jueves, 3 de octubre de 2013

NO ESTÁ PARADO EL RELOJ

Ultimamente al periódico El País no es, precisamente, uno de los que más acudo. Me parece de una falta de objetividad tremenda específicamente en lo relacionado con Latinoamérica, y no digamos ya si se refiere a Venezuela. A los que habitualmente vivimos allí, como yo que lo hago en Ecuador, y que por lo tanto somos protagonistas de la realidad, independiente de las posiciones personales de cada uno, a la que cada cual tiene derecho, descubrimos a este medio, no solo a éste, que ofrecen, muy frecuentemente, un contenido sesgado.
No obstante hoy cuelgo un enlace con este periódico . Y lo hago no tanto por la novedad de las noticias, de las que quien más quien menos tendrá sus datos, sino para que se percaten de las lineas transversales, de las líneas de fuerzas secundarias, y no tan secundarias, que en él aparecen.
Como católicos no debemos quedarnos en la vereda.
Como sacerdote bebí en la Teología de la Liberación. La TL me dio pautas para no instalarme en posiciones clericales de autoridad y poder (casi siempre edulcuradas con una sacarina a la que se disfraza con el nombre "servicio") y marcar el rumbo de mi opción sacerdotal de treinta y cinco años hasta el día de hoy. La TL fue una de las fuerzas impulsoras (creo que la definitiva y radical fue Jesucristo, su evangelio y el ser humano) que me llevaron a Latinoamérica. Por causa de beber en el pozo de la TL y que este agua transcendiera en nuestro hacer, tuvimos conflictos con las jerarquías conservadoras de allá y de acá (alguna de las de acá, que aún anda haciendo carrera pero no por "los altos andamios de las flores"de Miguel Hernández precisamente sino por otros menos poéticos y menos evangélicos), nos acusó de que el reloj de nuestra teología se nos había parado.
Por eso me alegro de este Papa. Ciertamente la TL no es la única teología posible ni la única válida. No sé cuál es, específicamente su postura al respecto, pero, si no anda por ella, no anda muy lejos y, sobre todo, deja andar.
Pero, volviendo un poquito a los renglones de más atrás, me parece interesante las reacciones de mandatarios eclesiástico que tienen mucho que perder o que están ya perdiendo mucho, las reacciones de grupos religiosos (específicamene el Opus Dei porque hay manifestaciones concretas) que igualmente no quieren perder, las insidias," ocupas" permanentes   de pasillos de curias, antedespachos y "despachos", las insidias, repito, que andan, últimamente, con el corazón descorazonado.
Por eso estoy contento con Francisco. Sin espíritu de revancha, vivo comprobando que mi reloj teológico  aún tiene cuerda y reafirmándome en que lo que he intentado hacer en estos treinta y cinco años tenía sentido: ! Qué bueno que la TL nos permitio pensar y nos enseñó a hacerlo aunque no fuéramos teólogos!. Y que bueno que Francisco abrá esas puertas ferreamente cerradas.Pero por eso también me preocupa Francisco . Dios lo guarde y nosotros lo veamos
José Luis Molina
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 http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/09/15/actualidad/1379275901_142314.html

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando el arzobispo de marras, ahora arzobispo castrense y, por consiguiente, general de división, también con su consiguiente sueldo, nos dijo que nuestro reloj teológico estaba parado -puesto que la Teología de la Liberación estaba acabada- yo mire en ese momento mi reloj y, curiosamente, marcaba la hora del Evangelio -de la justicia y de la dignidad-; pero, bueno, es posible, como corresponde a un vocacionado arribista, que haya comprado un reloj de plástico que marque la misma hora del Vaticano, para engrasar los ejes de su carreta y seguir haciendo carrera. Miguel Á. Olmedo. Sacerdote