertido en una víctima en España".

¿Que hubo falta de ortodoxia en sus procedimientos? No lo sé. No tengo conocimientos. Pero me declaro convencidamente cristiano y estoy convencido de que, por encima de la ortodoxia legal está el deber y servicio a la justicia real. Sin establecer comparaciones ni paralelos, cosa que no pretendo, reflexiono que a Jesús lo condenó la ortodoxia oficial al servicio de los poderosos frente a la justicia al servicio del hombre.

Y, para terminar, me viene a la memoria una frase acuñada en el contexto del Cid:


"Que gran vasallo si tuviera un buen señor"

"Que buen juez si hubiera un cuerpo judicial que lo mereciera"

Pero también es de justicia lo último con lo que termino: En contrapartida me ha producido honda satisfacción las manifestaciones e iniciativas que en España, y también como sentir en diversas partes del mundo, han surgido en defensa de Garzón.

De entre ellas destaco, y les invito a visitar, las que pueden encontrar en youtube:



o Canción en apoyo a Garzón de UnomasUna también en youtube.




José Luis Molina















2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando oí de la condena a Garzon, también me indigne, me animo la marcha en su favor el domingo, sin embargo pienso, QUE SOCIEDAD MAS PERVERSA...
MT.

Anónimo dijo...

Este capítulo reciente de la historia de la justicia española podríamos llamarle: "Condena de los justos y absolución de los corruptos". Increíble: Camps absuelto y Garzón condenado. La Justicia Española no sabe donde está el centro de gravedad de la tierra, es decir, literalmente "está volando". Eso sí, sus majestades están indignados, obviamente, no por las mismas razones de lo indignados. Su indignación es contra los ciudadanos que hemos osado mandarlos al carajo ante su decisión contra Garzón. Argumentan que los estamos desacreditando. ¡Qué cinismo! Como siempre ha pasado a lo largo de la historia: Justicia es igual a argucia legal. Y lo peor de todo, como siempre ha pasado a lo largo de la historia: la argucia legal al servicio de los intereses personales y en detrimento de la verdadera justicia. Está claro: las envidias, resentimientos, venganzas, protagonimos... fueron la base de esta condena. Había que apagar "la lumbrera de Garzón" porque la de ellos no brillaba. ¡Váyanse al carajo! Miguel Á. Olmedo Jiménez.