lunes, 12 de enero de 2015

GRITEMOS, TAL VEZ LOS LOBOS SE ESPANTEN.

Aún a riego de ser reiterativo y monotemático, vuelvo a insistir en torno al Papa Franisco. 
Si lo que se dice en el artículo siguiente de Marco A. Velásqez es cierto, y en mi opinión me creo que lo sea, no basta solo rezar por el papa Francisco. Es necesario hacer de efecto multiplicador en el pueblo de Dios para despertar conciencias, para gritar nuestro rechazo a una jerarquia de dominio, de poder, de corrupcióm de pecado, de anti-reino. De efecto multiplicador en el despertar de conciencias y proclamar que pensamos, que razonamos, que sabemos de coherencia y de evangelio y de coherencia con el evangelio, que rechazamos lo "sagrado"profanado y sostenido por manos sucias e intereses mundanos.
Gritemos una y mil veces que no es sagrado ni Jerusalén ni el Garizin, ni el Vaticano ni la curia enferma e infectada sino el hombre, el hombre al que Dios ama y en el que se encarnó y por quien se encarnó y solo desde la esencia auténtica y vital del hombre (Jn. 4)  se puede penetrar en lo sagrado, en la comunicación y comunión con Dios.
Vivamos la experiencia del momento eclesial presente como una experiencia gratuita de Dios acercándose a nosotros. 
José Luis Molina








col velasquez

La llegada de un nuevo año es ocasión propicia para ampliar la mirada y contemplar, con la perspectiva del tiempo y de la historia, el servicio petrino del Papa Francisco.
Desde la distante geografía que separa a Roma de Latinoamérica, pero con la cercanía que une a esa tierra que forjó el alma de pastor del padre Bergoglio, el futuro se contempla desafiante y difícil. Pero, desafíos y dificultades son ingredientes esenciales que fecundan la misión apostólica, porque sin cruz no hay redención, y vaya que hay necesidad de redención en la Iglesia y en el mundo.
Con dificultades y todo, Francisco multiplica esperanza a raudales. Con él se han liberado los diques eclesiales que guardaban las gracias del Espíritu, desbordando misericordia en el Pueblo Dios y en la amplia geografía de las naciones. Así, Dios conduce la historia con siervos dóciles como Francisco.
Convencidos de que el bien siempre vence, al comienzo de un nuevo año es bueno volver la mirada a las tinieblas que intentan paralizar el impulso transformador de Francisco.
En el entorno del papa persiste la corrupción que llevó a Benedicto XVI a renunciar inesperadamente. Es una realidad sórdida y desconcertante, despojada de espíritu evangélico. A diferencia de los tiempos de Benedicto XVI, los hechos del presente son de mayor gravedad porque se dirigen premeditadamente a la persona del papa. El desconcertante catálogo de enfermedades del clero, difundido por el propio Francisco, pone en relieve la evidencia de una Iglesia enferma.
En los últimos días surgen voces de varios columnistas que alertan con preocupación por esa ruidosa y contundente oposición al papa de la Esperanza. Un reciente y crudo artículo del reputado teólogo Andrés Torres Queiruga, es una voz autorizada que ayuda a sopesar la evolución de una animadversión creciente y peligrosa.
En la oposición a Francisco se actualiza la profecía de María, cuyo cántico desentraña a los poderosos del mundo y de la Iglesia que -revestidos de orgullo, del poder de sus tronos y de sus riquezas- se confabulan contra los humildes y contra los planes de Dios.
En la oposición a Francisco, aparecen por un lado quienes detentan el poder religioso, que se alinean en torno a la doctrina para contener el espíritu misericordioso de un papa sensible a los sufrimientos humanos. Lo ejercen apegados a la Ley, replicando los mismos cuestionamientos con que fariseos y maestros de la Ley acosaban a Jesús de Nazareth. Se actualiza así el conflicto entre el imperio de la Ley y el de la misericordia.
El domicilio de estos opositores está en la Congregación para la Doctrina de la Fe, desde donde se articula el pensamiento restauracionista. Para ellos, el Sínodo de la Familia ha llegado a ser una oportunidad única para canalizar su descontento y restaurar el orden.
Por otro lado, están quienes detentan el poder político y económico dentro de la Iglesia, y que con Francisco ven amenazados sus privilegios. Están los que sucumbieron al poder y al dinero, corrompiendo el Evangelio. Son los artífices de la "Iglesia empresaria", los mercaderes del templo, los carreristas, quienes se consagraron al poder eclesial, político y económico. Son quienes se desviven por la birreta y el báculo y que cuando los obtienen se vuelven hombres temibles y peligrosos. Son quienes hicieron del Vaticano una "cueva de ladrones" y del IOR un banco especializado en lavado de activos.
Pero, desde que Francisco impuso férreos controles normativos, se juegan la vida y la libertad, porque no pueden retirar millones de euros que sobran en las bóvedas del IOR sin ser delatados. Tendrán que rendir cuenta a traficantes, a mafiosos y a especuladores.
Estos corruptores del Evangelio no tienen domicilio establecido, están en Roma y en las iglesias locales; basta que haya dinero y poder para encontrarlos. Están en los mercados, en los negocios inmobiliarios, en los medios de comunicación, en las sociedades anónimas. Trafican dineros que obtienen de sus oscuros negocios y de los favores que cobran oportunamente. Son los más peligrosos, porque no sólo juegan con dinero, sino con vidas humanas.
Francisco volteó sus mesas a las puertas del templo y logró transparentar las finanzas del IOR. Éste ha sido el acto más temerario de su pontificado, algo que ninguno de sus predecesores se atrevió a emprender. Le cobrarán caro esta insolencia.
Están también los poderosos del mundo, quienes con poder geopolítico mueven los tentáculos de la historia, los que fabrican guerras y exterminios, los que dibujan mapas y provocan grandes desplazamientos humanos, aniquilan en nombre de la libertad y de Dios, los que se lucran con la vida y con la muerte, los que sacralizan a los mercados, los que someten a millones a condiciones de esclavitud y dominio. Ellos ven en Francisco a un instigador de multitudes, de pobres y esclavizados; a un delator de sus oscuras intenciones cuando predica justicia y solidaridad. No soportan que un papa tercermundista disperse alegría y esperanza, cuando esperan cosechar sometimiento y aflicción. Su domicilio es conocido.
"... ¿Cómo no sabéis interpretar el tiempo en que vivís?" Lc 12, 56b. Los signos de los tiempos están a la vista. Es hora de despertar y discernir, conocer a los poderosos, sus intenciones y sus métodos, porque comienzan a camuflarse con nuevos ropajes.
Desde el integrismo católico el método es torpe y tosco, recurren al desprestigio sistemático de la persona del papa, llenan las redes sociales de improperios. A ratos publican algún libro donde tejen tramas y lucubraciones. Su trinchera son los medios y su arma es la mentira y la odiosidad flagrante. Su griterío advierte la gravedad de su intolerancia. Son ultramontanos que se escandalizan con la libertad litúrgica y con la humanidad del papa.
Desde el doctrinarismo el método es la agudeza intelectual, un arma blanca de caballeros circunspectos, usada para coartar el espíritu conciliar de Francisco e imponer el restauracionismo preconciliar que menciona Torres Queiruga. Se atrincheran en posiciones doctrinales inmutables. En la asamblea extraordinaria del Sínodo de la Familia de octubre de 2014 sólo tomaron el pulso pastoral de la Iglesia, pero en la asamblea general de octubre de 2015 mostrarán todo su poder.
Los nuevos ropajes son de aquellos que debiendo derramar incondicionalmente su sangre purpural por el papa, hablan y hacen elocuentes declaraciones en concurridos foros internacionales y entrevistas, donde no escatiman elogios y adulaciones al papa, pero en sus iglesias locales contradicen férreamente sus palabras, porque con sus actos manifiestan su oposición inclaudicable a Francisco.
Un hecho revelador de la soledad del papa de los confines del mundo es el silencio elocuente de los obispos latinoamericanos, quienes no han estado a la altura del apoyo y colaboración que exige la adhesión al papa de estas latitudes; no desde las declaraciones sino desde la praxis pastoral. Nada ha cambiado en la mayoría de las diócesis ni en las parroquias ni en los seminarios desde que Francisco fue llamado al ministerio petrino. Al contrario, en muchos lugares se ha multiplicado la desconfianza y el carrerismo, como si estuvieran alistándose para servir al sucesor de Francisco. Nada hay que revele una verdadera conversión pastoral en la línea de la Evangelii Gaudium.
El querido papa Francisco tendrá un difícil 2015, pero debe saber que hay un enorme contingente humano, el Pueblo de Dios y de todas las naciones, que seguirá apoyándolo con su esperanza y con su oración. También sabe que para aquilatar de manera más aguda la realidad pastoral es bueno escuchar a gente desinteresada, a teólogos y laicos, hombres y mujeres, que liberados de miedos y condicionamientos serviles puedan transmitir la realidad de cada Iglesia local.

Marco Antonio Velásquez Uribe

1 comentario:

Anónimo dijo...

Leí un texto similar de Leonardo Boff, me pregunté si servirá de algo, sí los detractores oíran sus denuncias, espero que sí y SÍ, GRITEMOS TODOS Y TODAS..."El querido papa Francisco tendrá un difícil 2015, pero debe saber que hay un enorme contingente humano, el Pueblo de Dios y de todas las naciones, que seguirá apoyándolo con su esperanza y con su oración" Cuenta conmigo y con mi cuenta de facebook FRANCISCO!! MT.